El canciller de Chile, Roberto Ampuero, afirmó el lunes en la Corte Internacional de Justicia (CIJ) que su país no acepta, ni en La Haya, ni en ninguna parte, que este en juego un centímetro cuadrado de su territorio.Con esa contundencia se refirió al cierre de los alegatos bolivianos en ese alto tribunal de Naciones Unidas, donde demandó a su país la obligación de negociar una salida soberana al Pacífico, después de varios compromisos incumplidos en más de 100 años de enclaustramiento.
“Quiero subrayar y enfatizar, ni en La Haya ni en ninguna parte, Chile acepta ni permite que este en juego un centímetro cuadrado de su territorio, no existen asuntos limítrofes pendientes con Bolivia”, sentenció Ampuero con un tono inflexible, ante la posibilidad de que la CIJ falle a favor de Bolivia.
Ampuero mantuvo la línea en la que giran los alegatos chilenos, que concluirán el miércoles, al asegurar que el Tratado de 1904, que fijó los límites territoriales entre Bolivia y Chile tras la invasión y la posterior guerra de 1879, está vigente, y subrayó que la “soberanía no se toca”.
El jefe de la diplomacia chilena se preguntó sí Bolivia, con la demanda en La Haya, aspira a que el Gobierno de Chile ceda territorio y desplace “a cientos de miles, cuando no a millones de chilenos de sus hogares, de sus tierras, de sus puntos de trabajo, de su identidad, de su cultura de su religión de lo que los ha hecho durante generaciones”.
“¿Aspira Bolivia a que el Gobierno de Chile viole los Derechos Humanos de todos esos ciudadanos que viven en territorio chileno en libertad y democracia?”, complementó.
Dijo que Chile no puede entender, cómo Bolivia, que dice respetar el Tratado de 1904, pide “al mismo tiempo” un cambio de límites y “cree que puede disponer libremente de lo que es el territorio soberano chileno”.
A su juicio, mientras Bolivia niega la historia, Chile la honra al recordar que el Tratado de 1904 fue respaldado por tres presidentes bolivianos de la época y respaldado por el Congreso de ese país.
Acusó a presidente Evo Morales de ser el culpable del enclaustramiento de Bolivia y de poner “un candado a las relaciones” bilaterales, con fines políticos.
Bolivia demandó a Chile en abril de 2013 por una salida soberana al mar después de una veintena de promesas incumplidas en más de 100 años de la pérdida de su litoral.