Su nombre es Michael B. Hari, de 47 años y originario del Estado de Illinois. Hasta hace poco, Hari se presentaba a sí mismo como ex ayudante del alguacil en el condado de Ford, en Illinois y como fundador de la empresa constructora, Crisis Resolution Security Services.
En sus tiempos libres, sin embargo, Hari se dedicaba a comandar una milicia de extrema derecha conocida como “The White Rabbits Three Percent Illinois Patriot Freedom Fighters Militia”.
La pasada semana, casi al mismo tiempo que el presidente Donald Trump realizaba su primer recorrido por la franja fronteriza de California para examinar los 8 prototipos de Muro, agentes de la FBI arrestaban a Michael B. Hari y a dos de sus compinches.
Según la declaración jurada de la agente del FBI, Barbara Robbins, Hari y sus dos cómplices Joe Morris y Michael McWhorter, fueron detenidos en la localidad de Urbana, Illinois, como presuntos responsables del atentado terrorista perpetrado el 5 de agosto de 2017 contra una mezquita en la localidad de Bloomingdale, en Minnesota.
Al cerrar capítulo de una de las investigaciones que llevó al FBI al corazón de una de las milicias anti gubernamentales más temidas, la agente Robbins cito el testimonio de Michael McWhorter, uno de los detenidos:
El objetivo del atentado contra la Mezquita era el de “asustar a la comunidad musulmana (de Bloomingdale), para mostrarles que no eran bienvenidos en EU y que se largaran fuera del país”.
Tres meses más tarde, según el testimonio de la agente federal, los tres detenidos fracasaron en su intento por llevar a cabo un atentado con explosivos contra una clínica para mujeres autorizada para practicar abortos en la localidad de Champaign, Illinois.
Un suceso adicional, arrancado a uno de los inculpados, dejó establecido el carácter racista y antinmigrante de este comando durante un incidente que había pasado desapercibido en el Estado de Indiana en diciembre de 2017.
Según el testimonio de McWorther, en esas fechas este grupo encabezado por Hari, realizó una incursión en el domicilio de un “hombre hispano” en el Estado de Indiana a quien eligieron porque, según creían, era un narcotraficante.
Una asociación que, por cierto, se había empeñado en machacar durante su campaña por la presidencia, Donald Trump, quien presentó a los inmigrantes de origen mexicano como violadores, asesinos y narcotraficantes.
Disfrazados de policías y con armamento de grueso calibre, los tres invadieron la residencia de este presunto narcotraficante con la esperanza de robarle drogas y armas.
Al final, los tres se fueron con las manos vacías porque el “hombre hispano” no resultó ser el narcotraficante que ellos creían. La realidad desmintió sus prejuicios raciales.
Lo sorprendente de esta historia es que, hace aproximadamente un año, Michael B. Hari, se presentó a sí mismo como uno de entre casi 200 dueños de empresas constructoras que pujaban por el ambicioso proyecto de construir el Muro fronterizo de Donald Trump.
Según consigna la entrevista realizada por The Chicago Tribune del 3 de abril de 2017, Hari se presentó como el flamante dueño de la empresa Crisis Resolution Security Services con sede en la localidad de Clarence, una comunidad rural del estado de Illinois.
“Nuestro objetivo no sólo es construir una barrera física para atajar la inmigración, sino crear una obra que sea símbolo de la determinación americana de defender nuestra cultura, nuestro lenguaje y nuestro legado de cualquier extranjero”, aseguró Hari en la presentación de su proyecto hecho a través de las páginas del más respetado periódico de Illinois.
Sin entrar en demasiados detalles técnicos, Hari presentó una obra ambiciosa. Similar a la gran muralla China —edificada en su mayor parte durante la dinastía Ming entre los siglos XV y XVI— que intentaba cubrir una superficie de más de 2,400 kilómetros a un costo de 10 mil millones de dólares.
Imagen de prototipo presentada por Crisis Resolution Security Services
“La barrera servirá para patrullar, pero también será un lugar de esparcimiento para el público que podrá pasear a pie o en bicicleta a lo largo de ella. Somos, probablemente, los únicos que hemos presentado a concurso un proyecto que además de garantizar la seguridad será recreativo”, añadió.
Hoy sabemos que el proyecto de Michael Hari nunca llegó al pelotón de finalistas. Sin embargo, su postulación le permitió asomar cabeza como un entusiasta simpatizante de Donald Trump y su proyecto para blindar la frontera con México.
Tras su detención por agentes del FBI, el historial de Hari sacó a la luz su oscuro pasado como ex ayudante de alguacil, candidato fallido para ocupar el cargo de shérif y como un “terrorista doméstico” al frente de una milicia conocida como “White Rabbit Three Percent Illinois Patriot Freedom Fighters Militia”, una organización anti gubernamental que comulga con los intereses de los grupos supremacistas que han apoyado de forma abierta la presidencia de Donald Trump.
Este grupo forma parte de la lista confeccionada por el Southern Law Poverty Center, un observatorio que rastrea el surgimiento y la actividad de organizaciones de extrema derecha, milicias antigubernamentales y grupos de odio.
En su más reciente reporte, el SLPC identificó a 689 grupos activos antigubernamentales. De este total, 273 son milicias armadas como la que encabeza Michael Hari.
A pesar de la captura de Hari y sus dos cómplices, el activismo, la presencia y conexiones de la milicia conocida como “The White Rabbits” tiene muy preocupado al alguacil del condado de Ford, en Illinois:
“Todavía estoy preocupado porque no tenemos idea de (lo que podría pasar)”, aseguró el pasado miércoles el alguacil Mark Doran al periódico local Ford County Record.
“Sabemos que (Hari ha) tenido contactos en varios estados diferentes, y estamos al tanto de sus relaciones con otros grupos de milicias. Esa es una preocupación y estamos conscientes de ello “, añadió.