Noviembre 15, 2024

También contra la violencia a las mujeres en el ciberespacio

A veces, cuando se sufren insultos trabajando en el ciberespacio, una se pone a pensar, que si alguien que practica la violencia contra las mujeres de ese modo, lo harían en persona también. 

Lamentablemente, estoy persuadida de que sí, que esa violencia que resulta tan común en las redes también sucede en la vida real, solo que en el mundo virtual es más fácil para el agresor, aunque no menos para la agredida.

Leo en el blog de Iñigo Sáenz de Ugarte, el caso de la diputada escocesa Mhairi Black, quien fue especialmente precisa en su intervención en un debate sobre misoginia y abusos a mujeres que tuvo lugar en una de las salas principales de la Cámara de los Comunes. Habló de los insultos de todo tipo que recibe en internet y redes sociales, pero no en términos generales. Lo relevante es que quiso que quedara constancia en vídeo y en la transcripción oficial del registro parlamentario, lo que tiene que soportar una mujer que se dedica a la política.

Black, dijo que:

“Estoy acostumbrada a sufrir abusos en el mundo digital. Habitualmente, me llaman niño pequeño, y dicen que llevo puestos los trajes de mi padre. Mis colegas y yo nos reímos, es la forma que tengo de afrontarlo. Buscamos los mejores insultos, y así nos reímos, pero me resulta difícil encontrarle la gracia a que me llamen de forma sistemática dyke (término insultante para referirse a una lesbiana), retrasada, guarra, puta desaliñada. Me han dicho: ‘No se puede poner pintalabios a un cerdo’ y “dejad a esa puta sucia que coma mierda y se muera’.
Podría rebajar algo de esto al hablar de la palabra que empieza por C, pero la realidad es que no hay nada de ligero cuando se refieren a mí con estas palabras. Tengo que leerlas en mi pantalla un día tras otro. Alguien dijo: ‘Necesita que le den una patada en el coño’.

Me sentí identificada con esa diputada por mujer. Lo mismo sucede a cualquier colega cubana que sea capaz de contradecir el discurso único, anticuado y chato de la derecha internacional o los mafiosos de la cloaca de Miami, (no me refiero a los buenos compatriotas que residen allí).

Todos los insultos que ha referido la diputada escocesa los hemos sufrido por acá en nuestra pequeña Cuba. No los voy a repetir, solo añadiré que me acusan de “asesina”, esbirra, “violenta” y “muerta de hambre” porque vivo con humildad, pero digna, como han visto en mis videos.

Linchar mediáticamente en base a insultos es denigrante, pero esa parte de mujer, con que acunamos la ternura se resiente, solo que también el humor nos salva.

Es justo que se diga, que alguna mujeres son capaces también de ser misóginas e insultantes hacia hombres y mujeres, pero peor contra su propio género.

Espero que en algún momento de tanto que sea dicho y de que se actúe, el ciberespacio no sea un lugar para dar cabida a tanto insulto y la degradación de agresores, en particular hacia las mujeres que hablan de política.

¡Miren que hay batallas por dar todos los días!, aunque en lo que en lo personal el 8 de Marzo, lo siento como un día más de acción y menos de celebración. Mientras exista algún abuso, no hay nada que celebrar.

 

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