Lo llamaban Comandante Pepe (Eutôpia Ediciones Ltda.) es la última novela del escritor valdiviano Rubén González Lefno, basada en la figura de Gregorio José Liendo Vera, más conocido, a través de la prensa, como Comandante Pepe. Liendo, tras su fusilamiento en octubre de 1973, según indican los editores: “ha sido objeto de reportajes periodísticos, películas y narraciones, generando en torno a él una extensa leyenda, en la cual se entrecruzan aspectos políticos, históricos y sociales ocurridos a comienzos de la década de 1970 en la zona precordillerana de Valdivia”. Para saber más de este personaje, conversamos con el autor.
¿Qué lo motivó a escribir la novela?
“Ligados a la circunstancia político-social de la década de 1970, en nuestro país nos encontramos con diversos personajes de los cuales se ha hablado y se sigue hablando. Gregorio Liendo Vera es uno de ellos, a partir de su ligazón con los sucesos del Complejo Forestal y Maderero Panguipulli -megaempresa estatal que no estaba considerada en el programa de gobierno de la Unidad Popular- resultante de las tomas de fundos realizadas desde fines de 1970 a inicios de 1971
Y desde aquellos sucesos es que surge la figura de un joven que abandona sus estudios universitarios y se constituye en líder de los trabajadores de la montaña, a partir de su intervención en las tomas de fundos. Así, Gregorio Liendo es querido por miles de trabajadores madereros y sus familias, pero simultáneamente resulta odiado por patrones y seguidores de patrones, demonizado por la prensa reaccionaria, y rechazado por algunos sectores de la izquierda de entonces.
Un personaje de tales características resulta muy atractivo desde el terreno literario, sumando a lo anterior que en torno a su figura surge una leyenda en la que se mezclan aspectos reales y ficticios. Considerando esta suma de elementos concluí que existía una historia todavía pendiente de narrar desde la literatura”.
Un asunto es crear personajes ficticios y otro es escribir sobre personajes reales, históricos ¿Cómo manejas esa situación?
“Sin duda que ello plantea un desafío. Sobre todo cuando acerca del personaje se han realizado reportajes periodísticos, documentales, crónicas, etc., etc., y que permanece en el imaginario de la comunidad. Pero durante la recopilación de antecedentes me fui dando cuenta que sobre Liendo se ha hablado y se habla mucho, pero en realidad no se conoce tanto. Entonces, el desafío significó indagar en aquellos aspectos más desconocidos, en su niñez, en su etapa estudiantil, en sus problemas de salud, en su vida familiar, etc. Así se configura la parte desconocida del personaje real. Lo demás, lo conocido, su intervención en la montaña, etc., o sea la parte pública del personaje, había que tratarla desde la mirada de sus coetáneos, o sea de los trabajadores madereros, de sus compañeros de militancia y de habitantes comunes y corrientes. Esa imbricación de miradas permitió perfilar un personaje singular y verosímil. Es por ello que en la narración intervienen diferentes voces con ópticas distintas y parciales, las cuales –articuladas por el narrador- constituyen una summa que da cuenta de una epopeya con protagonistas múltiples, los que se conectan desde sus propias vivencias con el personaje principal y con la historia que protagonizaron.
¿Qué período que abarca la novela?
“Son varios períodos. Infancia, juventud y la vida militante, hasta la muerte del personaje. Parte de la narración se desarrolla en torno al periodo de las tomas de fundos –noviembre de 1970 a los primeros meses de 1971- con toda la vorágine acaecida en esos meses, en los cuales se modificó la situación política, social, humana, familiar, laboral y empresarial de la montaña. Pero también está el periodo de casi tres años en que funciona la empresa Complejo Forestal y Maderero Panguipulli, con todo lo que vivieron los trabajadores y sus familias, tomando decisiones para sus propias condiciones de trabajo, experimentando una vida que nunca antes conocieron, dentro lo cual la figura de Liendo es imposible de omitir. Además se incluyen miradas del país actual, y con ello una ruptura tempo/espacial que da cuenta de acontecimientos actuales, ante lo cual el lector asiste a una inevitable comparación con lo vivido décadas antes y que despierta interrogantes acerca del presente”.
¿Qué nos puedes decir de la relación entre el Complejo Forestal Maderero Panguipulli y el Movimiento Campesino Revolucionario (MCR)?
“Sobre esto es necesaria una aclaración. Solamente en la etapa inicial de los sucesos de la montaña se habló del MCR, frente político del MIR para el trabajo campesino-agrario, pero rápidamente ello debió ser modificado porque en el territorio del Complejo lo que había era una enorme producción maderera, o sea un trabajo industrial, y si bien los trabajadores mayoritariamente vivían en el campo en realidad eran trabajadores industriales. Por ello lo que se desarrolló posteriormente fue el Frente de Trabajadores Revolucionarios (FTR), frente político del MIR para los trabajadores industriales.
Ahora, la relación fue fundamental, pues los trabajadores pertenecientes al FTR fueron decisivos en la toma de decisiones que favorecieran precisamente a quienes trabajaban en las diversas áreas y tareas del Complejo. Lo que allí se vivió en realidad fueron expresiones de poder popular. Aunque para una parte de quienes dirigían la empresa Complejo los miembros del FTR y los militantes del MIR eran una molestia.
Un dato importante. Una vez constituida la empresa Complejo surgió la necesidad de asignar responsables en sus diferentes áreas. Y muchos trabajadores pensaron que Gregorio Liendo tendría una función importante a nivel de dirección del Complejo y que otros militantes del MIR ocuparían diversos cargos. Pero el MIR rechazó ocupar cargos, importantes o no, los cuales fueron desempeñados por militantes de la Unidad Popular, y lo que hizo el MIR fue concentrarse en un persistente trabajo sindical”.
En la investigación de los hechos para escribir la novela ¿A qué tipo de documentación tuviste acceso?
“Las fuentes fueron muy variadas. Por una parte conversaciones con familiares de Gregorio Liendo, con algunos compañeros de colegio y amigos de la infancia. Por otra parte existen abundantes antecedentes en diarios y revistas de la época, documentos audiovisuales, etc. Y también el conocimiento personal de Pepe y mis propias vivencias en la montaña. La memoria personal resultó muy importante para escribir esta novela”.
¿Encontraste algo que no sea conociera, alguna novedad respecto a su actividad política?
“En parte algunas experiencias en sus inicios como joven universitario militando en dicha etapa, su proceso de compromiso social y político, sus vivencias al conocer las condiciones en que vivían campesinos y mapuche en el sur del país. También algunas dudas al triunfar el Dr. Allende. Y su visión de América Latina al conocer un par de países, en cuyas capitales se dedicó a recorrer barrios periféricos que no aparecían en las postales turísticas”.
A más de cuarenta años del ataque al retén de Carabineros de Neltume ¿Cómo evalúas aquella acción?
“Un penoso fracaso. Un revés que hizo imposible el copar el retén y apoderarse del armamento allí existente. Pero también cabe señalar que después del fracaso un grupo de jóvenes se internó inmediatamente en la montaña para resistir el golpe de Estado operando durante varios meses, apoyado por los habitantes de la zona y en cuyo accionar tuvo encuentros con militares en los cuales hubo bajas en ambos lados, lo cual es sumamente desconocido en el país.
¿Cuál sería el legado de Gregorio Liendo? Lo pregunto cómo lección de vida y en el sentido político.
“En personas como él existió una enorme generosidad en el compromiso político asumido por toda una generación. Hubo una gigantesca entrega y absolutamente nada de aspiraciones personales. Todo era para los demás, para los explotados, nada para sí mismo. Y tales características representan valores que en diversas épocas de la historia permiten pensar que es posible modificar las condiciones en las que vive la mayoría de las personas.
Y cuando alguien convierte en realidad aquello de dar la vida por sus ideas, inmediatamente pone distancia de los oportunistas, de los expertos en calcularlo todo y permite plantearse la pregunta acerca de si hoy –por ejemplo- quienes dicen poseer “espíritu de servicio”, estarían dispuestos a dar la vida por los necesitados. En el caso de Gregorio Liendo lección de vida y compromiso político son inseparables.