En unos pocos meses más se cumplirán 25 años de la fecha en que se publicó un ensayo escrito por Samuel P. Huntington y titulado ¿Choque de Civilizaciones?. Este trabajo fue publicado en la revista Foreign Affairs del verano de 1993. En este ensayo y luego en su libro titulado El Choque de Civilizaciones y la Recreación del Orden Mundial, Huntington sugiere que el orden creado en 1945 y luego reformulado como unipolaridad después del fin de la Unión Soviética en 1991, estaba entrando en un largo y profundo proceso de cambios radicales.
Entre estos cambios fundamentales, se indicaba que la dominación unipolar del planeta por parte de los Estados Unidos estaba llegando a su fin. Se señala con fuerza que este aplastante dominio unipolar en lo económico, lo político y militar; iría a ser gradualmente reemplazado por un nuevo sistema global con características multipolares y dirigido por los Estados líderes de las ocho grandes civilizaciones que a mediados de los años 90 del siglo XX conformaban el planeta tierra. Cada Estado líder, debido a la nueva distribución de poder, iba a estar obligado a combatir pacíficamente para tener una participación equitativa y balanceada sobre la dirección y control del orden mundial. Entre las nuevas potencias que conformaban este nuevo orden multipolar, estaban: China como líder de la civilización sínica. Rusia como líder de la civilización ortodoxa. Paquistán como líder de la civilización islámica. India como líder de la civilización hindú. Sudáfrica como líder de la civilización africana. Brasil como líder de la civilización latinoamericana. Japón como líder de la civilización nipona y, Estados Unidos, como líder de la civilización occidental. De esta forma, las diferencias más importantes entre estas ocho civilizaciones eran las características religiosas y culturales que cada una de ellas tenía. Ahora ya no era la política o la economía lo que dividía al planeta, ahora la división más trascendental era la división cultural y religiosa.
El temor más grande de Huntington consistía en su preocupación de que los futuros líderes estadounidenses no se adaptaran a estas nuevas condiciones de respeto e igualdad entre las potencias que conformaban el nuevo orden mundial. Huntington temía que los estadounidenses iban a seguir pensando y actuando como si los Estados Unidos todavía seguían siendo el hegemón mundial y aún dirigían un mundo unipolar. En otras palabras, Huntington predecía que su país desafortunadamente iba a seguir interviniendo en las áreas de influencia (o patios traseros) de todas las otras grandes potencias. Para enfrentar esta conducta prepotente y desquiciada, eventualmente, potencias como China, Rusia, Brasil, India, Paquistán, Turquía y Sudáfrica; probablemente formarían una coalición anti occidental. Todo esto obligaría a los Estados Unidos a entrar en largos conflictos militares sin nunca alcanzar una definitiva victoria. La tremenda frustración y el desgaste político, económico y militar de décadas de luchas sin resultados positivos, gradualmente obligaría a los Estados Unidos adoptar una nueva estrategia. Probablemente en este caso una posición nacionalista, aislacionista y anti globalizante. Este nuevo nacionalismo populista estadounidense a su vez, eventualmente, rompería la alianza entre Estados Unidos y Europa. Si todo esto llegar a ocurrir, esto significaría en fin del dominio planetario por parte de occidente y con esto se acabarían cinco siglos de dominación de los blancos sobre el planeta tierra.
Para evitar esta catástrofe futura, Huntington recomienda que los líderes estadounidenses debieran abandonar su política prepotente y de dominación planetaria, política que se implementa desde la caída de la Unión Soviética en diciembre de 1991. Señala con fuerza que los Estados Unidos deben aprender a respetar los valores culturales y religiosos de las otras grandes civilizaciones y así acomodar sus propios valores a un nuevo mundo plural donde cada civilización ha sido capaz de desarrollar su propia cultura, ciencia y tecnología. Es así como occidente ya no tiene el monopolio del poder económico, político y militar. Huntington recomienda que los líderes de su país deban desarrollar con mucha tenacidad e inteligencia su poder blando. Es decir, el poder intelectual suficiente para mediante una astuta diplomacia, lograr los acuerdos necesarios para que occidente siga sobreviviendo en un planeta que ya no puede dominar militarmente y donde todas las otras civilizaciones tienen altísimas y antiguas cuentas pendientes que cobrar. Huntington es especialmente insistente en el tema de que los Estados Unidos deben hacer una ordenada retirada estratégica de numerosas áreas del planeta que hoy día son el patio trasero de otras civilizaciones. Especialmente insiste en el hecho de que si Estados Unidos quiere que se respete por otros su derecho a mandar en su patio trasero (es decir América del norte, el Caribe y Hawái) el debe respetar las áreas de influencia de países tales como Rusia, China, Brasil, Sudáfrica, India, Japón y Paquistán.
Para enfrentar los temas difíciles que enfrenta el mundo, se debe crear un nuevo Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas. En este Consejo, cada uno de los líderes de las ocho grandes civilizaciones debiera tener un asiento permanente y, por supuesto, el derecho a veto. Huntington recomienda también que todas las organizaciones de cooperación internacional tales como Naciones Unidas, el Banco Mundial, El Fondo Monetario, la Organización Mundial de Comercio, etc., deben también ajustarse a las nuevas realidades planetarias y al nuevo sistema internacional que ya está naciendo. La unipolaridad dejó de existir y ahora es preciso hacer funcionar la multipolaridad en forma equitativa y justa para las ocho grandes civilizaciones que hoy conforman el planeta.
Hoy día, a comienzos del año 2018, casi 25 años después que se hicieron estas sugerencias, se puede observar que las ideas del profesor Huntington, no fueron aceptadas por la elite estadounidense. Estados Unidos ha seguido, en las últimas dos décadas, profundamente envuelto militarmente en el área de influencia de la civilización islámica. Aún tiene tropas luchando en Afganistán, desde hace ya más de dos décadas. Y con ello interfiere constantemente en el área de influencia de Paquistán y de otras potencias musulmanas. Del mismo modo, Estados Unidos sigue interviniendo en Iraq, afectando negativamente los intereses de Iraq, Paquistán, Irán, Turquía y Rusia. En Iráq la lucha lleva ya casi dos décadas y no hay resultados positivos para los Estados Unidos. Es preciso recalcar que aquí también se está afectando los interesas básicos de potencias que también tienen armas nucleares. Estados Unidos, hoy día también sigue interviniendo militarmente en Libia y, sobre todo, en Siria. En estos dos últimos países, Estados Unidos está en directo conflicto con Rusia, Irán, Turquía y Paquistán. Como si todo esto fuera poco, Estados Unidos también sigue interviniendo en Europa Oriental, ayudando militarmente a países tales como Polonia, los países bálticos y la República Checa. No obstante, la mayor interferencia en el área de influencia rusa es en Ucrania y en el Cáucaso. Finalmente, la intervención estadounidense en el nordeste de Asia se ha intensificado enormemente con la llegada al poder del presidente Trump. Los ejercicios militares que amenazan a Corea del Norte, país aliado del gigante chino, se ha multiplicado con respecto a años anteriores. Estados Unidos también manda barcos de guerra al mar del sur de China y con ello discute y cuestiona, las demandas territoriales de China en dicha zona y que China considera su área de influencia.
Es de esta forma como los Estados Unidos están abiertamente interviniendo en tres áreas o fallas civilizacionales que son de importancia vital para potencias tales como son Rusia, Turquía, Irán, China, Corea del Norte y Paquistán. En conclusión, las tres áreas conflictivas o fallas civilizacionales son de vital importancia geoestratégica para potencias nucleares. Estas tres áreas son primero, el este de Europa, segundo, el Medio Oriente y tercero, el noreste de Asia. Estas tres áreas o fallas civilizacionales han sido recientemente clasificadas como áreas vitales para los intereses estadounidenses. Por lo tanto, estas tres áreas del planeta han sido consideradas como puntos estratégicos por los últimos planes y presupuestos del pentágono para los próximos años.
Todo esto indica claramente que la actual elite estadounidense ha rechazado las recomendaciones que hace más de dos décadas atrás fueron hechas por el profesor Huntington. Es debido a todo esto que el planeta, debe prepararse para un largo periodo de turbulencias internacionales. En cualquiera de estas tres fallas o puntos candentes, es decir, Europa oriental, el Medio Oriente y en noreste de Asia; el conflicto internacional puede rápidamente transformarse en un conflicto nuclear global. Todos los actores involucrados tienen armas nucleares. Todos estos conflictos están conectados y es así como hoy día Estados Unidos y Europa occidental se enfrentan a una alianza chino – rusa – turca – paquistaní e iraní. Está por verse si este conflicto global, localizado en tres teatros de acción o fallas civilizacionales, puede ser resuelto por las vías diplomáticas, o si por el contrario, el planeta está condenado a sufrir una tercera y final guerra mundial.
Desafortunadamente, es altamente probable, que con este brutal choque de civilizaciones el planeta sea destruido primero por las bombas nucleares y luego, por el cambio climático que produciría un largo periodo de varios años de invierno nuclear. Si todo esto llega a ocurrir, ello sería en verdad una increíble estupidez no digna de seres humanos inteligentes. Desde tiempos inmemoriales, es todas las culturas y sociedades siempre se ha enseñado un sólido principio básico, este se puede resumir en “no le hagas a tus semejantes lo que no te gustaría que te hicieran a ti”. En el campo de las relaciones internacionales, ha llegado el momento de reconocer que aquel tiempo en que existía un único policía mundial, ya ha pasado a la historia. Ahora la paz planetaria sólo se puede mantener cuando las ocho grandes potencias, cada una líder de su propia civilización y cultura; verdaderamente respeta las costumbres, valores y principios religiosos de las otras potencias que hoy día forman y mantienen el orden global. La terrible pesadilla que duró 500 años, donde la cultura occidental reinaba suprema y humillaba y esclavizaba a las otras culturas, ha terminado para siempre.
Aquellos líderes occidentales, particularmente los anglosajones, que ignoren este fundamental hecho, sólo están buscando la destrucción total y definitiva de ellos y de la raza que representan. Occidente pudo cometer todas las atrocidades que cuidadosamente han sido anotadas y registradas por los pueblos que las sufrieron. Todo esto ocurrió porque los cañones eran mucho más letales y mortíferos que las lanzas y las flechas. Pero esto ocurrió cientos de años atrás y hoy día la ciencia y la tecnología están al alcance de las siete civilizaciones previamente aplastadas y sometidas. Hoy día la cancha está más nivelada. Aquellos individuos desquiciados y pertenecientes a la civilización anglosajona y que aún creen en la superioridad y supremacía de su propia cultura, deben ser notificados que ellos sólo representan el 5% de la población mundial. Si los anglosajones siguen tratando de dominar el planeta, y seguir usando los recursos naturales para su propio beneficio; sólo estarán empezando a cavar su propia tumba. Más temprano que tarde, la suerte de los pueblos anglosajones, probablemente será un triste recuerdo que se agregará a la larga lista de civilizaciones fallidas y que no pudieron equilibrar sus desmedidas ambiciones con los recursos disponibles.
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Posteriormente Huntington desarrolló y amplificó estas ideas en su libro titulado; El Choque de Civilizaciones y la Reconstrucción del Orden Mundial. Este libro fue publicado en inglés por Simon & Schuster en el año 1996. En la página 29 de este libro, Huntington concluye su magistral introducción “en suma, el mundo posterior a la guerra fría, (1991) es un mundo de siete u ocho civilizaciones. Las semejanzas y diferencias culturales, conforman los intereses, los antagonismos y la asociación de los Estados. Los más importantes países del mundo, vienen de diferentes civilizaciones. Los conflictos locales con más posibilidades de transformarse en guerras mayores, son aquellos conflictos que ocurren entre grupos humanos y Estados pertenecientes a civilizaciones diferentes. Los modelos predominantes de desarrollo económico y político difieren de una civilización a otra. Los asuntos claves en la agenda internacional tienen su base en diferencias entre civilizaciones. El poder está cambiando y el poder de occidente decrece y el poder de las otras civilizaciones aumenta inexorablemente. La política global es ahora multipolar y multicivilizacional”
F. Duque Ph.D
Cientista Político
Puerto Montt, 25 de febrero de 2018