Noviembre 16, 2024

Conspiración en Washington

En la primera página, de los casi tres folios y medio que tiene el memorando de la Casa Blanca, con fecha 18 de enero de 2018, leemos: “Desclasificado por orden del Presidente. 2 de febrero de 2018”. Este documento, que ya se le conoce como el “memorando Nunes”, se ha publicado “a pesar de una advertencia del Departamento de Justicia (DOJ, por sus siglas en inglés), que señala la decisión como “imprudente”. Esto lo dice The Guardian, tratando de desacreditar el informe.

 

 

La prensa alemana también comenta que el documento “es sólo un preludio antes de que Trump despida a Mueller [el fiscal especial] y a otros para frenar la investigación sobre el Rusiagate”. Pero la carta que acompaña a este memorando, firmada por el consejero del presidente, explica que “como el Tribunal Supremo ha reconocido, el Presidente tiene la responsabilidad de clasificar, desclasificar y controlar el acceso a la información”, según la Constitución. La carta informa que “la de terminación del Presidente de desclasificar el memorando es apropiada”, por considerarlo “de interés público”.

Ahora resulta que los medios de comunicación, que tanto hablan de las noticias falsas, nos dan informaciones distorsionadas y sesgadas en una prensa que se supone independiente, como la inglesa y la alemana. Una democracia de calidad exige rigor. En España, por ejemplo, se nos informa de que Trump ha abierto una crisis institucional al publicar un documento en donde declara la guerra al FBI por investigar la injerencia rusa en las elecciones presidenciales del 20 de noviembre de 2016. Sin embargo, lo que está ocurriendo muestra lo contrario. El informe, en efecto, es de interés público porque destapa las cloacas del Estado policial en que se ha  convertido Estados Unidos. Por tanto, si el periodismo independiente debe vigilar la  corrupción del poder, se necesitaba publicar este informe para que los periodistas profesionales lo analicen, como pasó con el Watergate. Hoy, como comenta Ray McGovern, los principales medios de comunicación de Estados Unidos apoyan al Estado profundo, FBI/CIA/NSA. En Washington se está viviendo un nuevo McCarthyism con una caza de brujas para promover un cambio de régimen. El Partido Demócrata, según informa el Execuitive Intelligence Review, reclama “una nueva Guerra Fría contra Rusia y China”, y también más “violencia contra los ‘deplorables’ que votaron a Trump”. La reacción de los medios de comunicación ha sido histérica. Algunos republicanos, como John McCain, el senador que fue con Victoria Nuland a Ucrania a felicitar a los neonazis que llegaron al poder tras el golpe de estado ilegal promovido por Barack Obama, ha manifestado que el documento “es el trabajo diabólico del presidente ruso Vladímir Putin”. Esta afirmación absurda muestra la mente diabólica que tanto él como el Estado profundo tienen sobre el futuro de la humanidad.

Según el informe, el FBI y el DOJ obtuvieron del FISA [Tribunal de Vigilancia de Inteligencia  Extranjera, por sus siglas en inglés] una orden judicial para espiar a Carter Page, uno de los asesores de Trump. Pero la información que incriminó a Page venía del dossier de Christopher Steele, un británico ex agente del MI6. Steele era la fuente del FBI y Hillary Clinton y su Partido Demócrata le pagaron más de 160.000 dólares. El FBI y el DOJ sabían que el dossier lo había elaborado este ex agente británico, un delincuente conspirador, pero se lo ocultaron al FISA. El trabajo sucio de Steele lo utilizó Hillary Clinton y la administración del gobierno de Obama en su intento de derrotar a Trump en las elecciones. Lo triste de todo esto es que el Rusiagate, citando de nuevo al Exsecutive Intelligence Review, “ha destruido las relaciones entre Estados Unidos y Rusia, poniendo en peligro al mundo entero” (véanse mis artículos Los escándalos del  Rusiagate y de Robert Mueller y La trama rusa y el cambio de régimen en Estados Unidos). Ahora todo este tinglado sobre el Russiagate comienza a desmoronarse.

Lo irónico del caso es que en la petición al FISA, Steele trabajaba para una persona estadounidense, sin nombrar Fusion GPS y Glenn Simpson y un bufete de abogados PerkinsCoie, que representaban al DNC [Comité Nacional Demócrata] de Hillary Clinton. En la solicitud no se explicó que Steele trabajaba para la campaña de Clinton y que cobró del DNC. En septiembre de 2016, Steel admitió que en una conversación con el fiscal general adjunto, Bruce Ohr, le confesó que se sentía “desesperado [con sólo pensar] que el candidato Trump saliera elegido y quería vehementemente que no fuera presidente”. Como subraya Ray McGovern en su artículo Nunes Memo Reports Crimes at Top of FBI and DOJ, “la primera petición al FISA se obtuvo el 21 de octubre de 2016, basada en la historia escrita por Michael Isikoff para YahooNews, basada en la información directa que recibió de Christopher Steele –el FBI no reveló en la solicitud al FISA que la fuente original de la información provenía de Steele”. Y Steele, aunque dejó de trabajar para el FBI, siguió en contacto con Bruce Ohr. La mujer de éste trabajó para Fusion GPS y estaba muy involucrada en el dossier de Steele. A los lectores no les resultará difícil constatar toda esta maraña de mentiras disfrazadas.

McGovern opina que citar a Michael Isikoff es importante porque según él informó en septiembre de 2016, parece que la CIA, el FBI y el director de la Inteligencia Nacional están implicados en propagar toda la desinformación posible sobre Trump y Rusia. Como ha declarado el presidente del Comité de Energía y Comercio, Greg Walden (citado por McGovern), el memorando Nunes representa “una pieza de un mosaico probablemente más grande de lo que pasó”. En efecto, si este documento revela los delitos de Steele, del FBI y del DOJ, ahora el senador Chuck Grassley acaba de publicar otro memorando de ocho páginas sobre las elecciones presidenciales, en el que “presenta cargos contra Christopher Steele y otros implicados en esta operación sucia”. En este nuevo “memorando Grassly”, el Departamento de Estado está implicado y se esperan más revelaciones. Ya se comenta que si  esto explota, tendremos más información sobre “la responsabilidad de Londres y de Washington en
  el golpe de estado de Ucrania”. ¿Por qué la señora Victoria Nuland ha intentado distanciarse de Steele en una entrevista en la CBS News? La tormenta ígnea desencadenada por el FBI/DOJ-gate ha servido para sacar a la luz parte de la conspiración en  Washington.
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Juan José Torres Núñez es socio de infoLibre

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