Octubre 24, 2024

La crisis del Estado y el sueño de Trump

En los últimos días se ha podido comprobar que el funcionamiento de la Casa Blanca deja mucho que desear. En efecto, ya ha pasado más de un año y aún hay puestos claves donde no se ha podido nombrar el personal adecuado. La rotación o cambio de personal indispensable es altísima. Funcionarios claves duran muy poco tiempo en su trabajo. Esto porque no tienen las calificaciones éticas y técnicas necesarias y es por esto que ellos deben ser despedidos. Todo esto indica claramente que el sistema de reclutamiento y selección de personal, usado por la casa presidencial es altamente deficiente y necesita urgente reparación.

                  Lo que ocurre en la Casa Blanca  es sólo un pequeño reflejo de lo que sucede en general en todo el sector público estadounidense. Hoy día, debido a este problema crucial, es que aún hay puestos claves que permanecen desocupados o carecen del personal adecuado. Otros miles de cargos han sido llenados por personal sin las calificaciones técnicas y éticas necesarias. La falta de coordinación entre distintas unidades y agencias administrativas es francamente patética. Algunos servicios siguen fielmente las órdenes presidenciales mientras otras toman conductas y decisiones que nada tienen que ver con las órdenes de la Casa Blanca. Por cada funcionario estatal y que pertenece al sector público federal existen uno ó más individuos privados, sub contratados y que sólo trabajan por la compensación material que ellos reciben y por lo tanto carecen de un mínimo de ética administrativa y funcionarial.

                  El programa doméstico del presidente Trump tiene un componente básico que pretende alcanzar dos objetivos cruciales. Primero la reconstrucción de la infraestructura nacional y segundo la reindustrialización del país. El primer objetivo incluye la reconstrucción de cientos de miles de kilómetros de carreteras y caminos en mal estado. También pretende reconstruir puertos, aeropuertos, puentes, acueductos, oleoductos, líneas eléctricas de alta tensión, etc. Este plan también implica la construcción de super modernos ferrocarriles de alta velocidad.  Con relación al segundo objetivo, el presidente pretende reconstruir la industria pesada, la cual ha sido gradualmente destruida por las políticas globalizantes, cosmopolitas y neo liberales de las tres últimas décadas. Políticas implementadas tanto por gobiernos republicanos como por gobiernos demócratas. Se espera que este gigantesco programa de reconstrucción nacional tenga un presupuesto de varios trillones de dólares. También se espera que estas obras creen buenos puestos de trabajo para casi cien millones de estadounidenses que perdieron trabajos bien pagados cuando la industria salió de los Estados Unidos y emigró a Europa, Asia y Latinoamérica. Este programa de creación de empleos industriales masivos es uno de los componentes más importantes del grito de guerra llamado “America First”.

                  Lamentablemente para el presidente Trump y sus seguidores blancos de clase media y proletaria, este gigantesco programa de reconstrucción y reindustrialización, no puede ser desarrollado por el sector privado estadounidense. Este sector está corrupto y sólo tiene como su motor motivacional un desatado espíritu de lucro. Este sector privado estadounidense perdió las condiciones éticas y morales esenciales para participar con éxito en tamañas tareas. Estas condiciones no se repetirán aquí, ya que ellas han sido extensamente discutidas en trabajos anteriores y publicados por “El Clarín”.  La ética actual del capitalismo neoliberal, cosmopolita y globalizante; tiene como única motivación, el espíritu de lucro. Es decir, ganar la mayor cantidad de dinero posible a fin de transformarse en rico millonario y así gozar de todos los placeres mundanos que el dinero otorga. El sector privado actual en su gran mayoría, dejó de ser un motor para el desarrollo balanceado y equitativo de toda la población estadounidense. Muy por el contrario, este corrupto sector es el culpable directo de la ruina de cientos de ciudades y pueblos industriales que hoy día sufren catastróficas miserias por todo el país y muy en particular por la enorme franja del medio oeste que va de los grandes lagos al golfo de México.  También estos corruptos empresarios son culpables de que millones de ciudadanos hoy día vivan existencias miserables dominadas por la pobreza, las drogas, el alcoholismo, la violencia y el crimen generalizado.

                  Desafortunadamente para el presidente Trump y sus seguidores, la reconstrucción del país tampoco se podrá hacer por el sector público actual. Este sector hoy día es demasiado pequeño e incompetente para desarrollar esta tarea. El número de funcionarios públicos actuales en su sistema federal es inferior al número de funcionarios que este sistema tenía en 1960. Además, este sector ha olvidado  todas las teorías y prácticas destinadas a mejorar la productividad y laboriosamente inventadas por académicos estadounidenses entre 1900 y 1980. A partir de la presidencia de Ronald Reagan la disciplina académica de la administración pública ha estado dominada por teorías y enfoques matemáticos. La más importante de estas teorías se llama “Selección Pública” (Public Choice). Este enfoque teórico ha sido elaborado en años recientes para mejorar la productividad del sector público y él está lleno de fórmulas y modelos matemáticos. La selección pública asume  que el ser humano es 100% racional y siempre toma decisiones guiadas por un sofisticado proceso de análisis de costo – beneficio. Este análisis es realizado gracias a un enorme poder computacional y el extensivo uso de las matemáticas avanzadas. Esta nueva ciencia de la administración pública asume que los seres humanos actúan y se conducen como los átomos de la física. Por lo tanto es posible describir, explicar y predecir la conducta humana mediante sofisticadas fórmulas matemáticas.  Afortunadamente el ser humano no es un átomo, y decide y actúa en la inmensa mayoría de los casos utilizando sus impulsos primarios y emotivos, y se olvida de su fría y calculadora razón.  Los seres humanos no son racionales y sí son esencialmente emotivos y por lo tanto las explicaciones y predicciones de las fórmulas y modelos matemáticos no sirven. 1 Esto se ha visto comprobado con cientos de miles de casos. Los más significativos son las decisiones erradas que los Estados Unidos tomaron en las guerras de Vietnam, Afganistán, Iraq, Libia y Siria. De igual manera, decisiones tomadas con modelos matemáticos terminaron en catástrofes humanitarias tales como las decisiones destinadas a solucionar problemas críticos de comunidades en tiempos de catástrofes. El caso del huracán Katrina es en este sentido el más significativo en los Estados Unidos. 2

                  Otro gran problema de la administración pública estadounidense actual, es la abismante falta de personal, problema que ha tratado de ser solucionado mediante el método de subcontrataciones con el sector privado. Hoy día millones de actividades y servicios que antes prestaban los funcionarios públicos, hoy estos servicios son prestados por millones de subcontratistas privados. Naturalmente que este personal no tiene los altos estándares de ética de servicio público y responsabilidad administrativa que sí se exige a un funcionario del Estado. Por lo tanto estos servicios subcontratados son mediocres, ineficientes y sumamente costosos. Millones de acciones y servicios en el área de la salud, la educación y la asistencia social, son realizados por contratistas privados. Naturalmente estos servicios son de mala calidad y en muchos casos ellos sólo existen de nombre. Todo esto se traduce en escuelas que no enseñan, hospitales y clínicas que no atienden adecuadamente a sus pacientes y servicios y cuidados a la tercera edad que  son inútiles y deficientes. Ahora lo que importa es el lucro y la ganancia rápida.  La calidad del servicio es un asunto que ya no tiene importancia alguna.

                  Si el sector privado actual no puede ser utilizado para reconstruir el país, y si el actual sector público es demasiado pequeño e ineficiente para enfrentar esta crucial tarea;  entonces la única solución viable parece ser la planificación y ejecución de una profunda y drástica reforma administrativa. Es decir, una reforma parecida a la que emprendieron los presidentes Teodoro Roosevelt, Thomas Woodrow Wilson y Franklin Delano Roosevelt en las primeras décadas del siglo XX. En esos cruciales años fue posible eliminar el sistema del despojo y su corrupto clientelismo creado por la extremadamente corrupta “edad Gilded”, nefasto periodo que atacó a los Estados Unidos entre 1880 y 1929. Las ideas fuerzas y principales de la gran reforma administrativa de las primeras tres décadas del siglo XX se hicieron usando los principios administrativos creados por Frederick Taylor, Henry Fayol y Max Weber. Ellos son los autores creadores  del llamado “enfoque de la administración científica”. Es necesario agregar que principios similares fueron utilizados por Stalin en la Unión Soviética y estos principios fueron capaces de crear una moderna administración pública que logró industrializar rápidamente al país.  Esta nueva administración moderna fue también capaz de cambiar una sociedad agraria y rural y convertirla en una poderosa potencia mundial. En la Unión Soviética la teoría tayloriana, fayoliana y weberiana se pasó a llamar stajanovismo.

                  Para finalizar este breve ensayo es preciso señalar los trabajos de Francis Fukuyama y particularmente de su libro titulado Political Order and Political Decay. En este libro, escrito en el año 2015, Fukuyama se expresa con angustia y ansiedad al discutir las tendencias negativas que están dañando gravemente la eficiencia, eficacia y productividad de las instituciones públicas que conforman el gobierno de los Estados Unidos en general y muy en particular la productividad del gobierno federal. Lo que más le preocupa a Fukuyama es la baja calidad de la administración federal y particularmente la que reside en Washington. Esta burocracia increíblemente se ha venido reduciendo desde los años 80 del siglo pasado. Hoy día hay menos personal federal del que había en los años 60 del siglo pasado. En la actualidad hay más personal trabajando en organizaciones privadas pero que desarrollan funciones públicas. Este personal supera con creces el personal que trabaja en las instituciones del gobierno federal.  Este peculiar y nocivo fenómeno ha reducido drásticamente la ética funcionarial y la responsabilidad administrativa de individuos que realizan funciones importantes en la administración del Estado. En la actualidad la mayoría de las personas relacionadas con  la administración del Estado, no son funcionarios públicos ni están sometidos a los controles  que demandan el principio de responsabilidad administrativa y control democrático (accountability). En verdad, hoy, a fines de la segunda década del siglo XXI, la mayoría de las personas que desempeñan funciones públicas son mercenarios a sueldo. Es decir, personas que trabajan para organizaciones privadas con fines de lucro y que carecen de los estándares mínimos de ética funcionarial y responsabilidad administrativa.

                  El autor señala que la historia ha demostrado con creces que en la defensa y protección del Estado, el uso de personal mercenario ha provocado graves derrotas para los países que han decidido seguir esta peligrosísima alternativa. Se señala que Maquiavelo ha escrito varios volúmenes sobre la tragedia de los países que han usado ejércitos mercenarios para su defensa. Es preciso agregar que esto Maquiavelo lo hace con íntimo conocimiento de causa, ya que su país, Italia, casi desaparece del mapa europeo debido a la increíble y estúpida alternativa de confiar en ejércitos mercenarios para su defensa. Así Italia estuvo a punto de convertirse en colonia española primero y luego en colonia francesa.  De la misma forma, el uso de personal mercenario para desempeñar cargos públicos civiles, es también una práctica igualmente peligrosa y corrupta que solo puede conducir a un gravísimo periodo de decadencia política para el país que irresponsablemente recurre a esta corrupta práctica administrativa. Es por todo esto que para el profesor Fukuyama ue los Estados Unidos están ahora empezando a consolidar un gravísimo periodo de decadencia política. 3

 

F. Duque Ph.D

Cientista Político

Puerto Montt, 16 de febrero de 2018

 

1.     La base filosófica de este enfoque se ubica en el neoliberalismo. Sus antecedentes epistemológicos, se remontan a los trabajos de Burke, Dawins, Buchanan, Tullock, Wagner, Oakes, Hott, Friedman y Berger. Este enfoque se basa en una ideología totalmente opuesta y contraria al marxismo. La selección pública fue la respuesta que académicos estadounidenses de ultraderecha, elaboraron, para contraatacar y contener la influencia que el marxismo había conquistado en algunas de las mejores universidades de los Estados Unidos durante los años 40 y 70 del siglo XX. La “selección pública” es la esencia del pensamiento de la llamada nueva derecha y que combina ideas neo conservadoras en lo social, con ideas neo liberales en lo económico.  Sus bases filosóficas son un organisismo reaccionario  combinado con un patológico racionalismo. La selección pública (SP) es un heredero de enfoques y teorías previas tales como fueron el conductismo, el racionalismo y especialmente la teoría de los juegos. En otras palabras la S.P. es un enfoque profundamente conservador y que ha sido diseñado por académicos con dudosas calificaciones éticas, pero muy bien financiados y apoyados por la elite plutocrática de los Estados Unidos. La S.P. cree que el ser humano es un ser 100% racional, es egoísta, busca siempre el lucro y está siempre haciendo cálculos costo beneficio. Para que este individualista prospere y se desarrolle se necesita que el país esté controlado por las leyes del mercado y la ideología liberal. La S.P. está directamente relacionada con la microeconomía clásica ya que se concentra en el comportamiento racional de los agentes económicos en una situación de mercado perfecto. La S.P. considera al sector público como un conjunto de individuos privados que libremente se juntan y conforman el público. Por lo tanto la elección o selección pública son las decisiones que se toman libremente por un conjunto de individuos o consumidores que conforman el público. Este enfoque ve al sistema político como un gran mercado. El Estado es un conjunto de instituciones que ofrece sus servicios (políticas, programas y proyectos) a los electores – consumidores y estos libremente deciden comprar o no comprar estos servicios. Es por todo esto que la teoría necesita que el sistema político dominante sea del tipo liberal democrático. Pero estas apariencias democráticas son un antifaz que oculta el rostro de una oligarquía que en el hecho posee el monopolio del poder económico y por lo tanto también posee el monopolio del poder político. Esta oligarquía impone a la sociedad la obligación de consumir bienes y servicios producidos por el sector privado y constantemente limita y reduce los bienes y servicios que entrega el sector público. Se consigue así la jibarización del Estado y la drástica privatización del servicio público. En casos extremos, el Estado ha sido tan debilitado que ya no es capaz de responder a demandas sociales básicas. Este fenómeno se vio con toda claridad en el caso del huracán Katrina que azotó el golfo de México.  La selección pública también se caracteriza por usar extensivamente modelos matemáticos para describir, explicar y predecir el comportamiento y la conducta de los ciudadanos – consumidores.  Igualmente la S.P. trata de explicar y predecir el comportamiento colectivo utilizando modelos computacionales. La quinta esencia de este enfoque reaccionario y conservador se encuentra en el trabajo de Peter Berger y titulado La Revolución Capitalista. Aquí se sostiene que el sistema capitalista es altamente congruente y compatible con la naturaleza humana. Como crítica a este enfoque es preciso señalar que él ignora la enorme cantidad de trabajo científico que señalan y prueban hasta la saciedad que el ser humano no es racional pero si es eminentemente emocional y por lo tanto actúa guiado por sus emociones. Toda la psicología y psico-economía contemporánea ha comprobado hasta la saciedad, las poderosas características irracionales del ser humano. Es precisamente esta naturaleza irracional, dominante en la humanidad, la que echa por tierra todos los principios y teorías de la selección pública. El ser humano es cien por ciento reflexivo y al pensar y reflexionar sobre sus problemas automáticamente cambia los fenómenos sociales que lo rodean. Esta es precisamente la razón por la que los fenómenos sociales son tan difíciles de predecir. Naturalmente que todos estos recientes avances en la nueva ciencia de la psico- economía, confirma y apoya lo que Carlos Marx argumentó a mediados del siglo XIX. La economía clásica es solo un conjunto de teorías y principios irrelevantes, el mercado jamás ha sido perfecto y las famosas leyes de la economía clásica en realidad no funcionan. Marx argumenta que la economía es una ciencia social demasiado importante y por lo tanto tiene que utilizar sus propios métodos de análisis. Usar la metodología de las ciencias exactas para describir, explicar y predecir los fenómenos sociales, es naturalmente una pérdida de tiempo y una soberana estupidez. Es misma idea marxista fue posteriormente confirmada por numerosos ensayos y trabajos de Max Weber.  Toda la superchería ideológica liberal, neoliberal y neoconservadora, se desplomó con la gran recesión del 2007 – 2008.  Las mejores universidades estadounidenses y europeas ya están empezando a volver a los enfoques sistémicos parecidos a los que propusieron Marx y Weber hace ya más de un siglo.  Los académicos de prestigio de los Estados Unidos, se han vuelto a dar cuenta que los fenómenos sociales son extremadamente complejos, ellos están compuestos de dos realidades: una física real y objetiva y otra realidad psicológica, simbólica y subjetiva. Para el lado físico de la realidad social, los enfoques matemáticos son útiles y ellos ayudan a precisar y a cuantificar el fenómeno pero por el lado subjetivo de los fenómenos sociales se necesita el análisis e interpretación experta, el buen juicio, la sabiduría y sobre todo, la experiencia previa. Los dos enfoques como decía Weber, deben combinarse en forma sintética. En otras palabras la cuantificación es importante y necesaria pero no es suficiente.  Ella debe completarse y perfeccionarse con el análisis profundo y la interpretación sabia de los datos y los hechos. En otras palabas es indispensable el uso del racionamiento lógico, crítico y ético. El método inductivo y positivista, debe sabiamente combinarse con el método deductivo y lógico. Weber, siguiendo a Marx, propone que la ciencia social debe estudiarse con una metodología distinta a la que usan las ciencias exactas. Por lo tanto Weber es contrario a Kant, Comte y Mill. Agrega que la verdadera ciencia social debe rechazar la mayoría de los enfoques y teorías que única y exclusivamente utilizan modelos computacionales y matemáticos. Esto es así pues ellos no sirven para verdaderamente entender el pensamiento y la conducta humana. Los seres humanos no se comportan como átomos de hidrógeno. Ellos aún tienen algo de conciencia y libre albedrío. Ellos son profundamente emocionales y su racionalidad es verdadera y tristemente limitada. Ver F. Duque Apuntes de Ciencia Política Dictus Publishing Saarbrücken. Alemania. 2013; pgs. 333 – 340

2 En Chile el caso más ilustrativo de error burocrático al usar la selección pública, fue el caso del transantiago. También importante en este sentido fue la respuesta estatal al terremoto del 27 de febrero del año 2010. Las sofisticadas computadoras necesitaban tiempo para analizar la enorme información computacional acumulada y producto de esta catástrofe. Esta demora paralizó la toma de decisiones del gobierno de Chile. Todo esto impidió que se confirmara la orden inicial de arrancar hacia los cerros. Esta era la acertada decisión que sugería el sentido común y la experiencia. Por el contrario, los ejecutivos del Estado dieron la contraorden de volver a las casas del borde costero. Debido a esta equivocada decisión, cientos de chilenos murieron ahogados.

 

3 Ver Francis Fukuyama Political Order and Political Decay from the Industrial Revolution to the Globalization of Democracy, Farrar, Strous and Giroux, New York, 2015 pgs. 549 – 557.

 

 

 

Agregar un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos requeridos están marcados *