En las democracias bancarias quienes realmente son los bancos y las grandes empresas quienes seleccionan a los políticos que los representan en las instituciones del estado, pero disimulan en procesos electorales, aparentemente correctos. En México se sabe de antemano que las elecciones serán fraudulentas. El escritor y Premio Nobel de literatura, Mario Vargas Llosa, al referirse a los gobiernos del PRI los llamaba “la dictadura perfecta”. A través de la historia, en México siempre se han realizado elecciones sin ninguna interrupción, incluso, don Porfirio Díaz se hizo reelegir varias veces; a Andrés López Obrador ya le han robado un triunfo en la elección presidencial de 2006, en favor del candidato del Partido de Acción Nacional (PAN),Felipe Calderón.
En julio de 2018, no sólo se elige Presidente de la República, pues además, 500 diputados y 128 senadores y algunos gobernadores.
El actual gobierno del PRI, con Enrique Peña Nieto a la cabeza, ha sido un desastre para México: sus reformas neoliberales han terminado por regalar el petróleo a Estados Unidos y convertir al país azteca en el Afganistán, Irán o la Palestina de América del Norte – muy bien lo define el especialista en geopolítica, de origen libanés, Alfredo Jalife -. El dicho “Pobrecito Méjico, más cerca de Estados Unidos y más lejos de Dios, atribuido a Porfirio Díaz, no sólo cobra vigencia, sino también cómo este país pretende ser soberano. Desde Carlos Salinas de Gortari, pasando, Cerillo, Fox, Calderón y, actualmente por Peña Nieto, han convertido a este rico país en una verdadera colonia norteamericana.
Peña Nieto, un galán frívolo y vacío mentalmente, inventado por Televisa es, de lejos, el más corrupto y vendido de los Presidentes de México a través de su historia – incluso, podría ganarle Echeverría y a Díaz Ordaz, y aún más, a los dos Presidentes del PAN, el ranchero Vicente Fox y el corrupto Felipe Calderón -. El PRI y el PAN pertenecen a la misma mafia en el poder.
El escritor y también Premio Nobel de Literatura, Octavio Paz escribía, en uno de sus Ensayos, que “el Estado era un ogro filantrópico”. Hoy podemos decir que se ha convertido en el órgano de coerción que utilizan unas pocas familias “dueñas del país” y de una maquinaria que utilizan el PRI y el PAN para gestionar una democracia clientelista y, de esta manera, crear una máquina de instituciones a fin de mantener engañados a los incautos ciudadanos.
El Instituto Nacional de Elecciones (INE), hoy sólo sirve para maquinar fraudes electorales. Por su parte, el parlamento, que consta de 600 miembros, es inepto para fiscalizar y combatir la corrupción – por lo demás, la mayoría de los congresistas están comprados, y los partidos políticos están dirigidos por verdaderas mafias.
Estados Unidos no sólo se puede dar el lujo de completar el proyecto de construcción del muro, en la frontera norte del país, sino que también – como lo dice Alfredo Jalife – financiaría un muro en la frontera sur, con Guatemala, lo cual significaría un colador para el ingreso de centroamericanos a Estados Unidos. Por lo demás, la construcción del muro no fue idea original de Donald Trump, pues ya había empezado su construcción durante el gobierno de Bill Clinton y continuado por George W Busch y por Barack Obama, y sólo faltaba un tercio para su finalización que pondrá Trump, luego del reciente Acuerdo con el Partido Demócrata.
Para entender la política de Trump respecto a México hay que visualizar que este Presidente se encuentra en un fuerte conflicto con los demócratas y parte de republicanos, en el Congreso, así como un sector importante de la ciudadanía, (en el Estado de California y en la ciudad de Nueva York no soportan a Trump). Por lo demás, en el complejo militar industrial las instituciones están divididas: por ejemplo, el FBI y la C.I.A. conspiran contra el Presidente; por otro lado, el Pentágono dirige a Trump tal como marioneta.
Por otro lado, la comunidad mexicana es la más grande de los 20 millones de hispanos asentados en Estados Unidos, (sabemos que desde un tiempo los latinos son más que los afroamericanos, por consiguiente, Trump se ha propuesto detener la inmigración en razón de la guerra electoral interna norteamericana).
El Presidente Peña Nieto provocó el llamado “gasolinazo”: México, gran productor de petróleo, es dependiente de la bencina de Estados Unidos, y bastaría que el país del norte no le vendiera gasolina para detener la producción de todo un país. Por otro lado, la periodista Carmen Aristegui, en diversos programas, ha denunciado la construcción de una casa de 7 millones de dólares, que utiliza la familia Peña Nieto, incluida su mujer, la actriz de televisión, Angélica Rivera. Según las investigaciones periodísticas, esta casa habría sido construida sobre la base de un soborno dado por una empresa a la cual se le había concedido la licitación del tren rápido México- Querétano. Además, en los cinco años de gobierno de Peña Nieto aún no se descubre el paradero de los 43 normalistas Ayotzinapa.
Enrique Peña Nieto, ya en el fin de su mandato, apenas cuenta con el 20% de apoyo, y quien dirige el gobierno es Luis Videgaray, ministro del Interior, quien se jacta de su amistad con el yerno de Donald Trump.
En todas las encuestas aparece en el primer lugar el candidato de la izquierda, Andrés Manuel López Obrador; el segundo lugar lo disputan el candidato de la alianza Partido Acción Nacional, Partido Revolución Democrática y Movimiento Ciudadano (PAN-PRD-MC) con su candidato Ricardo Anaya, con el candidato apoyado por el PRI, José Antonio Meade, antiguo militante del PAN y ministro del gobierno de Calderón. (El PRI está tan desprestigiado que, ni siquiera, ha podido postular a un militante de sus filas.
El miedo al triunfo de López Obrador ha desatado una campaña del terror, hasta tal punto se atreve a acusarlo de recibir el apoyo de Vladimir Putin. Afortunadamente, en esta ocasión López Obrador no ha pisado el palito – como lo hizo en 2006, que tanto metió la pata que permitió el fraude en favor de Calderón -.
A pesar de que el PRI cuenta aún con su maquinaria, que le permite comprar a muchos electores, lo más posible es la disputa sea entre Ricardo Anaya y Andrés Manuel López Obrador, si es que los del PRI no se dan cuenta de que la división de la derecha favorece a López Obrador. (PAN Y PRI son lo mismo)
El querer acusar a Rusia de intervenir en la campaña presidencial mexicana es, francamente, una gruesa estupidez: a Rusia no le interesa, en lo mínimo, meter sus manos en México, que ya no es, ni siquiera el “patio trasero de Estados Unidos”, sino que, de hecho, es su colonia. Afortunadamente, esta acusación sin sentido alguno ha s ido tomada a la broma por AMLO – hasta ha impreso camisetas con copos de nieve y gorro ruso – .
De llevarse a cabo la posibilidad de fraude, ese país terminaría aún más dominado por Estados Unidos.
Si consideramos la actual distribución del PIB, el principal producto es el narcotráfico; en segundo lugar, las remesas desde el exterior; en tercer lugar, el turismo. De ganar la derecha, México seguiría siendo un narco-Estado, con altas cifras de delincuencia y de asesinatos de periodistas, fundamentalmente, y seguir con los más altos índices de corrupción en América Latina.
Rafael Luis Gumucio Rivas (El Viejo)
15/02/2018