En 1978 Ampuero era un joven veinteañero militante de las JJCC chilenas en Cuba, que había venido a la isla desde la RDA, casado con una muy buena moza dirigente cubana, hija de Fernando Flores, alto dignatario judicial cubano, destacado por su firmeza en la represión de los primeros años contra la contrarrevolución. (Los contrarrevolucionarios lo apodaron Charco de Sangre). La joven esposa del hoy Canciller de Piñera era la segunda de la dirección de la Federación de Mujeres Cubanas, que presidía Vilma Espín, la más destacada figura femenina de la Revolución Cubana, heroína de la sierra.
Su pasado “alemán” y su ubicación en Cuba lo hacían, para los chilenos, un compañero a quien respetar tanto o más que a los demás. Sabíamos que también escribía y que bien le iba con Fernández Retamar, personaje a quien Neruda llamó “El Sargento”, Director de Casa de las Américas, duro con Neruda, duro con Pablo Milanés y duro con Silvio Rodríguez pero blando con Ampuero.
Ampuero solo tiene la gracia de haber escrito, en su juventud para “Casa” y, un tanto más viejo, varias novelitas policiales al estilo de las numerosas que se escribían en Cuba cuando él vivió allá.
Ampuero lo pasó tan mal en Cuba que vivió con Flores sin trabajar ni en “la producción” ni en “la solidaridad”, los dos únicos lugares donde los chilenos trabajaban en Cuba.
Tan mal como en y desde 1979, en la segunda y última estadía de Ampuero en la RDA, bajo el Ministerio de Cultura de la Sra. Hönecker, en la que el actual Canciller de Piñera asesoró, entre otros personajes, a Vilma Espín, que lo conocía desde Cuba (la Cuba que él había “abandonado por su tiranía”), según él mismo, en la compra de regalos y recuerdos incluso para Raúl Castro. Ampuero, con su desparpajo y sinvergüenzura de siempre, lo cuenta en su libro “Detrás del muro”.
Vamos al detalle que yo conocí absolutamente de cerca:
El actual Canciller de Piñera entró al Mapu OC en Cuba, el 19 de mayo de 1979, después de haber militado largo tiempo en las JJCC en Chile, la RDA y Cuba. Participó en ceremonia, realizada en el Comité Chileno de La Habana, para conmemorar el 10° aniversario de la fundación del MAPU. Animó la ceremonia, excepcionalmente, Silvio Rodríguez, y entre los presentes estuvo Julieta Campusano, histórica dirigente del PC chileno. Fue conductora del acto Catalina Bau, militante de nuestro partido en La Habana.
El Canciller de Piñera, después de haber estado en el PC, ingresó así a un partido marxista leninista, organizado como tal, que tenía una dirección clandestina en Chile, y que luchaba políticamente por la democracia y el socialismo en nuestro país. El partido tenía excelentes relaciones, desde 1972 y antes, con Cuba y su partido comunista; con la URSS y el PCUS, y con la RDA y el PSUA dirigido por Hönecker. En la época en que ingresó Ampuero, el partido, como el PC chileno al que había renunciado, estaba apoyando a la Revolución Sandinista y al FSLN, y preparando cuadros para combatir en Nicaragua. Ese mismo año se produjo el triunfo de la revolución sandinista. Murieron en Nicaragua jóvenes militantes de la Unidad Popular, muy cercanos a Ampuero.
No fue extraño para el MAPU-OC que el compañero Ampuero, destacado comunista y destacado mapu, con anterior paso por la RDA, con buena conducta en ella, pidiera viajar desde Cuba a Berlín del Este, para continuar allí sus estudios de alemán y otros, y prepararse mejor para volver a Chile a luchar por la democracia. La(s) familia(s) del compañero Ampuero permanecerían en Cuba, donde gozaban de todas las protecciones y beneficios que otorgaba el sistema, y no necesitaban para nada del apoyo económico del compañero.
(Continuará)