Noviembre 15, 2024

Lagos y el PC…y el Papa Francisco

¿Por qué tanta aversión e inquina del PC hacia Lagos, que se remonta a años?

Da la impresión que el PC aprecia más a Patricio Aylwin y a los Frei que a Lagos. Si es por el pasado, me permito recordar que Aylwin y los Frei apoyaron el golpe de estado anticomunista y la dictadura fascista al menos por un par de años, mientras Lagos, a su manera (distinta a la del PC en los 80), se esmeró por crear una oposición amplia y de masas que, finalmente, ganó el plebiscito. Lagos no hizo la revolución, es verdad, pero el PC tampoco y si lo intentó fue derrotado.

 

 

Es feo y contraproducente el “Con Lagos ni a misa” porque contamina y afecta la necesaria unidad entre la izquierda tradicional y el centro tradicional, que aún puede ser útil –junto a otros factores- para resistir y derrotar a la derecha hoy día.

El PC debe hacer una reflexión seria, y una autocrítica profunda. No sólo por su trato a Lagos, que no es lo más importante.

En los inicios de la apertura democrática, los años 90, su apoyo electoral nacional estuvo entre el 3 y el 4%. Constituyendo la Nueva Mayoría, su apoyo ciudadano es del 4,7%, entre los que votan, es decir más cercano al 2 ó 3% de la ciudadanía. ¿Hay que seguir como vamos?

Esa autocrítica dura también es necesaria en el PR (menos del 5% nacional) y en el PPD, que parece haber tocado fondo. Sólo viejas razones históricas tienen con vida a quienes ganaron con el Frente Popular de 1938, hace 80 años, y a quienes ganaron el Plebiscito de 1988 … hace 30 años.

A Lagos puede criticársele ahora, cuando se acerca a los 80 (los cumple en marzo). Y no por sus posturas centristas, que también las tienen el candidato Guillier, el PS y el PPD y por momentos el propio PC. ¡Para qué hablar de la DC, con una tendencia importante de centro-derecha, que con razón ve más cercana a la derecha!

Lagos, al parecer en su intento de no dejar arrancar a la derecha DC hacia el piñerismo, con el que ha sido excesivamente cortés, se ha vuelto un admirador de “la doctrina social de la Iglesia” y, públicamente, le ha pedido al Papa Francisco –que ya viene- crear una nueva encíclica social al estilo de la “Rerum Novarum”, de fines del siglo XIX. Una “Rerum Novarum” para el siglo XXI.

El llamado de Lagos al Papa Francisco coincide con lo expresado por J. A. Vieragallo, nuestro embajador en Argentina, en una especie de editorial  en El Mercurio no sólo valorando sino siguiendo ya el “pensamiento social” del mismo Papa Francisco.

La encíclica que rememora Lagos, entendida como la primera encíclica social en medio del capitalismo europeo, junto con una crítica al capitalismo, sentó las bases para que en encíclicas cercanas y siguientes, como la “Divini Redemptoris”, la máxima jerarquía de la Iglesia Católica, calificara, hasta hoy, al marxismo de Carlos Marx (no de Lenin, ni de Stalin, ni de Mao ni de Ho ni de Kim ni de Fidel Castro) de “intrínsecamente perverso”. El marxismo, como pensamiento filosófico y el comunismo como ideología y política pasaron a ser “intrínsecamente perversos”. Recordemos que en Chile la Iglesia Católica pidió la excomunión de dirigentes falangistas por propiciar en los 40 las relaciones con la URSS.

Algo mucho ha pasado en este último medio siglo es verdad, pero…

Hace 48 años José Antonio fue jefe de los independientes con la candidatura a la Presidencia del revolucionario Jacques Chonchol y luego fue militante del Mapu marxista del revolucionario Rodrigo Ambrosio, por muchos años. Su partido se fundó principalmente en lo que la iglesia de los Papas llamó una ideología “intrínsecamente perversa”. El Mapu tuvo una media centena de muertos y desaparecidos en la dictadura. Luego José Antonio pasó al Partido Socialista.

Hace incluso más años, unos 60 a 65, Ricardo Lagos optó entre el socialcristianismo de la iglesia católica, seguido aquí por la Falange, Tomic, el profesor universitario Francisco Pinto y el joven Luis Maira, y la socialdemocracia de John Maynard Keynes, el profesor Alberto Baltra y, en la universidad, el joven Jorge Arrate y otros, decididamente por el socialismo democrático, también con fuentes marxistas, de Allende y Clodomiro Almeyda, ese por el cual los chilenos revolucionarios dieron la vida poco tiempo después.

Han pasado cosas este medio siglo, sin duda, entre ellas el fin del llamado “socialismo real” en torno a 1990 que, como toda experiencia humana revolucionaria  (también pasó con la Revolución Francesa y otras) capotó, para muchos, con más fallas que virtudes, y dejó de herencia una experiencia planetaria y muertos ilustres en toda la Tierra, como nuestros compañeros del PS, del PC, del Mir y del Mapu.

Algo parecido a lo sucedido con el cristianismo de ahora 16 siglos atrás (el que parte con Constantino y el Imperio Romano católico), que tuvo un pasado de muchos mártires, que llegado al poder cobró otros tantos o más entre herejes, musulmanes, brujas y brujos y otros y que, desgraciadamente, nunca y en ninguna parte, en 1.500 años, ha sido capaz de crear una “sociedad humana”, sin explotadores ni explotados, en que todos seamos hermanos o compañeros, en la que el hombre no sea el lobo del hombre, en la que se le respete porque “ha sido creado a imagen y semejanza de Dios” y en la que se cumplan realmente los objetivos pacíficos, sociales y económicos propuestos por los judíos cristianos de hace veinte siglos  o por los romanos cristianos de hace dieciséis y por la “Rerum Novarum” de fines del siglo XIX.

Las encíclicas sociales de la iglesia se han destacado por criticar los excesos del capitalismo y por maldecir al comunismo “intrínsecamente perverso”.

 

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