Septiembre 20, 2024

La derecha sale al ataque y se desmadra

Hace algunos días el New York Times publicó lo siguiente: “El presidente Pablo Kuczynski logró salvar su cargo. Pero, en el proceso, infligió un profundo daño a la democracia en Perú y América Latina. La sentencia de 25 años de cárcel contra Fujimori había sido un logro histórico para la justicia peruana.

 

La venalidad de su liberación solo aumentará el alto porcentaje de impunidad a los casos de violación de los derechos humanos y debilitará la aplicación del Estado de derecho en un momento en el que para combatir la corrupción es imprescindible un poder judicial sólido e independiente”.

A su vez, Temer en Brasil y Macri en Argentina protagonizan severos escándalos de corrupción, platas en paraísos fiscales y una avanzada privatizadora que en algunos casos sobrepasa todo límite de la prudencia económica. El caso Odebrecht (el mega empresario brasileño Marcelo Odebrecht) mantiene bajo la mirada de la justicia y la rabia del pueblo a varios connotados políticos peruanos, como Keiko Fujimori, Alejandro Toledo, Alan García  y Ollanta Humala, además de Kucziynski, por supuesto, quienes recibieron voluminosa ayuda económica en sus campañas por parte de la empresa del brasileño.

El símil de Odebrecht en Chile ha sido, sin duda, SQM (Soquimich) empresa otrora fiscal, bajo la batuta de Ponce Lerou, que ha financiado a decenas de políticos de todos los pelajes partidistas en los últimos 20 años, práctica que posteriormente siguieron otras empresas como CORPESCA, PENTA y algunas forestales. Corrupción a nivel cielo.

Este modelo neoliberal salvaje adoptado por los socios del duopolio político que viene gobernando el país desde 1990, ha dejado a Chile ubicado a la derecha del mismo sistema, lo cual imposibilita realizar gestiones en orden a incorporar vetas de modelos progresistas y de protección social, como los que desarrollan algunos países del hemisferio norte.

Para la derecha chilena, quien intente lo anterior es simplemente un agente del “comunismo”, ideología a la cual acusa de ser responsable de todas las aberraciones acaecidas en el país. La derecha olvida (¿o desconoce?) cuán lapidario es para el sistemita de marras que la CEPAL confirmara -en uno de sus más importantes informes- la existencia de un gran número de pobres en Latinoamérica, precisamente en un contexto donde han reaparecido los modelos económicos mercantilistas y neoliberales, con políticas administradas por gobiernos de derecha.

En nuestro país las cifras de la grosera desigualdad social y económica son irrebatibles, amén de estar a disposición de un público que en absoluto se ha interesado mayoritariamente por conocerlas y actuar en consecuencia. Vea usted lo siguiente.

El 1% de la población del país, 41.700 familias (lo que equivale a 176.000 personas) tiene mensualmente un ingreso disponible promedio por persona (per cápita) que alcanza a $25.900.000. Ahora bien, la diferencia de ingresos entre ese 1% y el salario medio del 50% más pobre, es de 87 veces, ello considerado sólo como volumen de dinero… pero se eleva a 180 veces con respecto al per cápita de ese mismo 50% más pobre. Una brecha económica de espanto.

Si acotamos el problema a tan sólo una actividad, podemos usar la Previsión Social como ejemplo de la grosera desigualdad e inaceptable voracidad de la derecha económica y política. Las AFP’s  acumulan una cifra de dinero que es difícil de digerir: $130.000.000.000 (ciento treinta mil millones de pesos) –que son aportados nominalmente por los cotizantes-, pero de ese monto no se usa siquiera un mínimo peso, dólar o marco, para pagar pensiones, las que se financian con el 40% de la cotización mensual individual, a la que se suma el Aporte Fiscal. El grueso resto (60%) del monto señalado, las AFP’s lo destinan a entregar subsidios financieros a grupos económicos y a la Banca.  

Estos asuntos son los que la derecha se empeña en defender aún a riesgo de socavar la feble democracia existente. Toda reforma, reformita o intento de maquillaje que se haya realizado o pretendido hacer, se convierte en ataque con artillería pesada según la derecha criolla que ganó el gobierno, pero no la gobernabilidad a su amaño puesto que carece de mayoría en el Poder Legislativo.

Entonces, se desmadra y amenaza. Es la insensatez típica del que se sabe minoría efectiva, tanto en el Parlamento como en el país real, percatándose que el manido “discurso del terror” no logró totalmente el objetivo que le era imprescindible alcanzar. La derecha ahora es consciente de que la lucha será en el Congreso… y en la calle, por ello ataca con dureza incluyendo opiniones que osa emitir dado que siente peligrar su victoria pírrica.

De ello se desprende el por qué José Antonio Kast -extremo derecho último de la derecha extrema-, lanza opiniones que ofenden la mente de los demócratas y horadan la carcasa de la sensibilidad social. No tiene nada que perder pero sí mucho que ganar; por ello lo hace.  Para Kast y sus seguidores ultranacionalistas, “justicia” es hoy dejar en libertad a asesinos, torturadores y ladrones pinochetistas, pero encarcelar de por vida a “izquierdistas”. Sus aplausos a la indignante amnistía otorgada al asesino Fujimori, así lo demuestran.

En estos aspectos, la derecha ha sido cínicamente clara y no siente rubor alguno, como no lo ha sentido con los extraños cambios de los indicadores económicos, pues no bien ganó la elección presidencial se produjo el ‘milagro’; esos indicadores no han vuelto a servir de lanza guerrera contra el progresismo y la izquierda… así como, de sopetón también, terminaron misteriosamente los ‘atentados terroristas’ a máquinas, galpones y vehículos en la Araucanía.

Arte y cultura, otros tópicos a los que la derecha se ha referido casi con un cinismo morboso. Hablan y pontifican a favor de ambas actividades, pero en los hechos concretos las atacan, las mediatizan. ¿Ejemplos? Muchos. Para muestra un botón. La alcaldesa de Providencia, Evelyn Mathei acaba de despedir a 70 profesores, los que mayoritariamente  trabajaban en programas de formación ciudadana. Además, la alcaldesa ya había negado apoyo a la Feria del Libro Infantil y, además, intentó eliminar la jornada de educación media vespertina en el Liceo Lastarria (después dio marcha atrás en este punto). Ha cerrado tres bibliotecas que ese municipio tenía a su cargo. Definitivamente, la cultura y el arte son un peligro político para la derecha… ese es el pensamiento de algunos eméritos conservadores, como la Mathei, por ejemplo.

Mientras tanto, Hermògenes Pérez de Arce (reconocido e histórico derechista-pìnochetista, amén de articulista perenne en diario El Mercurio), manifestaba lo siguiente hace pocos días: “Esperemos que Piñera no suba los impuestos junto con bajárselos él, como hizo al apoyar la reforma de 1991 mientras compraba sociedades “zombis”; o como cuando en 2010 propiciaba un alza tributaria y a la vez enviaba el 72% de su patrimonio a paraísos fiscales”.  A confesión de parte… relevo de pruebas, señala el adagio leguleyo.

Finalmente, la guinda de la torta la ha puesto el diputado (UDI) Osvaldo Urrutia, quien declaró: “Su único objetivo (del Frente Amplio) es obstruir cualquier iniciativa que provenga del Gobierno de Sebastián Piñera. En ese sentido, con el Frente Amplio se asegura una ingobernabilidad peligrosa para el país y lo más grave que ello demuestra de manera evidente que la izquierda no reconoce que perdieron y buscarán desestabilizar al próximo Gobierno”.  

 

Nuestra derecha ha salido al ataque con armas sucias, y se plegará gozosa al “club de la corruptela” donde arman trifulcas los conocidos Santos, Temer, Macri y Kuczynski. Si la oposición al gobierno de Piñera no logra estructurar unidad y orgánica, Chile podría perder hasta el nombre.

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