Noviembre 14, 2024

Jerusalén y el dilema económico de Guatemala

El anuncio de mover la embajada de Guatemala en Tel Aviv hacia Jerusalén dispara hoy aquí las alarmas económicas ante la posibilidad de un corte abrupto del comercio con los países de la Liga Árabe.

 

 

Según cifras del Banco de Guatemala, de enero a octubre de este año las exportaciones hacia esas naciones alcanzaron los 229 millones de dólares, un 2,4 por ciento de las ventas totales de este país centroamericano.

Analistas advierten que más de 40 mil pequeños productores de cardamomo guatemalteco se podrían ver afectados por la decisión adoptada por el presidente Jimmy Morales, la cual consideran una nueva muestra de inmadurez e inexperiencia de su gabinete.

Un editorial del diario Prensa Libre recuerda que antes hubo otros gobiernos que sopesaron la misma medida, como el del ex presidente Ramiro de León Carpio (1993-1996), y después se retractaron cuando los países islámicos le cerraron las puertas al mercado guatemalteco.

La tierra del Quetzal es el primer exportador de cardamomo a nivel mundial, pero tiene en las naciones árabes buena parte de sus principales compradores con el 77 por ciento del intercambio comercial, seguido del azúcar, el café, frutas frescas, secas o congeladas y artículos de vestuario.

Hasta ahora no existe una posición oficial sobre las acciones que podrían tomar los países de la Liga Árabe, pero se teme algún impacto similar a la década del 90, en particular si viene de Arabia Saudita, el principal socio, con una participación de mercado del 38,5 por ciento.

Si bien en el caso del cardamomo el 80 por ciento de su producción se destina a cubrir esos mercados, no sucede así con el café, cuyas ventas no se comparan con las que se realizan a Estados Unidos, Europa y otras partes de Asia, recordó Jean Paul Brichaux, director ejecutivo de la Asociación de Exportadores del grano.

Entre las posibles medidas a adoptar por los países del Medio Oriente estarían, a juicio de expertos, la aplicación de nuevos aranceles que harían menos atractivos esos mercados, pues en la actualidad los productos chapines ingresan libres de impuestos.

La canciller guatemalteca, Sandra Jovel, reiteró la víspera que no hay marcha atrás en el traslado de la embajada a Jerusalén, una decisión que consideró soberana, correcta y en correspondencia con los históricos lazos de amistad con Israel.

En declaraciones a la prensa, Jovel minimizó los efectos que esta polémica medida pudiera traer para su país si se compara los beneficios de la cooperación con los gobiernos de Washington y Tel Aviv en los últimos años.

La ministra de Relaciones Exteriores se sintió abrumada ante la insistencia de los reporteros en el tema, ante el cual demostró una vez más orfandad de argumentos.

Sin embargo, buena parte de la comunidad internacional, 128 países, se opusieron recientemente en Naciones Unidas a la decisión del presidente norteamericano, Donald Trump, de considerar a Jerusalén capital de Israel.

Guatemala defiende su postura en los 70 años de relaciones con la nación judía, que incluyen financiamientos en áreas como medicina, agricultura, tecnología y seguridad.

Un aporte monetario que seguro influyó mucho más al alinearse casi en solitario con Trump junto a otros ocho países de poco peso en el escenario internacional pero muy dependientes de la ayuda estadounidense.

Según Jovel, se trata en el caso guatemalteco de un retorno a Jerusalén, donde estuvo la sede diplomática hasta 1980, cuando una mayoría de estados se retiraron ante la prepotencia israelí de alterar de forma unilateral el estatus de la ciudad santa.

Desde el anuncio del presidente Jimmy Morales, el 24 de diciembre, han sido enérgicas las condenas a su proceder, en particular, del mandatario boliviano, Evo Morales, quien consideró que el gobierno de Guatemala vendió su dignidad para no perder las migajas del imperio.

Y es que Estados Unidos es el principal mercado de este país centroamericano, su principal fuente de inversión extranjera directa, un peso que Morales debió poner en la balanza, más aún cuando Estados Unidos amenazó con un lenguaje de guerra fría que tomaría nota de quiénes se opusieran a su deseo.

Una vez más, Trump no parece haberse dado cuenta que solo tenía a su lado a ocho países y que ya Naciones Unidas está fuera de su área de influencia. Guatemala, por Latinoamérica, tampoco parece comprender el alcance de su solitario y polémico voto.

pgh/mmc

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