Los resultados de las elecciones de Presidente de la República del pasado 17 de diciembre que dejó en las manos de la Derecha la administración del estado, fueron más sentidos en la Izquierda que en el centro, o centroizquierda si se quiere, a pesar que el pretendiente derrotado, en rigor, no era de la Izquierda, era el abanderado de la Nueva Mayoría, coalición gobernante de centroizquierda que fue derrotada, y que en consecuencia, le entregará el sillón y el mando presidencial a Sebastián Piñera en los próximos meses.
Esta vez fue el pueblo el que los puso en el lugar que ellos consideran su lugar natural, ya era hora que los hijos legítimos de la oligarquía estuvieran a la cabeza de la administración del Estado, ya no es propio que intermediarios bastardos les administren las fuentes de su riqueza. Hablar que la abstención de la mitad del universo electoral deslegitima del algún modo la voluntad popular, no solamente es un argumento rebuscado y algo ridículo, sino que es falso, la mitad de los hipotéticos votantes no consideraron como un imperativo ciudadano concurrir a votar, esa fue su decisión, así de simple, esa fue la decisión de la mitad del pueblo, que al no concurrir, dejó endosada su voluntad al ganador.
La Derecha ha llegado con tantos bríos a la retoma del poder ejecutivo, que todo indica, que no vienen por 4 años, vienen por una larga temporada, seguro.
Hay que considerar que la tímida y corta intervención de Piñera en su primer período pasó sin pena ni gloria. Esta vez la Derecha cuenta virtualmente con la mayoría absoluta en ambas cámaras del Congreso Nacional, vale decir, controlará el poder legislativo, 2 poderes del estado de 3, además controla el Tribunal Constitucional, cuenta con un presidente de la república en régimen presidencialista que tiene facultades singulares que le permite influir hasta en el tercer poder, el poder Judicial. No vamos a ilustrar con palabras el control total de la prensa que tiene efectivamente la Derecha, ni de esos poderes económicos tras bambalinas, que ellos mismos han bautizado como poderes fácticos. Nada más hay que agregarlos a las condiciones óptimas en que se encuentran para comenzar a gobernar.
El entusiasmo contenido de sus líderes que saben que cuentan con ese inmenso poder y que sería contraproducente hacer ostentación de ello, el trabajo silencioso y el factor sorpresa que fue la estrategia que los volvió vencedores, los cincuenta mil ciudadanos que organizadamente participaron en la elecciones como apoderados de mesas y en la logística de cubrir totalmente el proceso electoral, nos está advirtiendo que la clase alta también tiene “organizaciones sociales,” el núcleo de la clase dominante se ha convocado no solamente para ganar una elección, si no para apoyar a su gobierno. La clase alta tiene el plus de una cabal consciencia de clase y una mística que ha alcanzado su máxima expresión después de haber escuchado los resultados que los confirmaron triunfadores.
Este sorpresivo fenómeno descrito fue posible gracias al término del sistema binominal entre otras cosas. La comedia de equivocaciones políticas de la centroizquierda, su auto destrucción, las falencias evidentes del candidato seleccionado, los egos superlativos entre sus dirigentes, hizo que fueran por lo menos en 4 listas diferentes de parlamentarios, la derecha solamente en una, fue un regalo en bandeja, que no pretende restar mérito a los vencedores que supieron leer correctamente el trance en que se encontraban sus adversarios, ganándoles las elecciones parlamentarias y las presidenciales por las mismas razones, que pueden ser muchas, pero que son fundamentalmente las mismas en ambos casos .
¿Qué es lo que se viene? Nadie puede asegurarlo, sin embargo no es novedad que entró un tercer actor a participar a la escena política, ya no se trata de Derecha vs. Centroizquierda, el Frente Amplio que se ha definido de Izquierda a pesar de tener en su seno una amplia gama ideológica que incluye hasta liberales, se ganó un espacio, tuvo una significativa votación, y cuenta con 20 diputados.
Es probable que se produzca una polarización más acentuada entre Derecha e Izquierda, habrá tensiones para desbaratar o conservar el centro político.
En el campo de batalla aún respiran los batallones desplomados bajo el sorpresivo fuego enemigo, y a veces amigo, no será fácil recomponer los referentes políticos derrotados, tendrán que sincerarse los fines de cada actor, y si se pretende construir un contra poder oponible a la oligarquía, al poder omnipresente representado por la Derecha, el Frente Amplio Político tendrá que ser necesariamente un Frente Amplio Social, única forma de movilizar a todos los afectados negativamente con las políticas de Hacienda de los sucesivos gobiernos post dictadura incluido el que se nos viene. Será el momento de que cada cual enfrente su ser o no ser.
(1) “A fines de noviembre, en el programa En Buen Chileno, de Canal 13, el alcalde de Valparaíso, Jorge Sharp, dio cuenta de ello al decir que “la Nueva Mayoría pareciera que está haciendo la siesta, mientras la derecha salió con todo a hacer un puerta a puerta nacional”.”