El siguiente texto fue escrito en enero del 2016, en circunstancias y contingencia en principio diferentes a las actuales pero similares en su fondo y estructura. El artículo tiene, pese al paso de los meses, una tremenda actualidad.
No sé cómo no me di cuenta antes que la Izquierda, la Derecha, y el centro, al nacer sus denominaciones según la ubicación que se dieron los jacobinos y girondinos durante la Asamblea Nacional en la Revolución Francesa, eran precisamente eso, expresión del nuevo orden vencedor, el orden burgués.
De modo que ser de Izquierda es tomar el nombre y someterse ingenuamente al orden que impuso la nueva clase dominante. Una suerte de corral.
No me parece digno ser de Izquierda. Sucede que al poco tiempo de ocurrir esos episodios revolucionarios, que implicaban a dos aliados – la burguesía y el proletariado- esas denominaciones devinieron con la victoria asentada de la burguesía sobre el viejo orden y sobre sus antiguos aliados, en una división formal, una entelequia, una ilusión que nace de la necesidad de los nuevos dominantes de hacer creer a los dominados que son tomados en cuenta, de ese modo se mediatizó al pueblo con la fórmula perfecta para que la Derecha siempre ganara.
No hay nada peor para el pueblo que desprenderse voluntariamente de su genuino poder.
Que el ciudadano, el trabajador, el estudiante, el mapuche, ceda su poder individual a un representante caratulado de tal o cual es un error que ha quedado de manifiesto en los últimos acontecimientos que descubrieron la estafa que diputados y senadores han perpetrado contra sus electores vendiendo ese poder entregado en las elecciones al mejor postor, que resultaron ser connotados miembros de la Oligarquía; delito que no va a ser sancionado y un hecho de la mayor gravedad que por todos los medios quieren ocultar y hacer olvidar
El pueblo debe rebelarse a esa imposición, y operar en todas las instancias de decisión que existan en este momento, sean o no permitidas por el orden predominante.
La Izquierda siempre perderá porque está diseñada para eso, para perder.Toda asociación política que lleve el apellido Izquierda está destinada al fracaso.
En Chile, nuestro país, la Izquierda sólo sabe perder, se trata de una fórmula errónea si es que de veras el pueblo es representado por la Izquierda. La Izquierda debe morir si es que el pueblo quiere triunfar, me parece más sensato abocarse a encontrar otras formas de lucha política, de alianzas, de diálogo con todos los afectados negativamente con el orden imperante, buscar una decidida antiderecha, un antipoder oponible al súper poder de la oligarquía que sí está bien representado por la formula política universal que diseñaron: la Derecha.