No es el Palacio de Invierno, ni La Bastilla, ni el Cuartel Moncada, sencillamente La Moneda, ese lugar desde el cual se administra de manera cómoda y sin mucho sobresalto el modelo capitalista de acumulación. Desde 1990 todos los que han transitado y gobernado no han intentado siquiera una miserable rayita al modelo.
Esta derrota electoral hace bastante tiempo que se venía anunciando, desde que las calles de Chile salieron a gritar que NO+AFP. Las señales que no fueron entendidas y quedaron al descubierto cuando el último voto dejó constancia que Piñera gobernaría hasta 2022. Se deja constancia que el actual electo presidente manifestó que el plebiscito convocado por NO ÁFP fue un “fraude”, y que le restaba absoluto valor.
En Chile el neoliberalismo goza de buena salud, porque hasta el momento nadie intenta dar golpes más serios y contundentes al complejo entramado que se heredó de la dictadura. Sigue siendo la Asamblea Constituyente un rayado de muralla. ¿Donde quedaron el 10% de chilenos que marcaron AC en las presidenciales del 2014?
Chile es un país donde no hubo transición democrática. Se aceptaron las condiciones que impuso el alto mando militar a la concertación, tanto así, que Patricio Aylwin, uno de los principales impulsores del golpe militar, es quien debe administrar el primer gobierno elegido bajo el imperio de la Constitución de 1980.
Nadie podría negar que ha habido algunos cambios en lo valórico. En Chile ya ni existen los hijos ilegítimos. Existe el divorcio que se ganó con una batalla que aún tiene heridos. Está el acuerdo de vida en común. Se puede hacer uso de la píldora del día después, claro, luego de hacer un recorrido que dura mucho tiempo, en eso hay logros. No logra entender la derecha que Chile es un país laico, donde lo determinante es asegurar derechos para todos los ciudadanos, y no escudarse en iglesias, catedrales, parroquias y conventos.
No ha llegado aún la hora para pedir que el pueblo sea expulsado del partido por no haber acatado la orden de ir a votar por Guillier, y posibilitar con su abstención que el candidato de la derecha Piñera, acompañado de sus dos adalides facho/populista logre ganar las elecciones presidenciales, para la alegría de banqueros y grupos económicos.
Todos los grupos siempre llevan un cordero para sacrificarlo en algún momento de la marcha, así quedan todos tranquilos y se puede continuar el recorrido trazado sin culpables, todos sanos y salvos.
No es posible ponerse de acuerdo en cuales fueron los asuntos que provocaron una vez más que la derecha pura y dura llegue nuevamente al gobierno. Piñera ya es un avaro viejo pájaro de cuentas y todas extremadamente oscuras
PDC/PS/PPD/PRSD/PC…juntos en lo que fue al parecer su última carrera presidencial, a los que hay que agregar ex presidentes, más el largo listado de partidos/grupos/colectivos/movimientos/personalidades/ciudadanos/expresiones/voluntades, ex enojados/frustrados de otros partidos, y que todos juntos NO LOGRARON VENCER CON EL VOTO A LA DERECHA.
Todos derrotados….los ganó/abandonó la gente sencilla.
No puede causar sorpresa que la derecha gane en sus zonas de ricos, eso se sabe. En las poblaciones de todo Chile también hablaron sus habitantes, algo dijeron los “fachos pobres”, un mensaje enviaron los “angustiados”. En tiempos no muy antiguos a los “fachos pobres” les llamábamos clase obrera, y a los de más abajo lumpen proletario.
Nadie entendió nada. Se dijeron de todo entre el primer resultado y el domingo que ganó la derecha. Frases y consignas, recriminaciones y pedidos, pasadas de cuentas, cuchillos largos, partidos que olvidaban sus errores y ahora se levantan victoriosos, sin haber ganado nada, y no haber estado nunca en nada. Los aparecidos que pedían/querían a todos de rodillas como si de frailes confesores se tratara. Los iluminados/prístinos que vistieron con sus argumentos para no votar.
Faltó coraje, poca valentía, palabras mudas quedaron bajo la alfombra. Poco pantalón largo para hablar con nombres de la corrupción/fraude/cohecho del parlamento. El mayor robo de dinero de todos los chilenos cometidos por oficiales ladrones en carabineros. Sobresueldos/aviones/coimas en el alto mando de ejército del que poco/nada se habla. La quema de la documentación sobre chilenos que hasta hoy son detenidos desaparecidos, y que intencionadamente desaparece en los cuarteles de los valientes soldados.
TODOS FALLARON…ganó Piñera y sus secuaces.
Volvió la campaña del terror, fue como volver a los tanques rusos frente a La Moneda, a la foto donde el padre despidiendo al hijo que era arrebatado por el partido para enviarlo a Cuba. No pudieron resucitar a Juana Castro como lo hizo el PDC en la campaña de 1964.
Habló el piñerismo eso sí desde los templos evangélicos, el rey de reyes les mandó a votar y entrar a la política activa, tienen sus predicadores desaforados en el parlamento. Nixon ya no está. La bolsa/acciones/dineros/paraísos fiscales no se movieron, en silencio practicaban su onanismo mirando la hora y el día encantado.
Se deja constancia que Chile y los tiempos que están por venir, sin duda, merecen mejores hombres y otras mujeres que puedan realmente encarnar la dura tarea de conducir bajo propuestas concretas desde donde se quedó esta vez. Se pueden volver a levantar un proyecto político y social que sea sostenido por la cantidad suficiente para vencer.
La izquierda, la que aprendió las lecciones de la historia debe volver a convocar y a estar presente, no puede continuar andando de prestado. Nunca hemos sido un asunto menor para vestir de mendicantes. Siempre hay que dejar constancia, porque el rumbo de la izquierda es cambiar la sociedad para provocar los cambios profundos y derrotar a la miseria, instaurar derechos inalienables. La izquierda no necesita dar muestras de consecuencia ante nadie ni nada, sencillamente porque haber intentado acortar los tiempos de la dictadura es el peso del que los nuevos no quieren cargar….allá ellos.
“Una izquierda que desprecia a su propio pueblo con arrogancia y soberbia es una izquierda populista pero no popular, una izquierda que se apegó al poder, una izquierda sin valores sin ética”Cristian Warnken