Hoy, 21 de diciembre, (a la 9 y a las 11 de la mañana, respectivamente en Perú y en Chile), comenzará el proceso de vacancia del Presidente en ejercicio, Pedro Pablo Kuczyinski. El protocolo concede dos horas para que PPK y su abogado hagan sus descargos, luego, comenzará el debate que podría prolongarse por más de un día. Posteriormente, se procederá a la votación que exige un número de 87 diputados para ser aprobada.
En la historia del Perú ha habido tres juicios de vacancia aprobados por el Congreso, todos ellos por la causal de incapacidad moral permanente: uno en 1823, en contra del Presidente José Mariano de la Riva Agüero y Sánchez Boquete; el segundo, en 1914, contra Guillermo E. Billinghurst; en el año 2000, en contra de Alberto Fujimori, quien envió su renuncia por Fax, que no fue aceptada; también renunciaron los vicepresidentes Francisco Tudela y Ricardo Márquez; el Presidente Fujimori fue vacado por 62 a favor, 9 en contra y 9 abstenciones. La presidencia fue asumida por Valentín Paniagua, nominado por el Parlamento, y convocó a elecciones en 2001. La cuarta vacancia, si prospera hoy, es la de PPK. (En Chile ha habido una sola acusación constitucional aprobada por el senado contra Carlos Ibáñez del Campo, que estaba en el exilio, en Argentina).
La vacancia es un juicio político y no tiene ninguna relación con los ordinarios, que se llevan a cabo por el poder judicial, por consiguiente, no requiere la prueba de ningún delito, sino el atropello que las causales de la Constitución determina para la vacancia en el cargo, y es necesario el voto conforme de 2/3 que, en el caso del Perú es unicameral.
En el día en que 94 diputados aprobaron el procedimiento de vacancia la mayoría de las bancadas, salvo la oficialista en minoría, se pronunciaron a favor de iniciar el juicio político, lo que vislumbraba que el Presidente sería fácilmente vacado.
El procedimiento fue iniciado por la bancada de izquierda del Frente Amplio, liderado por Verónica Mendoza y apoyado por bancadas tan disímiles como Fuerza Popular, la ex candidata presidencial Keiko Fujimori, y el APRA, de Alán García, así como por otras bancadas menores.
Durante los siguientes tres días hábiles, hasta el jueves 21, el debate ha sido intenso, y profusamente dados a conocer por los distintos medios de comunicación. No han faltado, en este intertanto, las injurias y calumnias mutuas: por un lado, los diputados fujimoristas acusan al gobierno de utilizar una bolsa ce dinero para compra de votos parlamentarios – lo hacía Vladimiro Montecinos para apoyar a su mentor -; tampoco faltó el diputado que haya acusado al actual Presidente de ladrón; por el lado del partido oficialista Peruanos por el Kambio, acusa a Fuerza Popular, de Keiko, de haber planificado un golpe de Estado, que culminaría con la vacancia de PPK.
El presidencialismo, donde se juega “todo o nada” en la elección del Jefe de Estado, tiene el problema de producirse un conflicto entre el Ejecutivo minoritario y una mayoría opositora, si la segunda logra los dos tercios, puede acusar al Presidente de la República y, eventualmente, destituirlo, que es el caso de todos los regímenes presidencialistas latinoamericanos. (En el Chile democrático contábamos con un sistema político de doble minoría, es decir, el Presidente elegido por la minoría de los ciudadanos y también con minoría en el Congreso; el Régimen peruano es un poco más complejo, pues tiene un Premier que puede pedir la confianza al Congreso, con la posibilidad de rechazo por parte del parlamento – ya ha ocurrido una vez durante el gobierno de PPK, y si se repitiera una vez más, el Presidente está facultado para disolver el Congreso < es una mezcla entre presidencialismo y parlamentarismo muy sui generis>).
Como lo hemos anotado en artículos anteriores, las acusaciones contra Kuczynski tienen fundamento porque mintió al Parlamento, a los medios de comunicación y al pueblo peruano, en varias ocasiones, afirmando que no había realizado ninguna Consultoría a la mafiosa empresa brasilera Odebrecht. Posteriormente, confesó que lo había hecho para la empresa Satélite H2OLMOS y, finalmente, fue descubierta por la Comisión Lava Jato, presidida por la diputada fujimorista Rosa Bartra, quien mostró que una empresa cuyo único dueño era el Presidente de la República, había recibido 780 mil dólares de Odebrecht, y otra empresa, First Capital, con su socio chileno Gerardo Sepúlveda, había recibido 4 millones de dólares.
Algunos consejeros comunicacionales son la peste, pues con muy mal criterio, indicaron al Presidente que convocara a cinco periodistas para que lo interrogaran con plena libertad; PPK, que es buen lobista, pero mal comunicador, no se le ocurrió que buscar un chivo expiatorio, sosteniendo que su socio chileno era quien administraba su empresa personal y que él ignoraba los negocios que realizaba Sepúlveda, pero sí confesó que recibía dividendos de este rentable negocio. Así, Sepúlveda se convirtió en “banquito, usando sus propios términos.
Los ciudadanos, ya hastiados con la corrupción, decidieron al fin salir a la calle ayer, en vísperas del juicio de vacancia, con el grito copiado de los argentinos “que se vayan todos”, cuando en política, sabemos, que el vacío de poder no puede durar muchos días, y que los políticos serían reemplazados por otros nuevos, y nadie garantiza que sean probos. (Con la huida en helicóptero del Presidente argentino, Fernando de la Rúa, vino Néstor Kirchner, y del dictador Alberto Fujimori, de Perú, vino el hoy prófugo Alejandro Toledo).
El 20 de diciembre, por la televisión y la radio, Kuczynski se dirigió a la ciudadanía, esta vez bien aconsejado por sus asesores: en primer lugar reconoció ser muy mal comunicador – autocrítica que gusta mucho a un intuitivo sentido moral de la ciudadanía – y captó perfectamente el slogan de siempre, “que se vayan todos” y, acompañado de sus dos vicepresidentes, sostuvo que si la vacancia prosperaba se iba él y sus dos vicepresidentes y, en consecuencia, el nominado por el Congreso para suplir la vacancia tendría que llamar a elecciones lo más pronto posible.
Con este cambio de estrategia el Presidente podría salvarse, pues los fujimoristas difícilmente podrían repetir la hazaña de reelegir los 70 diputados con que cuenta actualmente Fuerza Popular.
“Si me la sacan, me muero, si me la ponen, me mata”. Si se aprueba la vacancia caen todos; en el caso de no aprobarse, Kuczynski no podrá gobernar, pues tiene minoría en el Parlamento, salvo que lo disuelvo, pero los congresistas se adelantarán para iniciar una nueva vacancia. El conflicto entre las dos derechas, la tecnocrática de PPK y la populista dictatorial de los fujimoristas, no tiene solución, salvo que uno de los dos grupos, por medio de un gobierno autoritario, se alcen con todo el poder, sea bajo la apariencia democrática o, francamente, dictatorial.
Rafael Luis Gumucio Rivas (El Viejo) 21/12/2017 a las 11 AM