Con el 78,39 por ciento de los votos escrutados, con lo que ya no habrá grandes cambios en el resultado final, el bloque independentista revalidó la mayoría absoluta y sumó un 47,57 por ciento de los votos y 72 escaños, cuatro más que los 68 necesarios para formar gobierno. Sin embargo, el partido más votado fue la formación emergente y unionista Ciudadanos, que sumó 35 diputados y alcanzó un 25,46 por ciento de los votos. El bloque españolista sumó un 43.54 de los votos.
El futuro será de nuevo complicado en el escenario político catalán, después de las elecciones autonómicas en las que se confirmó la división casi a la mitad de la sociedad. Algo menos de la mitad apoyó con su voto a las tres formaciones que pugnan por la secesión definitiva del Estado español y también algo menos de la mitad lo hicieron por las tres formaciones que son partidarias de mantener el estatus quo. Algo menos de un siete por ciento votó por la única formación que se mantuvo al margen de ambos bloques, Cataluña en Común, que además representa a la formación con la que gobierna en Barcelona la alcaldesa Ada Colau.
Según los datos definitivos y con un 80 por ciento de los votos contados, el reparto de votos y escaños queda de la siguiente manera: Ciudadanos sumó 35 escaños gracias a los 870 mil votos obtenidos y que representan el 25,50 por ciento del electorado; en segundo lugar se situó Junts per Catalunya, que sumó 34 diputados y un porcentaje de votos del 21,68; la tercera fuerza fue Esquerra Republicana de Catalunya (ERC), con 32 escaños y un 21,43 por ciento de los votos; el cuarto lugar fue para el Partido Socialista de Cataluña (PSC), que sumó 18 diputados con un 13,9 por ciento de votos; después se situó Cataluña en Común, con ocho escaños; después la Candidatura de Unidad Popular (CUP), con cuatro; y el Partido Popular (PP), cuatro más.
Con estos resultados, la gobernabilidad más probable será la del bloque soberanista, que ahora tendrán que negociar las tres formaciones que suman 72 diputados, es decir, Junts per Cataluña, ERC y la CUP. Además se confirmó como fuerza hegemónica del nacionalismo la formación liderada por el ex presidente de Cataluña, Carles Puigdemont, quien se encuentra refugiado en Bélgica y se convierte así en el principal aspirante a presidir el nuevo gobierno catalán.
Sin embargo, cabe destacar que Puigdemont tiene una orden de detención vigente en territorio español por el proceso abierto en su contra por los supuestos delitos de rebelión, sedición y malversación de fondos públicos. El ex mandatario catalán advirtió que si ganaba los comicios volvería a Cataluña para asumir el mandato de su escaño y si es posible tomar posesión de nuevo como presidente de la Generalitat.
Además, los cuatro escaños de la CUP serán cruciales para formar gobierno, si bien la primera exigencia que pusieron sobre la mesa y a la que aseguran no piensan renunciar bajo ningún concepto es que el nuevo gobierno trabaje por la vía del cumplimiento del mandato popular del pasado 1 de octubre. Es decir, que se siga caminando por la senda de la declaración unilateral de independencia.