El próximo 21 de diciembre se celebrarán las elecciones anticipadas en Cataluña , luego de que el Gobierno español aplicara el artículo 155 de la Constitución y destituyera a las autoridades locales para tomar el control de la región.
Tras la intervención de Madrid, el actual presidente catalán Carles Puigdemont se exilió en Bélgica, si regresa a España sería detenido, mientras que el vicepresidente Oriol Junqueras se encuentra en prisión.
Ambos dirigentes están acusados de rebelión, sedición y malversación por impulsar el proceso que condujo a una declaración unilateral de independencia el 27 de octubre.
Además de Puigdemont, cuatro representantes del actual gobierno catalán también se encuentran en territorio belga y otros se encuentran en libertad condicional. Bajo este panorama los partidos independentistas se lanzaron a la campaña para las elecciones del 21 de diciembre.
Panorama político
Carles Puigdemont y Oriol Junqueras han llamado a las fuerzas independentistas a unirse para impedir la llegada al poder de los sectores que no apoyan la demanda de autodeterminación.
El voto independentista se reparte principalmente entre Esquerra Republicana (ERC) y la lista de Puigdemont, Juntos por Cataluña, que pierde fuelle en los últimos días tras un fuerte inicio de campaña, lanzando duros mensajes contra Madrid.
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Hace una semana los independentistas llamaron a su militancia a movilizarse para evitar una victoria de la candidata del partido Ciudadanos, Inés Arrimadas, quien es la figura más visible de la oposición y la rival más hostil del nacionalismo.
Situación económica
Antes del referendo y la posterior aplicación del artículo 155, Cataluña representaba el 18 por ciento de la economía española, lideraba el sector industrial y de servicios del país europeo.
El impacto de la agitación política pegó directamente al turismo, que representa un 12 por ciento del PIB regional. Las llegadas de turistas extranjeros cayeron casi un 5 por ciento en octubre, pese a que habían seguido aumentando incluso tras los atentados terroristas de agosto.
Para el primer trimestre de 2018, las reservas hoteleras han caído un 10 por ciento interanual en Barcelona.
Empleo y trabajo
La caída del turismo ha impactado en el empleo, antes de la crisis política en Cataluña generada en parte por la intolerancia del Estado español, este sector generaba trabajo para más de 400.000 personas.
Según una investigación de la escuela de comercio Esade, el 25 por ciento de los empresarios catalanes contratarán menos de lo previsto en 2018, y el 46 por ciento han congelado sus inversiones.
Igualmente, la crisis ha frenado el consumo: las ventas al por menor cayeron casi un 4 por ciento en octubre.
Fuga de empresas
Con el turismo y sus principales industrias orientadas a la exportación (agroalimentaria, química-farmacéutica, automovilística), Cataluña era uno de los motores de la economía española
Sin embargo, el temor a la inseguridad jurídica derivada de una eventual secesión o el riesgo de ver sus productos boicoteados ha llevado a más de 3.000 empresas a trasladar su sede fuera de Cataluña.
Entre ellas estaban los bancos CaixaBank y Sabadell, que temían quedarse sin la financiación del Banco Central Europeo (BCE) en caso de lograrse la independencia catalana.