El ex Presidente Eduardo Frei ha señalado en Montevideo que el Tratado de Libre Comercio (aún no ratificado) de Uruguay y Chile cumple los “estándares mundiales”.¿Qué significa el cumplir estándares mundiales? ¿Se refiere acaso como “estándares mundiales” a la lógica de liberalización unilateral adoptada por los gobiernos de Chile al suscribir tratados de Libre Comercio y que han beneficiado al capital especulativo y financiero internacional, a los Estados Unidos de América y a las grandes corporaciones transnacionales?
De la profusa y descomedida cantidad de Tratados de Libre Comercio suscritos por el país a los cuales se refiere Frei, lo cierto es que NO existen estudios serios de evaluación de impacto sobre nuestra productividad y nuestro Comercio en un sentido más estructural, que nos permitirían inferir que estos tipos de TLC y sobre todo los que el llama de última generación han sido positivos para la productividad y la pequeña y mediana industria chilena y tampoco para generar un comercio equitativo y más justo.
¿Será acaso un “estándar mundial” el que éstos acuerdos comerciales estructurados desde la lógica de los TLC se hayan negociado sin conocimiento ninguno por parte de los Trabajadores, de las PYMES y de los sectores productivos nacionales?
¿Porqué no se ha querido convocar instituciones autónomas e independientes de Chile y de Uruguay para formular y realizar estudios pertinentes con el objeto de generar un debate entre ambos países sobre el acuerdo suscrito por ambos gobiernos?
¿Porqué se quiere aprobar con tanta premura un Tratado de Libre Comercio bilateral sin generar debate y espacios de participación política y social en ambos países.?
El llamado “estándar mundial” al que se refiere el ex Presidente Frei es ni más ni menos que la imposición de una política de desregulación global que en nuestra opinión profundiza la lógica dominante en favor de los intereses de las corporaciones transnacionales y en lo político a los Estados Unidos y aliados en estructuras que son más geopoliticas qué de integración como es hoy la Alianza del Pacífico y que se profundiza en desmedro de los acuerdos multilaterales comerciales y productivos existentes en América Latina y el Caribe como son el mercosur y la Unasur.
La retórica propagandística y las frases grandilocuentes para apoyar e imponer los Tratados de Libre Comercio no sirve de nada si no se realizan estudios autónomos e independientes y se abren espacios de debate y participación ciudadana tanto en Chile como en Uruguay para analizar de manera crítica y objetiva si es conveniente o no para nuestros pueblos suscribir un TLC como el que se nos pretende imponer.
Esteban Silva
Fundación Constituyente XXI
Chile Mejor sin TLC