El Frente Amplio tiene la oportunidad de que haya un real cambio dentro de la política chilena; tiene la oportunidad de conquistar a un electorado que dejó de creer en los mismos de siempre; tiene la oportunidad de oro de asestar el tiro de gracia a una fracasada coalición (Nueva Mayoría, otrora Concertación) que únicamente se ha dedicado a administrar y profundizar aún más el modelo neoliberal en Chile.
Si vuelve la Derecha al gobierno no será responsabilidad del Frente Amplio que eso suceda. La Nueva Mayoría debería morir para dar paso a nuevas generaciones libres de vicios. Permitir que la Nueva Mayoría alargue su agonía es un grave error.
La vida está llena de sacrificios, y esta es la gran oportunidad que tiene el Frente Amplio para ponerse a la cabeza y dejar atrás años de Concertación o Nueva Mayoría. El Frente Amplio no puede darle esperanza a una coalición que agoniza de un tiempo atrás; no debe dar espacio para que la Nueva Mayoría se sienta segura de tener el respaldo del Frente Amplio.
Gane quien gane en estas próximas elecciones no habrá mayor diferencia. Ambos están cortados con la misma tijera.
Si el Frente Amplio decanta en dar su apoyo a la Nueva Mayoría, entonces lo único que transmitirá es que su candidata Beatriz Sánchez se trataba nada más de una candidata desechable para la ocasión, y que nunca lo hicieron por apostar al futuro.
Cuatro años más de lo mismo, ¿qué importa? Lo que les debe importar es que deberían apostar por un cambio generacional en la política chilena. Porque estamos seguros que, si hoy el Frente Amplio termina no entregando su apoyo a la Nueva Mayoría, todos esos votos logrados en primera vuelta, en las próximas elecciones (2021) se habrán de multiplicar, algo que no supo visualizar el propio Marco Enríquez-Ominami en su momento.
¿El Frente Amplio apostará por su propio futuro o deseará terminar diluyéndose?
Con 20 diputados y un senador a favor, podría indicar que el Frente Amplio podría apostar al futuro. Lo mismo que marginarse de pertenecer a un próximo gobierno de la Nueva Mayoría. Pero si termina en aquello del “mal menor”, apoyando un fracaso, entonces podría terminar como las aspiraciones de ME-O. Ya el Partido Humanista dio el primer paso.
Ahora la coalición del Frente Amplio debe apostar por sacrificar el fracaso para dar paso a creer en su propio futuro.
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