Dice el mito antiguo que, en el coliseo de Roma, los gladiadores de hace veinte siglos saludaban al César, su dios humano, antes de su lucha final: “Ave César, los que van a morir te saludan”, aunque con la remota esperanza de triunfar heridos ante la bestia salvaje o el feroz contrincante.
A diferencia de ellos los candidatos y candidatas presidenciales que se enfrentan este 19 de noviembre deben decir desde el terreno a sus dioses, sean cuales sean: “Los que van a perder te saludan”.
Todos y todas, candidatos y candidatas a la Presidencia de la República de Chile, serán derrotados en las elecciones de estos días.
Nadie podrá sentirse ganador legítimo.
Debemos recordar que la ciudadanía chilena está compuesta por más de 14 millones de personas. El candidato que gane el 19 no superará los 2.300.000 votos, o sea menos de un 15% de la ciudadanía.
Será derrotado en primera vuelta por unos 13 millones 200 mil chilenas y chilenos que no votarán por él porque se abstendrán o votarán en su contra.
Lo más probable es que el primer perdedor sea Sebastián Piñera, que seguramente no entenderá en lo que se metió y estará resignado y feliz. Su intelecto no le da para entender que Lenin no fue el autor de todas las mierdas que otros ignorantes le soplan por sus audífonos. Menos va a entender lo peligroso de una gran abstención. ¡Mientras haya plata…acá!
Los que alcancen las menores cantidades de votos lo harán con una menor a los 100 mil votos en todo el país. Artés y Navarro deben estar a menos de esa cifra o en torno a ella.
Los “intermedios”, Sra.Goic, MEO y Kast, pueden estar en el orden de los 300 mil sufragios cada uno. No más de un 2% de la ciudadanía.
Y los escoltas de Piñera, Guillier y Sánchez, o Sánchez y Guillier, no más de millón y medio de votos cada uno. Uno o una, un poco más que otro u otra. Un 10% de la ciudadanía, o menos, para aspirar a la segunda vuelta, es harto poco.
O sea, serán todos y todas derrotados, y lejos, por la cantidad de ciudadanos y ciudadanas que se abstendrá o votará por otras alternativas.
¿Qué dirán ante la derrota?
Artés dirá que “en una democracia burguesa como ésta la izquierda verdadera no puede ganar”.
Navarro se dirigirá al pueblo para agradecer que “fueron segundos en varios barrios de Concepción”.
Kast señalará que, “a pesar de los abusos cometidos por los comunistas y sus tontos útiles en cada una de las mesas electorales del país, se ha creado esta vez una derecha sin máscaras, sin vergüenza”.
MEO llamará a que “se unan todas y todos para derrotar a Piñera e impedir el retorno del conservadurismo”.
La Sra.Goic dirá que su votación “será decisiva en el ballotage”.
Beatriz Sánchez, si sale tercera, se mostrará victoriosa por la gran cantidad de votos recibidos y aparecerá fotografiada con una senadora y varios diputados electos por el Frente Amplio
Si sale segunda dirá que “es un triunfo histórico, que es necesaria la unidad de todo el mundo progresista” y llamará “a todos los demócratas, especialmente a quienes no votaron, a ganar en la segunda votación”
Guillier, si sale segundo, “llamará a todas las chilenas y todos los chilenos, al país progresista, que quiere seguir avanzando, a votar por él, “heredero de Pedro Aguirre Cerda, Frei Montalva, Salvador Allende, Patricio Aylwin, Frei Ruiz Tagle, Ricardo Lagos y Michelle Bachelet”.
Si sale tercero, no hablará.
Piñera agradecerá “la gran votación alcanzada” y visualizará “el grande y seguro triunfo en el ballotage, que se fundará en “el entendimiento entre la derecha y el centro, porque siempre que ha habido unidad nacional el país ha avanzado”. Resaltará una vez más su “admiración por Patricio Aylwin”. La derecha y el centro actuaron unidas…para el golpe de Estado.
Pero los seis candidatos y las dos candidatas estarán derrotados, incapaces de convocar a la mayoría ciudadana.
Chile seguirá ocupando el primer lugar en el planeta como el país con la más alta abstención. El país con la ciudadanía que menos se expresa en las urnas, que es la mejor forma hasta ahora para medir la voluntad ciudadana. La mayoría de la voluntad ciudadana chilena está al margen de la política. Gravísimo y fundado.
Es verdad que se ha avanzado cuando se ha exigido que las autoridades presidenciales sean elegidas por la mitad más uno de los sufragios.
Pero parece una exigencia democrática esencial que esa mitad más uno no sea un por ciento ridículo de la ciudadanía, como está sucediendo en Chile, donde un Presidente de la República, electo en segunda vuelta, puede recibir el apoyo de un 20 o un 25% de los ciudadanos.
La “mitad más uno” del NO en el plebiscito de 1988 fue de más del 50% de toda la ciudadanía (inscrita voluntariamente. Votó más del 90% de los inscritos.