Jordi Ballart (Terrassa, 1980) ha sido alcalde de su ciudad durante cinco años. El pasado 2 de noviembre anunció su dimisión y su baja como militante del partido por discrepancias de fondo con el PSC. La posición de su formación respecto al 155 ha sido el detonante final, pero antes había habido una larga batalla por diferencias sobre políticas municipales, entre ellas, según destaca él mismo, la municipalización del servicio del agua. Ahora Ballart asegura que quiere “descansar”, aunque no oculta que no se cierra a volver a la política. Pero, si eso llega a ocurrir, no será el 21D.
¿Qué motivó su dimisión como alcalde de Terrassa?
Fue una decisión muy difícil. Significaba no solo renunciar a la militancia sino también a la alcaldía. Básicamente la razón es que hace tiempo que no me sentía representado por el PSC, porque ha perdido la S [de socialista]. Yo lo he vivido en primera persona, en asuntos como la posición del partido respecto a la municipalización del agua, que ha sido un conflicto determinante para que haya acabado yéndome. También respecto a multar a las entidades financieras por tener pisos vacíos. Todas esas políticas que se hacían en una ciudad importante como Terrassa desde los principios de la izquierda no eran ni asumidas ni aprovechas por el partido.
Su salida sin embargo se produce después del apoyo del PSOE y el PSC al 155.
Este ha sido un segundo elemento, de menos peso en la decisión final, pero que podríamos decir que ha sido la gota que ha colmado el vaso. Yo en su momento aseguré en una entrevista que si mi partido apoyaba el 155 yo me marchaba. Pedro Sánchez dijo en las primarias que miraría hacia la izquierda para buscar una alternativa y echar a Rajoy. Ha hecho exactamente lo contrario, un alineamiento claro con el PP y Ciudadanos. Ni la España plurinacional, ni pactos con los partidos de izquierdas, ni que los militantes pudiéramos votar sobre las decisiones importantes del partido. Al contrario, ha acabado dando apoyo al 155.
El 155 se había aprobado y aplicado hacía varios días. Pero su dimisión se anunció el mismo día que se encarceló al Govern cesado. ¿Por qué justo en ese momento, ante una decisión judicial?
Un poco por casualidad. Yo tomé la decisión final el día 1. Una decisión complicada a nivel personal, pero complicada también por lo que implica para la ciudad y para la gente que me apoyaba en Terrassa. Finalmente el día de Todos los Santos convoqué la rueda de prensa para el día siguiente, y se solapó con la entrada en prisión de los consellers dictada el mismo día. Pero la decisión estaba tomada días antes.
¿Si el PSOE no se hubiera alineado con el 155 usted hubiera abandonado la alcaldía?
No lo sé, quizás no. Pero mi desconexión con el partido venía de mucho antes y probablemente no tenía solución. El tema del agua fue determinante. Vi una connivencia muy clara entre personas influyentes en el PSC, en la cúpula o en el entorno de la cúpula, con intereses económicos enfrentados a los intereses que defendíamos desde el ayuntamiento. Hubo una campaña orquestada directamente contra mi persona, con un acoso político que acabé llevando a los Mossos d’Esquadra. Nosotros desde el ayuntamiento estábamos intentando recuperar derechos y el partido no nos apoyaba. Lo nacional lo ha agravado, es cierto, pero la desconexión con el partido ya se había producido.
Usted es un pata negra del PSC, lleva toda la vida, desde las juventudes. Esta parte que no le gusta, ¿cree que obedece a un cambio reciente o es que se ha dado cuenta ahora?
Yo iba con mis padres a los mítines. He mamado este partido y el socialismo. Pero no me imaginaba que hubiera estos intereses oscuros alrededor. Me he dado cuenta cuando he tenido responsabilidades de Gobierno. Cuando se ponían en riesgo intereses económicos se ponía en marcha toda una maquinaría de personas de segunda línea del partido, que están estratégicamente situados en determinadas empresas y que presionan.
¿Su sensación es que el pacto con el PDeCAT había funcionado bien durante la legislatura?
Sí, había funcionado bien aunque no teníamos la mayoría absoluta. Pero es verdad que el ‘procés’ ha tensionado mucho. El 1 de octubre y todos los acontecimientos posteriores habían provocado que hiciéramos lo imposible para garantizar la gobernabilidad en la ciudad. Mantener el pacto tras una DUI y un 155 era también muy complicado, pero no imposible. Ahora bien, desde una perspectiva de izquierdas, no se entienden ciertas imágenes que el PSC ha dado, por ejemplo compartiendo escenario con Vox y con Falange en la manifestación de Sociedad Civil Catalana.
Es cierto sin embargo que hay ciertas bases del PSC que reclaman este discurso de contundencia contra la independencia y que apoyan el 155.
Hay que tener en cuenta que el 155 una cosa es lo que ha acabado siendo y otra la bestialidad de lo que plantearon en el escrito al Senado. Y el día que Rajoy anunció las medidas que proponía, en el PSC y en el PSOE todo el mundo calló. Es verdad, y aquí rompo una lanza por Miquel Iceta, que me consta que estuvo hasta el final intentando negociar y evitar el 155. Pero es que previamente ya se había dado el visto bueno a aquellas medidas.
¿Entiende lo que ha hecho el Govern?
No, creo que es un error tremendo por parte de Puigdemont no convocar elecciones. Todo el mundo sabía que tras el 155 se iba a elecciones, por tanto si las puedes convocar tu y ahorrártelo, no hacerlo es un error estratégico. La sensación es que el Govern ha interpretado un guión preestablecido, con mucha prisa, porque son conscientes de que no hay una mayoría social por la independencia. Al final todos los pasos son medidas de fuerza sin ninguna viabilidad. Y como todo el mundo sabe esto solo se arregla con un referéndum pactado. Una vez llegados aquí y vista la actitud del Govern, es evidente que se puede llegar a justificar el 155. Pero es que el PSOE tenía la llave para evitarlo y debía haberlo evitado.
¿Cómo?
Haciendo una moción de censura a Rajoy. Tenía la suma de Podemos y de los nacionalistas. Una moción de censura y abrir la comisión de la reforma de la Constitución, para que algún día se acabe pactando el referéndum. Esto se podía haber hecho y de hecho la moción de censura para echar a Rajoy era lo que Sánchez prometía en sus primarias. No ha cumplido. El miedo a perder votos y el estar más pendientes de las encuestas coyunturales que de tener una mirada de largo camino y estratégica. En el fondo lo que requieren estos momentos es un estadista, y Pedro Sánchez hubiera podido serlo.
¿Estaría abierto a participar en alguna lista el 21D?
No, he tenido propuestas, pero ahora mismo no tengo interés en ir en ninguna lista de ningún otro partido. Yo sigo siendo socialista, catalanista y federalista, aunque sin carnet. En el futuro nunca se sabe.