¿Cuántos años lucharon los chilenos que viven en el extranjero para que en el Congreso Nacional se legislara respecto del derecho a sufragio más allá de nuestras fronteras?
Hubo numerosos obstáculos colocados por el sector derechista de la política criolla, el cual se oponía drásticamente a otorgar ese derecho a los compatriotas radicados fuera de Chile. Se mencionaron razones variopintas, como aquella de escatimarle derechos a quienes “no sufren en carne propia lo que ocurre en el pais”, argumento que fue usado incluso por algunos dirigentes del mismo bloque político que defendía a ultranza legislar favorablemente sobre el tema.
Finalmente, fórceps y recortes mediante, la ley fue aprobada y el asunto pareció zanjarse positivamente para quienes se encuentran estudiando o trabajando en el extranjero. Eso, en el papel, en la tinta, en el diario oficial… pero, en la dura realidad la cuestión tiene una fisonomía diferente, pues pareciera que quienes se oponían a legislar al respecto, lograron a la postre imponer trabas que dificultan –a muchos compatriotas- emitir sufragios en el extranjero.
Es sabido que durante los gobiernos administrados por la ex Concertación (Nueva Mayoría), la derecha se esmeró en no perder jamás el derecho a veto en el Legislativo. Ello le permitió desestibar proyectos de ley que consideraba desfavorable a sus intereses y a su óptica socioeconómica. El voto en el exterior no pudo derribarlo pues le fue insuficiente el número de parlamentarios sumándose al veto mismo… pero, sí pudo instalar obstáculos que han tornado engorroso la aplicación de esa ley en la práctica.
¿No supieron, no quisieron o no les interesó a los parlamentarios detenerse en lo que esa ‘letra chica’ iba a significar para miles de chilenos que viven en el exterior y desean expresar su opinión ciudadana?
Hace algunos días recibí, desde la bella Italia, un correo electrónico enviado por mi amigo, colega y compañero Manuel Fernández Canque (*), poniendo el dedo en la llaga respecto del tema en cuestión. Estas son sus líneas:
<<Como residente en el exterior -no por propio deseo- saludé con regocijo la posibilidad de ejercer mis derechos de ciudadano en Italia, el país en que vivo. Seguí entonces con mucha atención, más que aquella del pasado, todos los avatares de las próximas elecciones y me enteré de todas las perspectivas posibles que debía considerar para emitir mi voto. Toda esa preocupación ahora se ha extinguido, transformándose en indiferencia. Explico la razón:
<<Para algunos lugares el voto en el extranjero es simplemente una gran joda que más conviene evitar. Dieron el derecho a voto pero establecieron trabas burocráticas que son realmente estúpidas. Al parecer, el Ministerio del Exterior chileno no se ha enterado todavía que existe algo que se llama Internet. Veamos:
1. Se exige efectuar el cambio de domicilio desde Chile hacia el lugar del exterior en que se vive. ¿Se puede hacer tan simple trámite online? No. Es preciso completar un formulario y llevarlo personalmente al consulado más cercano
2. ¿Se puede votar online? No. ¿Se puede votar por correspondencia? No. Es preciso presentarse en el consulado más cercano para votar en la mesa electoral allí constituida. Chile es el único país en el mundo que tiene tal exigencia.
<<Problemas:
En el caso personal y aquel de mi familia, nuestro consulado más cercano esta en Milán y atiende solamente en las mañanas. Milán está a más de 400 Km. de nuestra casa y los costos aproximados son los siguientes:
Tren ida y vuelta : €100
Hotel una noche : 60
Comidas : 60
<<En total son €220 multiplicados por 2. Uno para la inscripción y otro para la votación. Total €440, equivalente al doble de mi pensión chilena, un gasto excesivo para un pensionado. Habría que multiplicar de nuevo por dos porque haríamos todo esto con mi angelical esposa.
<<Cuando compartí esta preocupación en las redes sociales a que tengo acceso, comprobé que el problema que he enunciado es de gran envergadura pues son muchos los chilenos que me respondieron o comentaron que también padecían el mismo problema y que, por consiguiente, estaban constreñidos a no votar.
<<No entiendo cómo los legisladores no se preguntaron primero: “La mayoría de los países del mundo desde hace mucho tiempo permiten que sus conciudadanos voten desde el extranjero. ¿Cómo funciona el sistema en tales países?” Ni lo pensaron probablemente. También es probable que lo hayan hecho intencionalmente, pensando en que“también en el exterior se habla de nuestros escándalos, Penta, Soquimich, Dávalos/Compagnon y otros; saben que hemos aplicado leyes represivas de Pinochet contra los mapuches, saben de la aberrante inequidad en la distribución del ingreso nacional, de la mantención del sistema educacional de la dictadura y otros pecadillos. Es mejor que hagamos todo lo posible para que no voten porque de hacerlo, seguramente votarán contra nosotros.”
<<En resumen, el día de la elección nos quedaremos en casa maldiciendo la burocracia chilena, con la tranquilidad de haber ahorrado 880 euros y la enorme pena de ver frustrados nuestros derechos ciudadanos>>
Hasta ahí, Fernández Canque, con una denuncia justificada que devela la incapacidad de nuestros representantes en el Congreso…¿o una bajeza sociopolítica al dejarse arrastrar por intereses espurios de sectores fundamentalistas y ultra conservadores? Es lo que Fernández sospecha… y yo también.
(*) Manuel Fernández Canquees Licenciado en Historia (Universidad de Chile); Doctor en Historia Económica (Universidad de Glasgow, Escocia).