Noviembre 15, 2024

Presentación del libro “Con Viento a Favor” de Jorge Arrate Mac Niven: Memorias que reflexionan

“Cada nación ha elaborado en su tradición un modelo de escritura autobiográfica…La manera que cada escritor eligió para contarse a sí mismo dice mucho de lo que sus naciones han alcanzado y aquello que han perdido para siempre”. (1)

                                                                                                         Alejandro Patat

 

            Es muy grato para mí presentar este primer tomo de las Memorias de Jorge Arrate Mac Niven. Muy grato porque me siento honrada, y porque se trata de un texto cautivante, muy bien articulado, allí donde precisamente la escritura del pasado va conjugando y entretejiendo en su caso la biografía individual y la historia nacional. La historia de Jorge Arrate es también nuestra historia.

 

            Desde el punto de vista literario, las Memorias pertenecen a las escrituras de la categoría denominada como Géneros del Yo. Desde hace dos décadas o incluso un poco más, los estudios contemporáneos han estudiado con acuciosidad las características de estos textos pertenecientes a  los géneros del Yo: memorias, diarios, epistolarios, autobiografías. Estas escrituras se han ido convirtiendo en apasionados objetos de estudio, para disciplinas como la historia, la filosofía, la sociología, el psicoanálisis, la literatura.

           

            Recojo algunas observaciones en relación a la escritura de Memorias. Desde Rousseau, leo,  aparece un nuevo tono autobiográfico: sincero, directo, categórico, con un acento fuerte puesto en la infancia y con un énfasis nuevo en aquello que se sintió cuando acaecieron los hechos.

 

            Y es en el siglo XIX cuando la autobiografía se convierte en memoria histórica. Por un lado, la memoria revolucionaria, y por el otro la memoria del ascenso y reafirmación de la clase dirigente. La memoria testimonial nace como resultado de los conflictos políticos de la época. Se presenta como la narración heroica de un Yo, en lucha por los ideales de un grupo. Y es el relato celebratorio sobre todo de la juventud, en que se forjan los grandes ideales.

                 

                  Esta línea de desarrollo se encuentra presente en este primer tomo de las Memorias de Jorge Arrate. Se da cuenta en él de las características de la familia de origen, el desarrollo de la infancia con sus grandes vicisitudes, los años de formación, y finalmente su  participación política como principal encargado de lo que se denominó en ese entonces la expropiación de la minería del cobre, y más tarde como Ministro de Salvador Allende en el Gobierno de la Unidad Popular.

 

            Como decía en un comienzo, la historia de Jorge Arrate es también nuestra historia. Revisitar en la propia memoria y desde la propia experiencia los sucesos que ocurrieron desde 1970 hasta el Golpe Militar de 1973 instala sobre la mesa de la nación, del relato de la nación, lo que fue luego oculto, vilipendiado, despreciado, negado, reprimido y tergiversado durante los 17 años que duró la Dictadura Militar, y que aún hasta hoy continúa puesto en cuestión por los sectores golpistas de la nación. En este primer tomo de sus memorias, que con razón se denomina Con Viento a Favor, se cumple esa característica de las memorias históricas: relata la construcción de un Yo que lleva aparejada la optimista construcción del Socialismo a la Chilena, de la Vía Democrática al Socialismo, cuyo representante ejemplar y paradigmático fue Salvador Allende y  de quien Jorge Arrate fue gran colaborador. Este relato es, desde ese punto de vista, “desde adentro”.

           

            Por otro lado, “cuando Descartes escribió sus Meditaciones, puso el Yo en el centro de la especulación metafísica. Desde entonces, la representación y la narración de sí mismo no ha podido escapar a ese derrotero filosófico, según el cual, narrar la propia vida es, antes que nada, pensarse a sí mismo”.(2)

 

            La pregunta por sí mismo, por la propia identidad, por la construcción de un sentido de la propia vida, por la construcción de un futuro, por otra, – características del género de las memorias – se abre paso de manera explícita en las páginas de la obra. La siguiente cita ilustra varias de estas observaciones:

Cito:

            “Sí, revivo, reinterpreto, significo episodios de mi existencia. Cada vez que forjo una representación escrita de mi visión, algo ocurre en mí. ¿Seré más bondadoso, más prudente, más escéptico, más ilusionado? ¿O más hiriente o más egoísta o más olímpico? ¿O más rencoroso? ¿Seré mejor o peor de lo que soy? Es difícil decir cómo afecta contar buena parte del camino que uno ha recorrido. A ratos desalienta, a veces alegra, agita y anima a celebrar. Pero producir recuerdos también agota y surge, inmensa, la duda sobre su relevancia. ¿Por qué escribirlos? Hay, creo, varias respuestas, pero una es para mí la básica: me gusta escribir, me gusta hacerlo a diario. Y la propia vida es un tema inagotable que sólo termina cuando uno ya ha dejado de ser. Quizás algo árido por momentos, porque lo que ocurrió en la realidad tiende a imponerse como pauta y la imaginación pierde grados de libertad.” (3)

 

            Lo que vuelve además apasionante la lectura es la construcción del texto por la vía de un flash back continuo. El texto va del presente al pasado, y de nuevo al presente, con rapidez, energía, agilidad, sorpresa, que es lo que mantiene vivo el relato, y que permite sostener que se trata de un texto que reflexiona. ¿Quién fui yo? Cuáles fueron los sucesos que ocurrieron? Por qué sucedieron de esa manera? Qué edad es ésta? ¿qué fue lo que hice? ¿Cuál es el futuro? ¿Quién seré? Cómo seré? A ratos, se filtra, se deja vislumbrar como un destello, una ligera melancolía.

           

            Leo una cita que me pareció, a mí, sorprendente e interesante. El narrador está ubicado en el mes de octubre de 1971. “Allende, el Ministro Cantuarias, otros funcionarios y yo viajamos en un avión pequeño. Destino: Chuquicamata. Se aproxima una nueva negociación colectiva entre la empresa y los sindicatos y el Presidente ha decidido involucrarse y proponerle a los trabajadores un cambio de modelo salarial….Durante el vuelo, el Presidente hojea unos papeles. Estamos sentados al frente. Luego de algunos minutos me pasa unas hojas y me invita a leerlas. “Muy interesante”, me dice. Es un texto presentado a un seminario internacional que se realiza en Santiago y en el que se discuten ponencias sobre “la vía chilena al socialismo”. La que tengo en la mano trata de cómo usar los instrumentos propios de un Estado capitalista para la construcción de uno socialista. ¿Es posible o es un despropósito? Se trata de un tema polémico desde el punto de vista teórico, que provoca ardorosos debates en nuestra izquierda, encabezados por los que tienden a cuestionar la vía transformadora propuesta por la Unidad Popular. El texto problematiza la cuestión, pero el autor se inclina por admitir que un proyecto con esa característica puede, en ciertas condiciones, tener éxito. Es un italiano. Se llama Lelio Basso. No sé quién es, tampoco sé que llegaré a conocerlo y frecuentarlo durante mis dos primeros años de exilio en Roma.

            Claro, en ese momento no adivino siquiera que alguna vez estaré exiliado y Roma no existe en el futuro que me imagino entonces. Pero, me pregunto ahora, ¿me imaginaba mi futuro? No recuerdo haberlo hecho, no recuerdo haber pensado siquiera por cuánto tiempo ejercería mi cargo ni qué me hubiese  gustado hacer después. No sabía qué era después. Aquellos años nos envolvieron de un modo tal en sus retos y contradicciones que, creyentes en un proyecto colectivo, una utopía con todas sus letras, no éramos capaces de imaginar un futuro personal que estuviese entre el presente y la victoria final, que significaba….¿qué? ¿Qué era la victoria final?” (4).

            Esta alucinante relato que va del pasado al presente al pasado al presente es una de las características ya mencionadas de las Memorias de Jorge Arrate, y que precisamente le permite y nos permite reflexionar sobre los sucesos acaecidos. “¿Qué? ¿Qué era la victoria final?”

            Esta cita larga que corté yo en la pregunta sobre la victoria final me recuerda a mí el Congreso sobre las Utopías que Jorge Arrate, en su calidad de Ministro de Educación del Presidente Aylwin organizó en Santiago, en agosto de 1993, cuando ya estaba de regreso en Chile. Seguramente Jorge Arrate hará mención de este Congreso en el tomo o los tomos que continúen a éste. La pregunta sobre las utopías está ya muy desprestigiada, así como otros tópicos que en su tiempo fueron fundamentales. Y sin embargo, como ya sabemos, – Freud dixit- el retorno de lo reprimido es una ley ineludible.

           

            Y la cito, además, por curiosidad. Jorge Arrate no ahonda en la pregunta ni la responde.  Un buen momento de “suspense”, que alienta a seguir leyendo, a seguir su pensamiento y a conocer sus conclusiones.

           

            Las Memorias de Jorge Arrate comportan además esta clase de interpolaciones: se encuentran entre sí los datos históricos, los recuerdos biográficos, las reflexiones políticas, la introspección, el humor, el relato de costumbres, la descripción de amigos, compañeros políticos, adversarios, e incluso el carácter de los queridos animales domésticos.

           

            Vuelvo a la cita con la que comencé la presentación. El relato autobiográfico de Jorge Arrate impugna el quiebre del relato de los sucesos históricos de Chile. Un texto que reflexiona y que permite pensar acerca de la quebrada y compleja deriva política de la nación, y acerca de la constitución de los sujetos que formaron y forman parte de ésta, nuestra historia.

 

            Aún es arduo recomponer las redes de significación de los sucesos del 11 de Septiembre de 1973. El Golpe Militar rompió el tejido social, rompió los códigos de comprensión de la realidad al imponer una lectura distorsionada de los hechos que en ese entonces ocurrieron.  Ahora lo llamaríamos una post verdad. Rompió las leyes de convivencia social, socavó la capacidad de análisis al distorsionar y ocultar los hechos, naturalizó y justificó la violencia, y puedo seguir. Lo que sostengo es que las Memorias de Jorge Arrate permiten continuar con esa labor lenta de reconstitución de los hechos, de reparación y de elaboración continua y permanente de la herida que significó el Golpe Militar de 1973.

           

            Este primer tomo se cierra precisamente con el Golpe. El relato casi espeluznante de cómo Jorge Arrate se salva por unos pocos minutos de aterrizar en Chile y ser capturado con todas las consecuencias que eso tuvo para los que permanecieron en Chile, y que él relata en el libro, es francamente novelesco. Grand Finalle.  Y así como las antiguas novelas por entregas, resulta imposible no esperar el tomo que sigue.

           

            Gran libro de Jorge Arrate.

 

 

 

Citas:

1.- Patat, Alejandro: “El triunfo literario del Yo al desnudo”. Artículo escrito para el Diario La Nación, Argentina. Día viernes 19 de junio de 2015:

www.lanación.com.ar/1802857-el-triunfo-del-yo-al-desnudo

2.- ibid.

3.- Arrate, Jorge: Con Viento a Favor. Volumen I. Del Frente Popular a la Unidad Popular. Ed. Lom, Santiago, Chile, 1917. p. 122

4.- Ibid, p. 372.

 

 

 

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