Noviembre 16, 2024

Notas para la historia: La influencia de Roger Vekemans en la DC

La Federación constituida en 1957 por la Falange Nacional y el Partido Conservador Social-Cristiano[1] consigue resultados electorales superiores a la suma de ambos. La Falange, durante sus 15 primeros años, había obtenido de 2% a 3%. La Federación salta a un 12,9% eligiendo 19 diputados y a Eduardo Frei senador por Santiago, con primera mayoría.

 

 

 

Tal resultado estimula la fusión entre estos partidos con corrientes Agrario-Laboristas (ibañistas). Constituyen el mismo año el Partido Demócrata Cristiano que nace con expectativas de gobernar en la perspectiva de la tercera vía que sobrepasará “el capitalismo como filosofía social y el comunismo como su antídoto[2]. En las presidenciales de 1958 Frei llega tercero con 20,7%, superando al candidato radical Luis Bossay (15,6%). Y en las municipales de 1963 el pdc obtiene 22,8% transformándose en el primer partido político chileno.

Durante el período que va de su creación en 1957 hasta la elección de Frei en 1964, el pdc establece relaciones internacionales estructurales, primero con la dc italiana (tema del próximo artículo), luego con otros. Y, naturalmente, se interesa en estudios que deriven en propuestas atrayentes y realizables. Este rol será asumido por Roger Vekemans (1921-2007), un jesuita y sociólogo belga que llega a Chile el mismo año 1957. Sus trabajos constituirán la columna vertebral del programa de Frei en 1964. Pero su estadía en Chile terminará mal.

 

Continuamos esta segunda serie de artículos sobre el intenso trienio 1970-1973[3]. Este texto –y los próximos– intentarán reconstituir y explicar las intrincadas relaciones entre la dc y la izquierda, elemento clave para comprender aquellos años.

 

El sociólogo belga

En los años 1950 corrientes cristianas sensibles a los problemas sociales e inquietas por los progresos de la izquierda en Latinoamérica, buscan implementar políticas de desarrollo inspiradas en la doctrina social de la Iglesia. Sacerdotes chilenos van a formarse a universidades europeas y norteamericanas. La Compañía de Jesús decide “reforzar” al grupo que retorna a Chile en 1957 integrando a Roger Vekemans, –políglota y conocedor del marxismo– quien llega a Santiago cuando tenía 36 años.

Vekemans, con los jesuitas Ignacio Grez y Renato Poblete funda el Centro de Investigación y Acción Social(cias); dos años después se incorpora a la revista Mensaje y da origen al Centro Belarmino[4] que investiga sobre la religiosidad y temas socioculturales. Fundará la Escuela de Sociología de la Universidad Católica, de la que será su primer director (1959-1964).Y también el Centro de Estudios para el Desarrollo Social para América Latina (desal)[5], un think-tank intensamente anti marxista, promotor de reformas sociales preventivas.

Quienes trabajaron con Vekemans –recuerda Luis Badilla[6]– lo describen como muy competente, incluso fascinante, y dotado de un gran olfato social que le permite percibir fenómenos que luego serán confirmados por estadísticas. En Chile estudia la marginalidad, es decir el grupo de personas que viven al margen de la sociedad a causa de la pobreza.

Los marginalesson trabajadores rurales, habitantes de las poblaciones miserables y trabajadores ocasionales subempleados, entre otros. Representan cerca de la mitad de la población.Son más bien pasivos, sin cohesión ni poder de influencia, y carecen de capacidades para modificar su situación. Para Vekemans, más allá de los ingresos insuficientes, la marginalidad es una situación global, social, cultural y política.

Su disminución, dice, vendrá con el desarrollo de la fuerzas “tecno materiales”. Pero, mientras tanto, es posible crear servicios como escuelas, agua potable, centros de salud con asistencia médica a las embarazadas, construcción de habitaciones modestas, y otros, que no superan la pobreza pero traerán un mínimo de dignidad creciente. Esta no vendrá del desarrollo de la conciencia y de organizaciones propias para luchar por una vida digna –la propuesta marxista–, sino de una acción externa que bautiza Promoción Popular. Una gran operación político-social que incita a los marginales a integrarse a la sociedad a través de organizaciones promovidas y tuteladas por el Gobierno.

Otra intuición del jesuita es la Participación Popular a través de cooperativas, organizaciones vecinales, centros de madres, centros culturales artísticos y deportivos, también impulsados y enmarcados por el Gobierno. Ya en 1962 plantea lo que más tarde será conocido como presupuesto municipal participativo. De ahí nace la imagen que la política democristiana convoca al pueblo para tomar decisiones.

La política de Promoción Popular con Participación Popular, concebida por Vekemans y Sergio Ossa, un leal financista de Frei,[7] incita a la dc a dar prioridad al sector poblacional, donde obtiene mejores dividendos electorales. Los problemas habitacionales, sanitarios, de transporte, educacionales, conciernen sectores más amplios y menos politizados que los afiliados a sindicatos.

El jesuita, con otros, detecta el agotamiento del viejo capitalismo y anhelo de cambios estructurales latente en gran parte de la sociedad, parangonable a las propuestas de Fidel Castro. Busca orientar esta aspiración, pero en ruptura con el marxismo. En el deseal surge el célebre slogan Revolución en libertad, probablemente imaginado por Vekemans. El mensaje es: somos revolucionarios como Fidel pero no totalitarios como él.

Sus propuestas, al principio, aparecen como un original intento de paliar el subdesarrollo. Atraen jóvenes talentos en ciencias sociales como los belgas Frédéric Debuyst, Jacques Dorselaer, André Corten, Andrée Verhaegen[8], y a Armand Mattelart, como demógrafo.

Serán también la base del programa de Frei en 1964. Pero en la dc la adhesión no es unánime. La Promoción Popular contiene una buena dosis de paternalismo y es –también– una gran operación de manipulación de los desposeídos. La adopta el sector de derecha de la dc y de la Iglesia que ve las reformas sociales como una modernización que integra nuevos sectores al mercado, y sobre todo como necesarias para evitar que esos sectores adhieran al comunismo. Contenerlo es su primera prioridad. En cambio los cristianos de izquierda se distancian de la Promoción Popular. Pugnan por reformas similares, pero, para obtenerlas, les parece necesario constituir un bloque político con la izquierda, incluyendo el pc.[9] Para ellos la prioridad es profundizar las reformas. Por eso romperán con Vekemans y con Frei.

Anticomunismo y “ayudas” opacas

Aunque el sacerdote belga se presenta como hijo de un carnicero comunista nacido en la popular comuna bruselense de Molenbeek, es profundamente anticomunista. Su aversión al pc es proporcional a la “peligrosidad” que le atribuye. Recuerda que el pc chileno es el tercero de occidente, un verdadero partido obrero y una fuerza popular resultado de la historia y no “fabricado” por la Internacional Comunista; por eso podría encarnar el mensaje de la Revolución cubana. Lo que suscita en Vekemans una fuerte agresividad.

El jesuita ejerce también un poder oculto impresionante a través las redes internacionales de la dc y de la Iglesia (o parte de ella), como intermediario entre donantes extranjeros y el sindicalismo cristiano. Mantiene contactos –afirma Edward Korry[10]– con los democristianos italianos que envían recursos a Chile, con el rey Balduino de Bélgica, con el embajador estadounidense Ralph Dungan y con la cia.Crea organismos para-políticos que reciben las “ayudas” opacas. También obtiene recursos de la Conferencia Episcopal chilena en la que llega a tener una gran influencia.[11]

Hacia 1965, un centenar de personas trabaja en los centros dirigidos por el jesuita, lo que representa un presupuesto anual de unos U$30 millones –indica Joan Garcés–, movilizados en el contexto de guerra fría[12]. Diez millones vienen de las sumas que el usaid había destinado para apoyar la candidatura de Frei. Tales montos suscitan sospechas.

Aunque los superiores de Vekemans desmintieron que hubiera percibido fondos de la cia, hay indicios importantes: las sumas son impresionantes y es evidente su convergencia con las políticas de “reformas preventivas” de la Central inspirada por el Partido Demócrata.

Los sinsabores del “padre Roger”

Pese a su inmensa influencia, durante el sexenio de Frei se enfriarán sus relaciones con el Gobierno. El jesuita ansía a incidir aún más, pero Frei pone distancias.[13] Y en esos años comprueba, sin duda con angustia, los avances de la izquierda chilena que él intentó evitar. Rompe con buena parte de sus colaboradores que adhieren a grupos de izquierda para profundizar las reformas, principalmente al mapu. Y experimenta un fracaso en Bélgica que revela su ocaso en Chile.

En 1968, Vekemans contacta a la Universidad de Lovaina para que esta organice un “seminario interdisciplinario” sobre cuestiones de desarrollo en América Latina. Su objetivo es crear un Instituto doctrinal que guie, o dirija, –dice– a la intelectualidad latinoamericana para él “influenciable”. En claro, que elabore una doctrina sobre el desarrollo alternativa al marxismo e, indirectamente, que promueva partidos social-cristianos en América latina[14]. Vekemans sugiere los nombres de los invitados y cubre buena parte de los costos, sin duda importantes.

La Universidad acepta y encomienda la organización a Guy Bajoit[15]. Éste constata que los invitados están en la línea del desal chileno, asociado a la derecha de la dc. Sugiere más diversidad integrando a otros relacionados el Consejo Episcopal Latinoamericano celam. Y obtiene la modificación del título eliminando la mención al instituto doctrinal.

Se extienden unas 50 invitaciones a sacerdotes e intelectuales cristianos de Alemania, Bélgica, Francia y América Latina. Entre otros al filósofo belga Jean Ladrière, al obispo brasileño Cándido Padim (en reemplazo de Hélder Câmara), al teólogo peruano Gustavo Gutiérrez, al obispo panameño Marcos McGrath, presidente del celam…todos influyentes.

El seminario sesiona del lunes 4 al sábado 9 de noviembre en el castillo de Arenberg, en las afueras de la ciudad, para evitar eventuales “problemas”. Desde el segundo día aparecen volantes en el restaurant universitario firmados por el círculo de estudiantes extranjeros. Uno acusa a Vekemans de ser el instigador de un modelo de desarrollo que defiende la política norteamericana en América Latina. El segundo se titula “¿Quién quiere utilizar Lovaina para imponer una doctrina de desarrollo para América Latina?”. La Universidad organiza una conferencia de prensa el jueves, esta vez en el hogar universitario, en la ciudad. Algunos de los participantes explican los objetivos, Vekemans entre ellos. Replican los estudiantes de izquierda que, aunque no han sido invitados, se las arreglan para entrar. El entonces asistente y futuro profesor André Corten (que había trabajado con Vekemans en el desalen Santiago) sube sobre la mesa, lo apunta con su índice acusándolo de agente de la cia. Luego se retiran.

La manifestación hace aparecer la finalidad ideológica del seminario (organizar un instituto en una línea bien determinada), que no había sido presentada claramente a los participantes. Varios de ellos deciden distanciarse del modelo de desarrollo promovido por el jesuita. Al día siguiente el rector, prudente, da por finalizado el seminario. Es la última vez que Vekemans fue visto en la Universidad de Lovaina.

En 1970, poco después de la elección de Allende, Vekemans se presenta en la embajada estadounidense en Santiago pidiendo ayuda para salir del país con dos personas a su servicio. El embajador Korry le responde “pero Ud. conoce gente de la cia”. El sacerdote no lo niega pero replica que no harán nada por él. Puesto que mi país lo ha utilizado –reflexiona el embajador–, corresponde ayudarlo. Le consigue visas para Colombia.

Allí creará un centro para combatir la teología de la liberación que inspirará a los papas Woitila y Ratzinger. Pero esa es otra historia.

 

 


[1]Desprendida del Partido Conservador en 1949, liderado por el Eduardo Cruz-Coke.

[2]Fórmula que Frei repite con frecuencia

[3]La primera serie de 15 artículos fue publicada en Le Monde Diplomatique entre oct. 2012 y dic. 2013, y en el cuaderno Allende, la UP y el golpe, sept 2013. http://www.lemondediplomatique.cl/Allende-la-UP-y-el-golpe-Textos-de,5504.html

Artículos anteriorespublicados por Clarín:

La carta de Antonio ensalzando el “pronunciamiento” : http://www.elclarin.cl/web/noticias/politica/23626-serie-de-articulos-sobre-el-periodo-1970-1973.html

Carta del sacerdote Julio Fernández al capitán Gerardo Hiriart, 29 de noviembre de 1973 : http://www.elclarin.cl/web/noticias/politica/23671-otra-carta-que-restituye-el-ambiente-despues-del-golpe.html

[4]Paradójicamente, se refiere al santo jesuita Roberto Belarmino, inquisidor durante la contrarreforma, el siglo xvii; condujo el proceso contra Galileo.

[5]por el que pasó el teórico de la ecología política Ivan Illich (1926-2002) cuando era aún sacerdote.

[6]Entrevista a Luis Badilla (presidente de la jdc en 1970), 15/11/2015

[7]Badilla, 15/11/2015

[8]Mattelart, Armand, 2010, Pour un regard-monde. Entretiens avec Michel Sénéchal, 2010, La Découverte, 59

[9]Angell Alan, 1974, Partidos políticos y movimiento obrero en Chile, Ed Era, 185-186

[10]Embajador de Estados Unidos en Chile 1967-1971, entrevistado por el cep en 1997

[11]Badilla 15/11/2015

[12]Garcés Joan, 2013, Allende y la experiencia chilena. Las armas de la política, Ed. Siglo XXI, 139

[13]Así lo constata el embajador estadounidense Korry, y también Frédéric Debuys, quien entonces trabaja con él.

[14]Sappia Caroline, 2010, Un Institut des hautes études doctrinales pour l’Amérique latine à Louvain ?www.cairn.info/revue-histoire-monde-et-cultures-religieuses1-2010-2-p-125.htm

[15]Será profesor de sociología y director de unas 25 tesis doctorales de estudiantes chilenos. Pero en 1968 era, dice, poco politizado e ingenuo. Él completó esta información.

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