A dos semanas de que se hundiera el barco Seikongen en las cercanías de Chonchi, en Chiloé, y sin que se registren hasta el momento novedades respecto del combustible y las 200 toneladas de los salmones ya convertidos en peligrosos desechos industriales que se mantienen en el interior de la nave, la ONG ambientalista solicitó a las autoridades medioambientales que se revoque el permiso de funcionamiento a Salmones Camanchaca.
En efecto, mientras la autoridad sanitaria dispuso el cierre del área alrededor de la zona del hundimiento, lo que ha detenido cualquier actividad extractiva de los lugareños, con el consiguiente castigo económico a sus actividades, la empresa Salmones Camanchaca sigue funcionando sin mayores complicaciones apenas a unos cientos de metros del lugar del accidente.
De hecho, la propia empresa, en una nueva muestra de indiferencia con Chiloé y su gente, señaló en un comunicado que, a raíz del accidente, “se prevé que no se verán afectados sus estados financieros”.
“Es una muestra más de la insensibilidad de la empresa. No solo ponen en jaque el equilibrio medio ambiental de la isla y juegan con el sustento diario de los chilotes, sino que dejan en claro que su única preocupación es que no se vean afectados estados financieros”, señaló Estefanía González, coordinadora de Océanos de Greenpeace.
Es por esto que Greenpeace ha pedido de manera extraordinaria que el gobierno asuma, por fin, una posición firme en su defensa de los mares y, especialmente, de Chiloé.
“Estamos impactados con la indolencia de la empresa y con el hecho de que sigan funcionando como si nada mientras los pobladores tienen prohibición de pescar en la zona. Por eso le pedimos al gobierno que revoque la concesión entregada a Salmones Camanchaca. Sería una señal potente para que las salmoneras entiendan que no pueden seguir jugando con el sustento de los chilotes ni con el futuro medio ambiental de la isla. Invitamos a la gente a que ingresen a la página web de Greenpeace y firmen la petición para que se quite la concesión a Salmones Camanchaca”, concluyó Estefanía González.