La historia política de los países latinoamericanos está marcada por ciclos: uno en que todo el mapa está manchado de dictaduras; otro, por gobiernos neoliberales y populismos de derecha; el siguiente, caracterizados por progresistas y socialistas del siglo XXI. Ahora estamos iniciando un período de gobiernos de derecha, dirigidos, en su mayoría por empresarios millonarios; al menos, el ABC (Argentina, Brasil y, eventualmente, Chile y, en la realidad, también Perú), están virando hacia la derecha.
El Presidente del país transandino, Mauricio Macri, es como el gemelo de Sebastián Piñera – claro, una versión más joven y sin manitos cortas -, pues ambos son asiduos militantes de paraísos fiscales y su único norte son los buenos negocios, sin importar que sean truchos o no, (el hermano de Macri ha aparecido en un negocio a todas luces discutible), y a este mandatario le gusta recordar sus relaciones con Donald Trump cuando ambos se iniciaban en las lides financieras.
De terminar su período, Macri sería el único Presidente no peronista en cumplir su mandato, después de la dictadura militar, sin verse obligado a salir abruptamente del poder: Raúl Alfonsín, del Partido Radical, se vio forzado a entregar el mando a Carlos Saúl Menem, antes de finalizar su gobierno; Fernando de la Rúa salió de la Casa Rosada en un helicóptero.
Con el triunfo del domingo 22 de octubre último, de seguro Mauricio Macri intentará postular a la reelección, pues su combinación, Cambiemos, aprovechando la división del justicialismo, logró triunfar en las principales provincias del país con un 42% de los votos.
En Buenos Aires el ex ministro de Educación de Macri logró ganar en votación a Cristina Fernández, que aparecía como posible triunfadora, sin embargo, ocupará un escaño en el senado gracias al sistema electoral argentino, que da dos sillones para la lista ganadora y uno para la que ocupe el segundo lugar.
En cuanto a Carlos Menem, en La Rioja, como a Cristian Fernández, en Buenos Aires, les interesaba convertirse en senadores para ampararse en el fuero y, de esta manera, evitar los juicios sobre corrupción durante sus respectivos mandatos. A Menem, que se pensaba era ganador por La Rioja, al final, perdió la elección y tendrá que enfrentarse a la justicia especialmente por el contrabando de armas al Ecuador.
Aun cuando los “por si acaso” en historia no tienen validez, si sumamos la votación de los candidatos peronistas en Buenos Aires, hubieran ganado frente a la combinación Cambiemos, Partido en el poder.
Muchos “agoreros” anuncian el fin del peronismo que, desde los años 50 ha dominado la política argentina, sea en el gobierno o en la oposición, pero la historia demuestra una gran capacidad de recuperación. De cumplirse los pronósticos del fin del peronismo, terminaría un largo ciclo de la historia política argentina, que se ha dividido entre tres partidos, Radical, Peronista y Militar, alternándose en el poder a las buenas o las malas.
Macri, al igual que Piñera en Chile, juega con el diálogo y con la formación de una combinación basada en la unidad nacional. En el fondo, se trata de atraer a los partidos de oposición a fin lograr el apoyo necesario para implantar sus reformas, esencialmente neoliberales. Para lograr este objetivo Macri se ha propuesto convocar a una reunión de gobernadores de todas las provincias – aún está por verse su resultado -.
El Partido PRO, del Presidente Macri, logró predominar sobre los radicales asegurando así su hegemonía en la combinación Cambiemos.
En las lecciones de diputados, en Buenos Aires, Elisa Carrió logró un récord del 50% de los votos, nunca visto en esa ciudad, dando así el mando en Buenos Aires a Cambiemos en la gobernación, en el senado y en la cámara de diputados.
Macri ha propuesto reformas que constituyen un retroceso respecto a los logros sociales durante el doble mandato de Cristina Fernández. Se esperaba una oposición más firme y radical de La Cámpora y de los sindicatos –en Argentina son muy poderosos y capaces de hacer imposible la gestión de un gobierno de derecha -.
Cristina Fernández anunció en su discurso, una vez electa senadora, que “era solamente el comienzo”, lo que indica que quiere convertirse en la líder de la oposición al gobierno de Macri y, eventualmente, posicionase para una posible candidatura a la presidencia de la república.
Mauricio Macri había intentado una vía evolutiva para implementar sus reformas neoliberales durante los dos primeros años de gobierno. Cabe preguntarse si en los dos años que le restan seguirá este camino o bien, adoptará medidas más radicales en economía, especialmente. Hasta ahora sólo ha recurrido a aumentar la deuda externa y la continuación del fenómeno inflacionario, con la nefasta consecuencia del aumento del costo de la vida. Macri Ha aumentado las cuentas de los servicios básicos y la eliminación de las subvenciones a los ancianos a la gente más pobre.
La gran pregunta que cabe hacerse es si en estos dos últimos años el peronismo será capaz de unificarse y formar un solo frente opositor, y si Cristina Fernández es capaz de conservar y acrecentar su liderazgo, o bien, el peronismo opuesto a la ex Presidente Fernández lograra confinarla en sus cuarteles.
Rafael Luis Gumucio Rivas (El Viejo)
24/10/2017
Senado
Cambiemos Macri |
25 |
Cristina Fernández |
10 |
Peronistas Varios |
31 |
Otros |
6 |
|
|
Cámara de Diputados
Oficialismo Macri |
108 |
PJ frente para la victoria Cristina Fernández |
70 |
1 País |
22 |
Peronistas Varios |
26 |
Otros |
11 |
Oficialismo |
108 |
Oposición |
145 |
Otros |
4 |
Senadores Buenos Aires
Bullrich Gobierno |
41,63 |
|
Fernández |
37,24 |
|
Massa |
11,32 |
|
Randazzo |
5,3 |