Noviembre 17, 2024

La identidad y la unidad latinoamericana y caribeña

Con mis profesores, los maestros Prof. Viterbo Osorio Santelices, el historiador Alejandro Chilen Rojas, el Prof. Dr. Pedro Vuskovic  Bravo y el maestro y mentor el Dr. Salvador Allende Gossens, el tema de la identidad, les fascinaba. Porque es un concepto complejo y puede ser planteado desde el ángulo psicológico o histórico cultural. Desde éste último, la podemos definir como la autoconsciencia de pertenecer a una nación, a un pueblo, a una etnia, a una idiosincrasia cultural, etc. Expresa por lo tanto la singularidad o la diferencia con otros pueblos, la diversidad como resultado del desarrollo desigual, articulado, combinado, especifico – diferenciado y multilineal de la historia.  

 

 

La conciencia colectiva de la identidad, siempre en desarrollo, se refleja en varias formas de autoafirmación y ruptura. La identidad latinoamericana surgió como un rechazo a la colonización española, portuguesa, etc, y luego como respuesta a la dependencia impuesta por los países imperialistas en especial, Inglaterra, Estados Unidos, Francia, etc. Franz Fanon acentuaba: “El colonialismo y las relaciones de dependencia aceleran contradictoriamente la conciencia social de identidad: Se desarrolla como autoafirmación destinada a generar proyectos de liberación y de sociedades alternativas”. La identidad de los Pueblos Latinoamericanos constituye procesos de desarrollo que las oligarquías empresariales fariseas agrícolas / citadinas y su testaferra burguesía / clase media por orden del capital buitre foráneo mediatizan, la conculcan, la deforman para definitivamente abortarla.

Lo que no entienden los epígonos “del nuevo orden mundial” es que la identidad es lo que se va construyendo a través de un proceso permanente y contradictorio de cambios, de creación y recreación que llevan a cabo los pueblos libres, dignos y soberanos.

Las identidades particulares de países, etnias, naciones, no son incompatibles con el sentimiento de unidad latinoamericano. La identidad en el Continente Americano nace en el marco de un brutal proceso de aculturación – destrucción de las culturas  y de los pueblos indígenas: saqueos de sus riquezas y destrucción de la flora (bosques) y fauna,  y contaminación de ríos, lagos y mares.  Todas estas lacras justificadas con “el desarrollo y el progreso” por parte de las oligarquía empresarial farisea sofofa y de su testaferro la burguesía / clase media / politicastra.  Menguas para quienes “el fin justifica los medios”. El capitalismo buitre foráneo irrumpe con violencia en todas sus formas. El Continente Americano es despojado de todo, comienza su nueva vida en el marco “de la cultura occidental”, con todo prestado, incluso su nombre. El extranjero  viene  dominar y a “civilizar” a imponer sus religiones con la fuerza de las armas y el crimen…

La traumática experiencia de la conquista, derrota social, económica, político y cultural para los pueblos de América Latina, con la excepción del Pueblo Mapuche que luchó contra el colonialista español por más de tres siglos. Ésta guerra fue declarada como la más larga que recuerda la historia, que a la monarquía española parasita le costó más dinero y soldados que toda la maldita guerra colonial en el Continente Americano…

Los pueblos indígenas sin su tierra, con sus derechos conculcados, dominados en todos sus ámbitos tienen sola una alternativa: Reivindicar y luchar por recuperar su tierra, su identidad, su cultura y sus tradiciones en el marco de una autodeterminación soberanamente decidida por ellos. Sumido en la frustración, el indígena resiste. De ésta resistencia depende la construcción en un nuevo modelo de sociedad, a escala humana que tenga como punto de partida la raíz etnológica, y un irrestricto respeto por los derechos del ser humano y el entorno ecológico. Como colofón recuerdo la genial afirmación del maestro libertador de la Patria Continente América Latina y el Caribe,  José Martí Pérez: “Mientras no camine el indígena, no caminará nuestra América”…

Cultura y civilización

En el Chile de  “los ganadores de la batalla del 11/09/ 73, ocupantes del país la concupiscente oligarquía farisea sofofa y su testaferro  la taifa politicastra y  las castrense, corruptas, después de imponer en el marco de la política bajuna existente un desaguisado para maquillar la indigencia educacional, legada por la dictadura cívico-militar, han reglado “la cultura”, creando por decreto un ministerio de “la cultura”. Confundiendo lo que se entiende por cultura y civilización. El régimen / la nueva mayoría que administra el execrable legado de la dictadura de marras decreta la creación  de “la cultura”.  La cultura es un concepto de carácter social que afecta a un pueblo – en el caso de Chile, el 70% de la población está marginada – a una comunidad, a una etnia, a una nación, etc. Es falso sostener que una persona tiene determinada cultura. Ésta no es atributo individual, sino social. Una persona refinada, bien educada – no es el caso de Chile – no por ello posee una cultura propia. Ha llegado a una ventajosa formación educativa gracias a que en Chile la educación “es un bien de consumo”, que se puede comprar y vender.  Lo mismo con el neo- lector que apenas cursó la enseñanza primaria, el trabajador manual o intelectual que no tuvo acceso a la a universidad por carecer de los medias económicos, ambos en común, están dentro de lo que han dado de llamar “cultura occidental”, ésta que ha impuesto por decreto el régimen y a través de los medios mediáticos mercuriales de  (in) comunicación capitalista salvaje…

 

No podemos separar la idea de cultura de la idea de pueblo. Es redundante, la manoseada expresión: Cultura popular, porque la cultura es necesariamente popular, de lo contrario no es cultura, sino ilustración de las minorías, que no piensan, ni sienten ni viven como un pueblo.  Éstas gentes carecen de autenticidad y solo exhiben una formación prestada, pagada, humillante, pseudo intelectual de mentes canijas, en última instancia mucho más degradante / denigrante que la ignorancia del analfabeto. La indigencia de éste individuo,  es espiritual y moral, marcada por el rastrerismo, oportunismo, tartufismo, pragmatismo, contemporizador, etc., en desmedro de otros pueblos y otras culturas. Son apátridas, extranjeros espirituales en el  país que nacieron…

En mis clases en la Universidad siempre se me ha hecho esta pregunta: ¿Quién es más culto el indígena mapuche de una raza indómita, digna y sabia, que nunca conoció un libro, pero que tiene la intuición de lo que hay detrás de él, su  memoria historia, una gran reminiscencia y en frente un gran objetivo: La vida misma que conoce de la madre tierra de las plantas, de los árboles y del padre sol. Que sabe que las raíces que se hunden del tallo y tronco que se eleva y toda la evolución de la vida vegetal y animal o un individuo egresado de una facultad universitaria que ha obtenido un título con un pago substancioso?  ¿Quién es más culto de los dos en el sentido verdadero de la palabra cultura? Cultura es autenticidad, cultura es pueblo.  El Prof. Dr.  Viterbo Santelices  acentuaba “La cultura es una categoría del ser,  no del saber. Porque la cultura es la persona misma, no lo que ésta sabe en su más trascendente acepción“.

Un pueblo puede ser atrasado culturalmente hablando pero no por eso dejar de tener por ello una cultura.  Cuando “los historiadores oficiales” los escritores financiados por la sofofa y el mercurio, motejan a nuestras raíz etnológica, el pueblo mapuche como “indios barbaros araucanos”, por ignorancia y oportunismo, hay que aclararles que bárbaro en el sentido más lato de la palabra es de extranjero. De modo que el pueblo de Lautaro, nuestra raíz etnológica, nada tiene de tal. Nuestra tierra es su tierra, su cultura, nuestra cultura, su mentalidad nuestra mentalidad. En resumen, el elemento humano y las fuerzas telúricas han ejercido sobre el pueblo chileno indiscutibles influencias. Es decir,  constituyen una expresión inequívoca de autenticidad / identidad…

En resumen, la civilización, es la que se importaba e importa de los Estados Unidos, de Europa y de otros países. Cada cultura es el alma del respectivo pueblo, y por ello lo expresan sin esfuerzo y es necesariamente popular. Lo que la sofofa, su régimen de turno y los medios mediáticos mercuriales de (in)comunicación le quieren vender a la gente son dos clases de cultura: La de los vencedores del 11 de septiembre de 1973, “la cultura superior” y la otra: la cultura inferior de “los vencidos”, del Chile desaparecido. La cultura es el alma del respectivo pueblo, por lo tanto, es el corazón de toda una comunidad. De lo que concluyo que mientras se mantengan los dos Chile, sin la reconciliación indispensable, en el marco de la constitución /artilugio 1980, y la política bajuna imperante,  ¿Cómo pueden decretar la creación de un Ministerio de Cultura? Constituye un fiasco y desaguisado, “la cultura” en la arcadia de la alegría de la sofofa y de las clases politicastras y castrenses  “es el refinamiento de los sofofos, que lo imponen estos mercachifles  desde su torre de marfil para sacar ventajas y seguir manipulando a la gente enajenada…

Los mercachifles fariseos sofofos para quienes solo existe el privilegio de la celestina universal  hoy en el marco de su indigencia educacional/ cultural, se presentan como una minoría ilustrada, una elite fabricada, impuesta a golpe de talonario que la denominan “cultura”. Esta identificación nada tiene que ver con los preceptos de nación y de cultura.  Así se medra en la impostura en “el Chile ganador exitista y autocomplaciente de la sofofa”.

Como colofón puntualizo, cultura significa buscar con empeño una efectiva participación, intervención de la persona en todo cuanto, en la naturaleza y en la historia – “esa que hacen los pueblos”, – es esencia y no mera existencia de estereotipos, es decir, la persona en su integridad es quien será a su vez interprete genuina de su tierra y de su medio. Así como el idioma es el vehículo el pensamiento,  para los epígonos administradores del legado de la dictadura de marras la civilización moderna, la consideran como un vehículo de la cultura por causa del periodismo, la radio telefonía, la televisión y la internet controladas por los dueños del capital. La globalización del capital, en el “nuevo orden mundial” ha globalizado éstos medios de comunicación, convirtiéndolo en vehículos de manipulación, deformación, enajenación y de incultura. Víctimas principales de esta maquinación mediática son los niños: Diariamente se los bombardeas con truculentas y violentas historias de pistoleros donde todo se desarrolla en un ambiente de violencia primitiva, y de temáticas forasteras. Los niños hoy, no quieren una bicicleta sino una metralleta como regalo.

La internet, la televisión, los diarios asaltan los hogares con sus programas basuras de violentos crímenes de tráfico de drogas y  de armas, de prostitución, de pornografía, etc.  Prohibir o limitar los horarios para los menores es imposible, porque se vulnera, según los mercachifles manipuladores sofofos, un principio constitucional: La libertad. Así, los mercachifles privados sofofos pueden seguir haciendo su agosto. Total el fin justifica los medios y lo importante es la celestina universal/el dinero.

Paradojalmente los oligarcas fariseos sofofos, ante cualquier atisbo de vulneración de su”libertad”, golpean la puerta de los cuarteles exigiendo respeto por sus derechos, como si existieran derechos absolutos.  Como si en todas las sociedades civilizadas los individuos no aceptaran desde las primeras etapas de su vida, limitaciones a su libertad individual. Todos las aceptamos mientras la norma sea justa y la ley pareja. Toda ley es, necesariamente una limitación a la libertad personal. Pero sin leyes, la vida en convivencia sería desordenada e insegura. Esto lo saben los bellacos sofofos y sus doctos jueces,  adalides  de la justicia en la medida de lo posible – una agudeza / argucia, de su ideólogo consertacionista Patricio Aylwin Azocar-, pero lo ignoran. Como colofón de mi conferencia preciso que, la cacareada civilización moderna y sus medios mediáticos mercuriales  poderoso de que disponen, no sirven eficazmente a la cultura, influyen en la persona, pero no en la cultura. En cambio es ésta, la substancia, la esencia, el contenido, por esto reitero, que no es una categoría del saber, sino del ser. La civilización son las cosas del individuo, la cultura es la persona, el ser humano. Por eso, he hablado del carácter social de la cultura, que no atañe al individuo aislado, éste está inmerso dentro de la cultura, de la sociedad que forma parte, en el marco de la relación entrañable entre nación y cultura. En un mundo globalizado, manipulado y enajenante donde el ingenio humano crea inalcanzablemente no debe preocuparnos de que la civilización sea importada, que venga de otros países. Pero la cultura debe y tiene que ser autóctona, surgida del corazón mismo del pueblo, de la patria. De lo contrario se renuncia a la calidad de Nación para convertirla en una factoría, una sucursal de un centro hegemónico, un satélite sin vida propia, sin identidad. Concluyo, que es vital, en el nuevo Chile a partir de la nueva Constitución soberanamente sancionada por el pueblo, así como debe reconocer constitucionalmente que la raíz etnológica del pueblo chileno es el Pueblo  Mapuche, se debe precisar el irrestricto respeto por los derechos del ser humano y del entorno ecológico, facilitando el proceso cultural respectivo de sus creadores, los pueblos,  para ser lo que deba hacer y no una prospera factoría del dueño del patio trasero. La creación artística será ante el mundo la mayor y mejor  presentación que podamos exhibir, acreditará mayor consideración, mayor respeto del que hayamos logrado con nuestro cobre y nuestras riquezas marinas.

Con esperanza y memoria.

Prof. Moreno Peralta / IWA

Secretario Ejecutivo ADDHEEE.ONG

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