El 3 de junio un joven veracruzano que en Facebook se hace llamar Giovanni Paolo, puso a la venta en su perfil, una edición de Pedro Páramo fechada en 1981. El ejemplar tenía la particularidad de contar con una dedicatoria de Juan Rulfo a Sergio Pitol.
El libro llamó la atención del periodista e investigador Mario Casasús. “Giovanni Paolo aseguró que provenía de la biblioteca personal de Pitol, lo que en principio me hizo pensar que podía pertenecer al enorme legado que donó a la Universidad de Veracruz; también consideré la posibilidad de que fuera una falsificación, pero al cotejar la firma con otros autógrafos de Rulfo puedo asegurar que es original”.
El periodista intentó contactar con el vendedor cuyo verdadero nombre es Rafael. “Nunca me contestó. Creo que tendría que aclarar la forma en que lo obtuvo dado que afirma que proviene de la biblioteca personal del autor de El arte de la fuga. Si no le interesa hablar con la prensa, tal vez sí tenga que hacerlo con el abogado Rafael Hernández, representante legal de Laura Demeneghi, la sobrina de Pitol”.
La relación entre Pitol y Rulfo fue de mutua admiración. En enero de 2016 la revista La palabra y el hombre, editada por la Universidad Veracruzana, dedicó su número al treinta aniversario luctuoso de Rulfo. La publicación recuerda Casasús, recuperó el prólogo que en 1966, Pitol escribió para la edición polaca de Pedro Páramo.
“El inicio es divertidísimo –cita Casasús-: ‘La novela Pedro Páramo del joven autor Juan Rulfo, apenas a diez años de su aparición…’. Esto te habla de la admiración y de lo visionario de Pitol para escribir un texto lleno de elogios. Años después, en 1981, Rulfo devolvió el favor y en un gesto de reciprocidad le obsequió un ejemplar que tenía en su biblioteca personal con la siguiente leyenda: ‘Al admirado y querido amigo Sergio Pitol’”.
Dedicatorias a Galeano, Hernández y Robertson
Al autor de El llano en llamas no se le daba el elogio fácil. Ni siquiera a Gabriel García Márquez le escribió que lo admiraba, de ahí la importancia de la dedicatoria a Pitol, precisa Casasús, quien recientemente ha indagado el origen de otros autógrafos del escritor jalisciense para autores como Eduardo Galeano y Efrén Hernández. “El origen de cada ejemplar confirma la validez. El autógrafo para Efrén está en posesión de su hijo Martín Hernández, quien a su vez le pasó la fotocopia a Alejandro Toledo y él la subió a Facebook. El autógrafo a Galeano tiene la misma lógica que el de Pitol. El uruguayo escribió tres o cuatro textos sobre Rulfo, lo curioso del caso es que no sabíamos de su aprecio por Galeano más allá de lo político”.
La dedicatoria al autor de Las venas abiertas de América Latina está fechada en mayo de 1978, en Venecia. El lugar plantea la incógnita sobre lo que hacían ambos escritores en la ciudad italiana. “Hablando con el biógrafo de Galeano especulamos que él estaba terminando el libro Días y noches de amor y de guerra, pero ¿qué hacía Rulfo ahí? ¿Iba por placer? ¿Fue a un congreso o a una universidad? En la biografía de Alberto Vital no encontré el dato”.
Para Casasús los autógrafos nos muestran no solo el nivel de cercanía, también permiten rastrear a los autores en una fecha y lugar determinado. Curioso en este sentido es el dedicado también por Rulfo, al doctor chileno Enrique Robertson, exiliado en Alemania desde la dictadura de Pinochet. “La firma es importante porque data del 15 de noviembre de 1984, recordemos que Rulfo fue en 1982 a Berlín por la mítica lectura a dos voces con Günther Grass, pero el autógrafo a Robertson registraría su último viaje a Europa”.
El mexicano dictó una conferencia en un centro cultural conocido como El Búnker, en la ciudad de Bielefeld. “Robertson asegura que la invitación era para la Universidad de Colonia, pero viendo que había unos días libres se lo prestó a Bielefeld. Me queda claro éste fue su último viaje a Europa. Al año siguiente, en 1985, entró a un tratamiento en el Instituto de Cancerología y el 7 de enero de 1986 murió. Habría que rescatar el dato y pasárselo al biógrafo Alberto Vital”.
Mario Casasús prepara un proyecto de investigación con base en el pasaporte de Juan Rulfo. Advierte que hay una serie de mitologías alrededor del escritor mexicano y que es necesario precisarlas. “Me interesa trabajar sobre sus viajes a Sudamérica y su relación con autores como Quiroga Santa Cruz, Pablo Neruda y Julio Cortázar”, concluye.