Noviembre 15, 2024

Razones de la pobreza

De los ocho países más pobres del mundo, (según su PIB p/c 2017: Burundi con US$263, Sudán del Sur con US$275, Gambia con US$399, Mozambique con US$476, la República Democrática del Congo con US$483, Liberia con US$518, Guinea con US$532 y Afganistán con US$576), siete pertenecen al África, allí donde el hombre blanco ha cometido las peores atrocidades y las sigue cometiendo.

 

 

Solo hablando de la República del Congo, recordemos que tuvo un líder, ejemplo de inteligencia y civilidad, como Patrice Lumumba, artífice de la independencia de su país del colonialismo belga. Elegido legalmente como Primer Ministro de esta nación el 30 de junio de 1960, fue en enero de 1961 asesinado, después de feroces torturas, por las fuerzas que dieron el golpe de estado que llevó al poder a Joseph Mobutu.

 

El Congo es inmensamente pobre. Su PIB p/c es la quincuagésima parte del chileno, que es más de US$24.000, siendo ya nuestro país bastante pobre también. Con ese PIB es difícil imaginar las riquezas que el Congo alberga. Antes oro, uranio, petróleo y diamantes. Hoy, concentra el 80% de las reservas de coltan del planeta.

 

El coltan es una mezcla de dos minerales no renovables, columbita y tantalita, que se dan en forma escasa en la naturaleza. Vale más que el oro, porque es esencial para la industria digital, aeroespacial, armamento inteligente, aceleradores de partículas. Por su superconductividad y carácter ultra refractario, almacena carga eléctrica temporal y la libera cuando se necesita. Tiene alta resistencia a la alteración, que lo hace idóneo como material privilegiado para uso extraterrestre en la Estación Espacial Internacional y en futuras plataformas espaciales. En suma, el Congo es dueño del 80% del elemento en que se basa toda la tecnología moderna actual que está cambiando el mundo y que ha creado inmensas fortunas.

 

Por este mineral el 2 de agosto de 1998, Ruanda y Uganda lo invaden y comienzan una horrenda guerra civil. El 2003, habiendo muerto 4 millones de congoleños, la ONU consigue que se firme un acuerdo de paz y a finales de 2006 fue elegido democráticamente -en los primeros comicios libres en cuarenta años- el presidente Joseph Kabila. China ofrece a Kabila explotar los yacimientos de coltan, entregando al país el 30% de las ganancias, y ello generó un levantamiento guerrillero.

 

El mineral es extraído en minas a cielo abierto por niños de ocho a quince años que en las minas ganan más que en la agricultura o la ganadería, pero no siempre las fuerzas de ocupación les pagan y viven en las peores condiciones, con violencia de todo tipo resistiendo violaciones de los usurpadores, enfermedades y muerte. Las mujeres son usadas como botín de guerra y violarlas, incluso con bayonetas, a los soldados “les trae buena suerte”. Después de violadas los maridos las expulsan de las comunidades. A 2007, ya habían muerto 5,4 millones de congoleños.

 

Las Naciones Unidas han acusado a los «ejércitos de empresas» de apropiarse de los metales de la zona, acusando directamente a Anglo-América, De Beers, Standard Chartered Bank y cien corporaciones más. Lo han negado, pero miles de toneladas de coltan salen del país sin que su Estado reciba un peso. El mineral sale especialmente a través de Ruanda.

El ejército ruandés transporta el coltan hasta su país, donde se trata y purifica en la Sociedad Minera de Ruanda. Desde ahí lo envía a Europa y Estados Unidos. El país exportaal menos la mitad del mineral que llega a los mercados internacionales con la etiqueta “Made in Rwanda”, de acuerdo con cálculos citados por el experto en el Congo, Michel Nest, en su obra “Coltan”. El presidente de Ruanda, Paul Kagame, niega que el coltán exportado por su país proceda del Congo, pero un dato ofrecido por la organización The Enough Project, es discrepante. Analizando las cifras del Gobierno rwandés, la organización descubrió que mientras la producción nacional de minerales había aumentado el 22% entre 2010 y 2011, las exportaciones lo habían hecho en un 62%.

 

En 2012, un informe confidencial de la ONU concluye una vez más que Ruanda ha financiado y proporcionado hombres, entrenamiento y armas a varios de los más de 40 grupos armados activos en los congoleños Kivu Norte y Kivu Sur, de los que algunos, como el oficialmente disuelto M-23, están acusados de crímenes de guerra de lesa humanidad y de saquear el maná del coltan.

 

Mercenarios extranjeros hacen negocio con armas en los frentes y muchos son pagados por empresas del “mundo civilizado”, que ayudan a Uganda y Rwanda, militarmente y, a través de cuantiosas “ayudas para el desarrollo”. La agencia de ayuda británica, DFID, anunció a fines del 2000 que daría un préstamo de US$95 millones al Gobierno rwandés.

 

Se repite una vez más la triste historia de las invasiones que ya tanto hemos conocido, como Vietnam y también Afganistán, el único no africano entre los más pobres del mundo. País que, antes de las invasiones, era plácido y maravilloso como lo relatara tan magistralmente Khaled Hosseini en The Kite Runner.

 

Desde 1979 a 1992 lo ocupó la URSS, lo que se consideró el Vietnam de la URSS. El Consejo Revolucionario del país lo solicitó, para destruir a los muyahidines, grupos afganos islámicos, apoyados por EEUU y otros países occidentales. El Consejo de inmediato pidió el asesinato del Presidente electo democráticamente el 27 de diciembre de 1979, Hafizullah Amin. Como la guerra civil era parte de la Guerra Fría, la URSS se retiró en 1992 cuando fue disuelta.

 

Luego, con el pretexto de encontrar a Osama Bin Laden, los EEUU comienzan la “OPERACIÓN LIBERTAD DURADERA” invadiendo Afganistán, y hasta hoy las tropas continúan allá saqueando el petróleo y otras riquezas. Hasta 2015 se han mantenido más de 10.000 soldados norteamericanos, esos que traen la libertad. Pese a la promesa de Trump de retirar las tropas, este ha anunciado que enviará más. The New York Times destaca un discurso televisado, en el que dijo que no habría “cheque en blanco” para el compromiso estadounidense en dicho país. Explica que su interés de enviar más tropas, se encuentra dentro de una estrategia largamente esperada para resolver el conflicto de Afganistán de casi 16 años de duración, pero se negó a especificar el número de tropas que se desplegarían, o las condiciones por las que juzgaría el éxito de su misión allí.

 

Por otra parte, The Times asegura que Trump también ha pedido a la OTAN enviar más tropas. El periódico londinense indica que “el presidente Trump presionó a Gran Bretaña y a otros miembros de la OTAN para que envíen más tropas a Afganistán mientras trazaba una nueva estrategia para la guerra más larga de Estados Unidos”. Y agrega: “Cerca de 600 soldados británicos están basados en Afganistán, donde partes vitales del país han caído bajo el control o la influencia de los talibanes”.

Los países del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, los mismos que están comprometidos con la industria armamentista, tienen que crear guerras para, salir de stock, subir el precio de los armamentos y mover sus economías. Ya han extraído todas las riquezas posibles de nuestros países, pero siguen necesitando la guerra. No debería extrañarnos que, dado el fracaso del neoliberalismo, pronto estemos embarcados en una Tercera Guerra Mundial, dados los especímenes que gobiernas países como EEUU y Corea del Norte.

 

Esperemos que las mayores ganancias de SQM, con el litio que Chile le regaló, no atraigan invasores. Con el auge de la energía solar y solo la perspectiva del predominio de autos eléctricos en un futuro cercano, ya han aumentado las ganancias de esta empresa en un 28% en abril-junio 2017, US$106 millones.

 

 

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