El Convenio de Minamata sobre el Mercurio, que procura “proteger el ambiente y la salud” del daño que implican sus emisiones, ya es un histórico tratado vinculante.
El documento ya cuenta con la firma de 128 de los 193 estados miembros de la Organización de las Naciones (ONU), y la ratificación de 74 países, que ahora están obligados legalmente a respetar las disposiciones.
El Convenio de Minamata se suma a otros tres tratados de la ONU para reducir el impacto de químicos y otros desperdicios: la Convención de Basilea, de 1992 y los convenios de Rotterdam y de Estocolmo, de 2004.
IPS conversó con Michael Bender y Elena Lymberidi-Settimo, coordinadores de la organización Grupo de Trabajo Mercurio Cero (ZMWG, en inglés), quienes coincidieron en que el nuevo tratado es la mejor oportunidad de atender el problema mundial del mercurio, a pesar de sus debilidades.
ZMWG es una coalición internacional de más de 95 organizaciones sin fines de lucro en más de 50 países, que hace una década que reclamaba un tratado vinculante y ahora “aplaude el nuevo protocolo”.
Para esta organización, el mercurio es responsable de la contaminación mundial, pues viaja grandes distancias. Su forma más tóxica, metilmercurio, se acumula en grandes peces predatorios y llega a los seres humanos a través del consumo de pescado, con graves consecuencias para fetos o niños pequeños.
Impacto
El tratado, que entró en vigor el 16 de este mes, es una mezcla de elementos obligatorios y voluntarios con el fin de controlar la incipiente crisis mundial de mercurio, destacaron.
El documento, precisaron, incluye obligaciones fundamentales que afectan el uso, el comercio, las emisiones y el desecho mundial. A corto plazo, las disposiciones incluyen prohibir cualquier extracción minera primaria de mercurio, reducir de forma paulatina los productos con mercurio agregado para 2020 y los procesos que utilizan mercurio, detallaron.
Varios de esos pasos eran impensables hace unos años, observaron. En la actualidad, existen alternativas viables, disponibles y rentables para la mayoría de los productos con mercurio como termómetros, amalgamas dentales, termostatos, baterías y dispositivos de medición, así como procesos que usan mercurio (como para la producción de cloro), analizaron Bender y Lymberidi-Settimo.
El respaldo a la implementación procederá de un mecanismo financiero creado por el convenio. Además, el tratado incluye disposiciones sobre la comunicación de datos, que implica que la secretaría del convenio supervise el avance y, con el tiempo, se organice una conferencia de las partes para atender las cuestiones que surjan.
El tratado también incluye otras disposiciones con información y pautas necesarias para reducir las principales fuentes de emisiones. Todos juntos, estos pasos permitirán realizar significativas reducciones de mercurio a escala global, opinaron.
Pero los especialistas cuestionaron que si bien avanza en la dirección correcta, el tratado no va lo suficientemente lejos ni rápido a corto plazo para hacer frente a los crecientes riesgos que supone la exposición al mercurio para los humanos.
En el caso de grandes fuentes de emisiones, como las centrales eléctricas a carbón, los requisitos para los países es que sigan las prácticas BTA/BEP (siglas en inglés de mejores tecnologías disponibles/mejores prácticas ambientales) para reducir las emisiones, pero no se fijaron objetivos numéricos.
Las nuevas instalaciones no tendrán que tener control de contaminación de mercurio hasta cinco años después de la entrada en vigor del tratado, y las ya existentes tendrán 10 años de plazo para empezar sus iniciativas de control, apuntaron.
El tratado también se concentra en la extracción de oro artesanal y a pequeña escala, que es la mayor fuente de uso y de emisiones de mercurio en todo el mundo, indicaron.
Los planes de acción nacionales en materia de minería artesanal fomentarán la reducción del uso, pero el tratado no incluye una disposición que prevea la eliminación del uso del mercurio. Se prevé que esos planes eliminarán a muchas de las peores prácticas que constituyen la vasta mayoría del uso del mercurio en el sector.
El convenio prohíbe nuevas extracciones de mercurio primarias, pero permite que la existente se mantenga 15 años, aunque no permite el suministro a la minería artesanal. De esta fuente, el mercurio solo se permite en la fabricación de productos con mercurio agregado y en otros procesos de manufactura.
IPS también consultó a los especialistas sobre los artículos clave que, en su opinión, llevarán a la prohibición mundial del uso de mercurio.
Bender y Lymberidi-Settimo explicaron que el convenio contiene medidas de control destinadas a limitar de forma significativa el suministro global de mercurio para complementar y reforzar la demanda de medidas para controlar la reducción.
En especial, las disposiciones del artículo 3 limitan las fuentes de mercurio disponibles para usar y comerciar, y especifica los procedimientos a seguir, cuando se permite ese comercio.
Al final, como el uso de mercurio disminuye, mediante las distintas disposiciones del convenio, la producción y las exportaciones de las minas de mercurio primarias se reducirán.
Implementación
En lo que respecta a un mecanismo que ayude a supervisar cómo implementarán el convenio los 74 estados parte, los especialistas explicaron que el tratado establece requisitos para que las partes envíen información, incluso sobre las medidas tomadas para implementar las disposiciones del documento y sobre la efectividad de dichas medidas.
Luego, no más de seis años después de que entre en vigor, la conferencia de las partes deberá evaluar la efectividad del documento.
La evaluación deberá basarse en los informes disponibles y en la supervisión de la información. Los informes deben enviarse de conformidad y la información y las recomendaciones suministradas al comité de implementación y cumplimiento.
Por eso, son tan importantes los debates de la conferencia de las partes, que tendrá lugar en Ginebra del 24 al 29 de septiembre, sobre los formularios de información. El artículo 21 sobre los requisitos de la información ofrecerán detalles fundamentales sobre la situación del mercurio a escala mundial y sobre la efectividad del convenio en la reducción del mercurio y la protección de la salud humana, precisaron.
La información de las partes debe ser pública y debe incluir datos sobre emisiones, las cantidades de mercurio desechado y el método con que se hizo, así como las decisiones sobre la frecuencia de comunicación