Fue, para muchos, una sorpresa: un año y ocho meses después de asumir la presidencia argentina, y a pesar de que las medidas adoptadas al llegar al gobierno provocaron una contracción de la actividad económica que hasta ahora no se ha revertido, Mauricio Macri salió políticamente fortalecido de su primera prueba electoral, el domingo 13.
La alianza gobernante, la centroderechista Cambiemos, fue la fuerza más votada a nivel nacional con 36 por ciento de los votos, en las primarías para los comicios legislativos de octubre y, aunque quedó lejos de obtener la mayoría absoluta, consiguió victorias inesperadas en algunas de las 23 provincias.
Y sobre todo evitó –en este caso, con un recuento de votos cuestionado- lo que más lo preocupaba desde el punto de vista simbólico: una derrota en el distrito más poblado del país contra la expresidenta Cristina Fernández (2007-2015), candidata a senadora por la centroizquierdista Unidad Ciudadana.
Fernández es, al día de hoy, la rival más peligrosa que tiene Macri para 2019, cuando seguramente buscará su reelección por otros cuatro años.
En la elección de la oriental provincia de Buenos Aires quedan sin contabilizar 4,32 por ciento de los sufragios. Allí, los primeros datos oficiales se conocieron a las 9:00 de la noche, cuando el oficialista Esteban Bullrich superaba en siete puntos a Fernández. Antes de las 11, Macri y su equipo festejaron el resultado ante las cámaras de televisión.
Sin embargo, mientras la mayor parte de los argentinos dormía, el margen se fue estrechando y cuando en la madrugada el recuento se detuvo, Bullrich contaba con 34,19 por ciento de los votos escrutados y Fernández con 34,11 por ciento, una diferencia de apenas 6.915 sufragios.
En Argentina las elecciones no son organizadas por un poder independiente sino por el gobierno, que sostuvo que algunas mesas de votación de esa provincia oriental no ingresaron en el escrutinio porque las papeletas se confeccionaron mal, pero que serán incorporadas en el recuento definitivo, que demorará cerca de dos semanas.
Para Fernández esto no fue casual. “No vamos a parar hasta que se cuenten todos los votos, porque sabemos que hemos ganado”, dijo el lunes 14, a través de un comunicado.
“Querrán crear una realidad paralela en los medios, buscarán ocultar, maquillar, distraer y confundir. Pero no van a poder. La democracia argentina es más fuerte que su manipulación y su arrogancia”, agregó.
La irregularidad y la incertidumbre por el final bonaerense, de todas maneras, no arruinaron la satisfacción de los principales actores del poder empresario y financiero en este país sudamericano. Lo sucedido con el valor del dólar, que históricamente en Argentina es la variable más sensible a los cambios de clima económicos, es lo que mejor lo refleja.
En las semanas previas, mientras Fernández ascendía en las encuestas, la divisa estadounidense había aumentado más de 10 por ciento y el Banco Central tuvo que abastecer la demanda y sacrificar 1.850 millones de dólares de sus reservas para frenarlo.
Al día siguiente de las elecciones, el valor de la divisa llegó a caer cinco por ciento, mientras subieron la Bolsa de Buenos Aires y las acciones de las empresas argentinas en Wall Street.
La expresidenta Cristina Fernández, candidata a senadora por la provincia de Buenos Aires, saluda a sus entusiasmados partidarios. El triunfo en ese distrito electoral, que concentra la mayor población del país, está pendiente del recuento de 4,32 por ciento de los votos, cuando a ella y al aspirante de la alianza gubernamental le separan un puñado de votos. Crédito: Unidad Ciudadana
Macri, por su lado, había festejado la noche de la elección junto a las principales figuras de Cambiemos en un centro de convenciones de la Ciudad de Buenos Aires. La capital, que gobernó entre 2007 y 2015, fue su trampolín al poder nacional y esta vez le dio un amplísimo respaldo: su candidata, Elisa Carrió, obtuvo 49,5 por ciento de los votos y le sacó 29 puntos de distancia al postulante de Unidad Ciudadana, Daniel Filmus.
Con pantalones vaqueros y camisa celeste, el presidente buscó mostrar empatía con los sectores más castigados, en un país donde un tercio de la población vive en pobreza.
También defendió la decisión más cuestionada del principio de su gestión: el fuerte aumento de las tarifas de servicios públicos, cuyos valores habían estado congelados durante el gobierno anterior. La medida no solo afectó la situación económica de millones de personas, sino contribuyó a que la inflación se mantuviera alta en los productos de consumo básicos, según analistas económicos.
“Sé que el cambio a todos no les llegó y sé que estos meses han sido difíciles, pero que todos sepan que en cada decisión siempre pensé en ustedes, incluyendo las tarifas, porque el riesgo era habernos quedado sin luz, sin gas y sin transporte y ahí sí que no íbamos a tener futuro”, dijo mirando a las cámaras de televisión.
Estas elecciones, en realidad, fueron apenas el aperitivo de las legislativas que se realizarán el 22 de octubre, donde se renovará la mitad de la Cámara de Diputados y un tercio del Senado. Fernández ya fue miembro de la cámara alta entre 2001 y 2007.
En 2009 fueron creadas por ley las Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias (PASO), que tienen la finalidad de que cada partido dirima sus candidatos.
Sin embargo, una vez más, los principales espacios políticos no presentaron competencia interna, por lo que las PASO sirvieron como una gran encuesta de cara a la elección que realmente valen y, especialmente, para establecer la temperatura del ambiente.