Don Ricardo I, es decir el ex presidente de Chile, conocido en tiempos plebeyos como Ricardo Lagos Escobar, ha dado una sentencia regia, para que la graben las cámaras y la subrayen los escribanos de la prensa rentada, la difundan las emisoras radiales y los teletipos del universo todo: “Lo importante es crecer, lo demás es música”.
¡Vaya!… la vida es muy parcial e incompleta; no da el cerebro humano parea hacerse cargo de la universalidad del todo. Don Ricardo I, definitivamente desarrolló su lado cerebral numérico, ese que calcula el interés; pero también ha desarrollado las conexiones privilegiadas con el cerebro reptil, ese que se orienta a dirigir el interés personal, ese pronto al ataque, a la función depredadora y a la tacañería más fruncida.
Uno se puede delatar en una frase. Es la técnica que usan los analistas para descubrir las intenciones vitales del inconsciente; dejan hablar libremente al trio que se sienta en la cómoda poltrona del especialista; en un mismo cuerpo conviven el reptil (que anida en el Bulbo raquídeo); el asno (que reside en el Límbico) y el homínido (que se va forjando en el Neocortex).
Sabemos por los neurofisiólogos que las conexiones de cada ser humano, entre los tres cerebros, son diversas pero únicas, es decir irrepetibles. Nadie es igual a otro, pero todos tenemos ciertas tendencias que representan las conexiones privilegiadas entre los tres cerebros. Y son esas salidas, como las de don RicardoI las que permiten dibujar la carretera más expedita por donde transita nuestro discurrir o nuestro sentir.
Tendremos que confirmar con algún facultativo esta expresión ricardiana, pero para mí, por pura sospecha, esta expresión refleja una conexión privilegiada entre el cerebro reptil y el neocortex; pero con aquella zona del cerebro gris que se encarga del cálculo, no la que privilegia lo lúdico o lo artístico..Noooo. En esa zona el paciente tiene casi una “muerte cerebral” o un “conflicto” de zonas anatómicas, que le hacen neutralizar su manifestación en la personalidad, por eso nunca podrá manifestarse en él lo que solicitaba Nietzsche como una “gaya ciencia” o la visión “auroral” de la vida, esa inspiración fresca, novedosa, siempre juvenil.
Eso explica que dé sentido sólo al CRECIMIENTO pero desprecie la MÚSICA (“….lo demás es música”, es decir una inutilidad, una pérdida de tiempo). Lo mismo sentía el inefable Lavín cuando ofició de Ministro de Educación y quiso reducir a la nada todas las ciencias del espíritu para abundar en las ciencias del cálculo. Dos ejemplos de resurrección de un racionalismo degenerado y absolutamente desacreditado por la historia con el holocausto y con las dos bombas atómicas más dos mega guerras.
Pero es que se hace tan reptil la personalidad del CRECIMIENTO, que lleva e induce a hacer crecer sólo a la jauría depredadora, esa que avariciosamente lo acapara todo, y dejan la música para aquellos a quienes desprecian o menosprecian, es decir para esas víctimas carnales de “Rebelión en la granja” (G. Orwell), o los déspotas gamonalicios del poder, expuestos en “1984”).
El propio Ricardo I, cuando oficiaba como académico de izquierda, sacó un célebre trabajo acerca justamente de la tesis opuesta de lo que afirma hoy, pues ese Opus denuncia la concentración de la riqueza en el Chile de ese entonces. Pero el Chile de ese entonces era bastante menos oligárquico que el de hoy y ¡muuucho! menos plutocrático que el de ahora. Pero no sabe uno si esas tesis de don Ricardo eran desvaríos de juventud inocentemente dopado por la “pócima de Murti Bing” o es que don dinero es tan poderoso señor, que se hace respetar de manera soberana; y como sentenciaba Napoleón Bonaparte: “Cada hombre tiene su precio”.
Entonces, todo este tema de las elecciones, de la política económica, de los especialistas, de las opiniones, de los programas, de las entrevistas, de los foros, se traduce en una sola cosa: no se trata de política, son los negocios ¡ESTUPIDO!
Y desgraciadamente esta es una verdad que se evidencia con una pequeña auditoría que transparente las relaciones de poder con los intereses económicos: Los Aylwin y sus inversiones en colegios privados; los Martínez y sus intereses en Educación superior lucrativa más las defensoría pública (una especie de servicio privado de la justicia, activado por su esposa en la reforma judicial chilena, cuando fue ministra de justicia); los Zaldívar y sus múltiples intereses en forestales, pesqueras y otras ramificaciones del poder privado (será por eso que no afloja en repostularse al Congreso, para seguir cumpliendo el rol que se asigna a funcionarios de su catadura); los Walker y sus intereses mineros y otros muchos; los socialistas y PPD con sus intereses en las concesiones carreteras; los Garretón y Correa (ex –Mapu) en el lobby más rentable de las empresas transnacionales y las nacionales coludidas o monopólicas.
Como puede apreciar usted, no se trata de posturas ideológicas; aquí sentamos las asentaderas en el sillón relevante del interés. Pretenden ser, estos caballeros, con sus posturas militantes de partidos socialistas defendiendo al capitalismo más encarnizado, como ese personaje que describía el sabio Montagne: que intentan sentarse entre dos sillas para asomar su humanidad, y lo único que logran es que se les desacomode el culo.