Patricio Fernández habla de revolución, (Editorial de The Clinic, 20.07.17) pero, al parecer no tiene idea de lo que ella es Sobre todo, los escollos que debe salvar, por la oposición de los poderes de privilegio que, necesariamente, la revolución debe desplazar del poder para su realización.
En efecto, la revolución, si quiere ser verdadera. no es un camino de rosas, al contrario, en un principio, y hasta su afianzamiento y desarrollo posterior, una vez rotas las estructuras de poder, que se hace necesario derrumbar, es un camino lleno de espinas que se debe recorrer. Esa ha sido su impronta, una ley natural de la que no está exenta ninguna revolución cualquiera sea su carácter. Así se ha escrito la historia de las revoluciones, desde las tempranas revoluciones campesinas en Alemania del siglo XVI, y las posteriores revoluciones en Francia México, Rusia, Cuba, Nicaragua, Irán, etc.
La Revolución, don Patricio, necesariamente implica un momento de tensión entre los nuevos poderes que se advienen con los poderes establecidos que se pretenden desplazar. Y para ello, la revolución, necesariamente, para que sea tal, tiene que desestructurar las bases económicas, políticas y sociales que sostienen al régimen que se quiere desplazar.
Eso bien lo sabemos en Chile, cuando ni siquiera se trataba de implantar una revolución, y sin embargo bastó aquel intento, para que las fuerzas conservadoras criollas, con apoyo de la CIA y el Departamento de Estado Norteamericano, desarrollaran toda una operación para que la canalla golpista iniciara una acción violenta a modo de desguazar el proceso transformador que el gobierno de Allende había iniciado
No sé si Ud. era un cabro chico en ese periodo, o si habría nacido. Pero si hubiera estado aquí en Chile, en esos momentos de tensión, habría comprobado que las mismas dificultades por las que pasa hoy la Revolución Bolivariana las vivimos calcadas aquí en Chile, con las mismas consecuencias: alta inflación, desabastecimiento, asonadas callejeras, cerco comunicacional y todas esas cosas. La diferencia está que acá el proceso transformador lo abortaron a los tres años, en cambio, el proceso bolivariano, más de una década ha estado aguantando toda la presión, con los costos que ello conlleva, y muy a pesar suyo, tiene para rato, por la sencilla razón de que es una revolución que enfrenta todas sus dificultades con el pueblo unido con sus fuerzas armadas..
Si me llama la atención que usted, desatendiendo y pasando por alto el carácter de una revolución, respecto de lo de Venezuela se remite a repetir los mismos lugares comunes que transmiten, interesadamente, los medios de comunicación del mundo. Es cierto lo de las dificultades que usted menciona, pero ello no es porque Maduro o el chavismo sean intrínsicamente malos, para atribuirle todas las demonizaciones del mundo de las cuales usted se cuelga.
Pero, sobre todo me llama poderosamente la atención que las mentiras que se han vertido sobre el reciente referéndum, convocado por la oposición, usted sin rechistar y sin el más mínimo esfuerzo de racionalización, usted las hace suyas.
Quiero decirle, en primer lugar, que ese referéndum es el fraude más flagrante que hemos conocido en la historia de nuestra América Latina. Ud., bien sabe que un referéndum para que sea tal, debe ser un proceso que tiene que contar con dos requisitos esenciales para que sea creíble y democrático: El primero, es que se base en padrones de votantes reconocidos y oficializados por un órgano tribunal superior, para el caso el CNE de Venezuela, y en segundo lugar debe ser un proceso que debe ser auditable.
Pues bien, ninguno de estos dos requisitos esenciales se cumplieron, al contrario, ante la evidencia de su falsedad, inmediatamente después de la parodia de conteo, quemaron los supuestos cuadernos electorales para que no quedara ninguna huella sobre ese fraudulento fraude.
Y es tanto su empeño, por darle veracidad a este fraude, que usted, irresponsablemente, hace suya la cifra de que en el exterior habían votado 700.000 venezolanos. Sin embargo, usted obvió un importante detalle, de que el registro del padrón electoral oficial registrado por el CNE de Venezuela, registra un total de 114.000 residentes en el exterior habilitados parta votar. En sólo este punto, se agregaron cerca de 600.000 votos demás, de los registrados en el padrón oficial.
Pero todo no para ahí. Fíjese Ud. que para las elecciones generales en Venezuela el CNE dispone de más de 14.000 centros de votación. ¿Sabe de cuanto dispuso la MUD, sólo de 2.000, o sea menos del 20% de lo que se necesita para una elección de naturaleza masiva en que participe todo el pueblo.. Pero esto no fue por falta de recursos o algo parecido. Fue premeditadamente organizado así, para que en los pocos centros se agolparan sus partidarios y dar la impresión de una masiva concurrencia de cuyas imágenes se pudieran transmitir hacia el mundo para dar la sensación de una alta convocatoria que no fue tal..
Pero donde ya se pasaron, es que según las denuncias del oficialismo con antecedentes filtrados desde la misma organización del fraude, los electores que votaron se multiplicaron por tres. Esto debido a que se tenían que responder separadamente tres preguntas, las cuales por cierto nunca coincidirían entre sí al 100% una con otra. Pues bien, súper fácil, cada respuesta fue contado como un elector aparte. Por eso, en dicho fraude electoral el oficialismo asegura que no acudieron más allá de 2.200.000 votantes..
Por último, estaba a la vista que cualquiera se podía pasear por las distintas mesas de votación y votar las veces que quisiera. Como no había padrón y no había ningún control daba para todas esas artimañas
Así pues, don Patricio, le recomiendo que empiece a afinar su puntería, y sobre todo, piense por sí mismo, y no remitirse a repetir como loro lo que le transmiten las inmundicias de las informaciones de los medios de comunicación del mundo, que como usted bien sabe responden en un 90%, sus propiedades, al más rancio y poderoso consorcio económico del mundo.