Estupor y molestia han generado entre las organizaciones medioambientales del país las declaraciones hechas por el ministro de Medio Ambiente, Marcelo Mena, en el sentido de que los movimientos ambientalistas chilenos “se han centrado en problemas que no afectan a la gente”.
Estamos sorprendidos con las declaraciones del ministro en las que acusa a los movimientos ambientalistas de que no nos interesan los problemas de la gente. Parece que el ministro Mena olvida que, por ejemplo, fueron precisamente los movimientos ambientalistas los que estuvieron junto a la gente de Chiloé tras la grave crisis socioambiental que enfrentó la isla el año pasado tras el criminal vertido de salmones en descomposición frente a sus costas.
Mena no recuerda o no quiere recordar que, mientras estábamos en la isla, las autoridades de gobierno no dieron nunca la cara a los chilotes y, al contrario, iniciaban un desfile en calidad de imputados por los tribunales de justicia”, dice Matías Asun, director nacional de Greenpeace en Chile.
Y agrega: “Que el ministro le pregunte a la gente de Chiloé si es que han sentido que el gobierno ha estado junto a ellos durante esta grave crisis”.
En sus declaraciones a América Economía, el ministro Mena también señaló que “el movimiento ambiental en Chile ha tenido tantas derrotas, que cuando gana le ha costado reconocer ciertas victorias”.
“Pareciera que el ministro se alegrara de las que él llama ‘derrotas medioambientales’. Es una burla, pero no para las organizaciones medioambientales, sino para los miles de chilenos que apoyan con entusiasmo la defensa del patrimonio medioambiental del país. ¿Acaso el ministro se entristece cuando las organizaciones medioambientales y los chilenos consiguen un triunfo que lo único que pretende es preservar nuestro patrimonio ambiental? Sería penoso”, señala Asun.
Para Greenpeace es una contradicción que Mena asegure que los ambientalistas chilenos no se centran en problemas que afectan a la gente. “De hecho, el ministerio de Medio Ambiente no es muy efectivo cuando se trata de proteger a la gente. Solo basta ver, por ejemplo, las fallas y críticas que genera su modelo predictivo de contaminación en Santiago. Si ni siquiera saben cuándo restringir automóviles en la capital hay que imaginar las serias falencias que exhiben a la hora de proteger los glaciares, bosques y mares del país”, explica Asun.
Hay que recordar que Chile es hoy uno de los diez países más afectados del mundo por los efectos del cambio climático. “No es un dato que muestre una gestión especialmente exitosa en materia medioambiental”, sentencia el director nacional de Greenpeace.