Los votos hablaron y había que votar por ellos. Es verdad, el Frente Amplio llegó para quedarse y eso se debe saludar. Está en disputa el camino, su carácter y las propuestas que deberán seguir, no solamente para enfrentar las próximas elecciones presidenciales sino de cuáles serán las alternativas para avanzar acumulando fuerza social.
Nunca hay que olvidar que lo más importante es el poder. Nadie niega que al interior del FA, al igual que otros intentos, también existen visiones diferentes, palabras más duras y discursos parecidos a cantos de sirena. Quedan aún los de la vieja izquierda que se resisten de ser testigo en el entierro de las viejas banderas y también de las batallas ganadas.
Los votos obtenidos por el FA llegaron desde los sectores de capas medias, posiblemente descontentos de la Nueva Mayoría, y otros convencidos de la necesidad de romper los dos bloques que se alternan en el gobierno sin poner en peligro el actual modelo, porque así les interesa. También llegaron los que se han sentido traicionados por el largo listado de promesas no cumplidas, y también como rechazo al profundo estado de descomposición político, ético y moral nunca antes visto en la política chilena. Pero los traicionados son muchos miles más que los votos obtenidos por el Frente Amplio, no sabemos si los pescadores artesanales que batallan en contra la ley de pesca de Longueira/Piñera fueron a votar.
En las elecciones presidenciales anteriores había un candidato a la presidencia que llenó todos los recintos universitarios, que se crearon bajo su nombre cientos de Todos a La Moneda en todo el país, pero en la hora más requerida, en la hora decisiva no llegaron todos a marcar el voto, todo finalmente quedó en humo, y cientos de heridos en una campaña no exenta en traiciones y descalificaciones. Esto no significa un minimizar al movimiento universitario y a todo el movimiento estudiantil, sencillamente se constata una realidad irrefutable.
Construir un instrumento que permita hacer política, levantar proyectos, involucrar a la mayor cantidad de voluntades no es fácil. No se puede caer en sentirse pagado por haber sido motivo de análisis político en alguna columna mercurial. No se puede aceptar las odiosas comparaciones que dicen que la derecha le ganó al FA, que Piñera sacó más votos. Supongamos que estamos en 1952 pensando en el 58 y después en el 64 para llegar al 70, pero con las actuales ropas no se llegará a ningún lado y se terminará navegando entre preguntas y respuestas que no despiertan al dormido.
Dos son las grandes tareas que esperan en el corto plazo al FA. Trabajar para aumentar la fuerza electoral y qué hacer en una segunda vuelta. Esto ya sucedió en otros tiempos. Se daba libertad de votar y otros que llamaban a votar por el mal menor. También hubieron traiciones como cuando el PH proclamó como su candidato presidencial a Jorge Arrate y lo abandona para apoyar a Meo. Al parecer ya pasaron los tiempos en que había que dar prueba de blancura para ser aceptado en la concertación y esperar que por omisión (que si hubo), le den espacio en sus altares. El FA debe ganar su espacio e instalar sus parlamentarios para batallas más serias y más profundas, es ese el lugar donde se hacen las leyes. Pero para que aquello suceda queda poco tiempo para darle un perfil popular y sentido al trabajo político.
En el FA no están todos, la soberbia es mala consejera, nubla el camino y se confunde con unos cuantos malabaristas que dicen que son miles y no lo son. Apura dejar las puertas abiertas para que se integren todos los que rechazan el actual modelo y quieren una patria distinta, sino hay maestros ni artistas, ni médicos o ingenieros, nuestros viejos que han sido tantas veces traicionados y que dieron la batalla tienen derecho a estar y aportar.
El FA tiene un plus enorme, y es el no estar en el largo listado de parlamentarios corruptos y vendidos, eso le da fuerza moral para levantar la bandera y el dedo acusador. No se pone en duda la voluntad de defender al movimiento estudiantil estando en el Ministerio de Educación como lo hizo RD. No es aceptable aceptar comparaciones matemáticas con la derecha, allá Piñera con sus votos y sus dos espadachines precarios de espalda blanda. La derecha es la que tiene a Chile entre sus manos mientras habla de crisis y vociferan que ellos salvarán a la patria.
En Chile el modelo goza de buena salud, los grandes grupos económicos y sus empresas sus utilidades son enormes. El año 2016, casi 600 empresas entregaron antecedentes de aumento en sus beneficios de un 37%, algo parecido a los 20.000 millones de dólares, de crisis nada. y son las mismas que están relacionadas con la entrega de dineros a los parlamentarios. El grupo Luksic y Quiñenco crecieron un 83% en sus utilidades. Cencosud su ganancia llegaron a un 67.2% y las empresas Yarur del BCI sus números alcanzaron a 50.1%. En Chile los grupos económicos gozan de muy buena salud.
Este es el Chile real y en este espacio es donde se darán las siguientes batallas, hay posibilidades de lograr alguna victoria, pero los tiempos por llegar obligarán a tomar determinaciones que posiblemente no sean del gusto de todos, es allí donde se pondrá en juego, no el futuro del FA, pero algo parecido. Nunca se debe abandonar a los que los siguen, siempre habrá espacio para explicar porque retroceder es también un paso a la victoria. Lo triste es ver a los que se sienten abandonados porque los números fueron del agrado de los vanidosos.