Noviembre 15, 2024

Desde “Palacio Quemado” dejan silente a un mentiroso

Muchos, en su fuero interno, lo reconocen, pero pocos lo manifiestan. Se sabe que el hilo siempre se corta por su parte más delgada, así como también es de conocimiento general que todo bravucón  gusta de abusar y golpear a quienes tienen menos posibilidades de defenderse. Pero,  no bien a tipos como los mencionados se le cruza en el camino un igual en físico o en potencia, esos fantoches bajan la cabeza y se retiran en silencio para no aportar más vergüenza pública a su imagen que se deteriora ante los hechos duros y fríos.

 

 

Es eso lo que sucede, generalmente, con los machitos cobardes que golpean a una mujer porque carecen de argumentos y de razón cuando pretenden lograr algún objetivo que la dama no comparte. Lo mismo ocurre en escuelas y colegios con aquellos matoncitos apatotados  que creen ser muy hombres si denigran y atacan a compañeros de menor capacidad física. ¿De dónde proceden estas actitudes, estas acciones?  ¿Se trata sólo de una malhadada cuestión de género en el caso de la violencia contra la mujer, o de esencia masculina viril adscrita al ADN, en el caso de los matones?

La mala acción policía, la podredumbre que exhala la corrupción en esa actividad, ha colaborado con creces para hacer de la desigualdad y la soberbia clasista un continuo que estructura el peor de los males en toda sociedad: la injusticia.  Y si quienes se corrompen como si ello fuese una acción plausible y normal, son también dueños del país y amos de la política, es un hecho irrefutable entonces que la sociedad civil de esa nación se mantendrá en los peores niveles de desigualdad.

De acuerdo a lo mencionado, algunos de aquellos poderosos ciudadanos se han habituado a mentir con descaro, a abusar de quienes no pueden defenderse porque carecen de medios económicos y de redes sólidas de apoyo, a poner en grave riesgo la dignidad y unidad del país mediante ventas al por mayor de recursos naturales -y territorios-  en beneficio de mega empresas internacionales carentes de dios, patria y ley.

Esos individuos –a los que podemos catalogar como “matones y bravucones de la política”- creen estar plenamente seguros de que nada, nunca, les ocurrirá judicial ni políticamente, confiando en ello porque son los dueños de todo, incluso –eso piensan- de la voluntad de la población. Se montan en sus propias mentiras y las repiten a saciedad hasta que ellas se coloreen de hecho cierto. Nadie, que no forme parte del corral socio político y económico de esos individuos, puede salirles al paso para enrostrarles sus falacias y sus traiciones al electorado y al país mismo. La prensa oficial (mejor llamada en Chile “prensa canalla”) sirve de adormidera tapándoles los delitos y obnubilando a los lectores, auditores y televidentes, amañando noticias, sesgándolas, e incluso –en muchos casos- omitiéndolas.

El día lunes 26 de junio los candidatos derechistas se enfrentaron en un ‘debate’ que fue transmitidos en cadena por los principales canales de la televisión chilena (cuestión que se les niega a los otros candidatos). Fue un desastre, una vergüenza nacional e internacional (si para muchas naciones nuestro país es un ejemplo de ‘modernidad y cultura’ en la región, entonces Latinoamérica quedó como estropajo de vulcanización ante los ojos del resto del planeta).

Sin embargo, no todo fue malo; entre “iguales” supieron arrancarse los ojos y mostrar sus hilachas. Por fin los tres “matoncitos” del lote de bravucones tuvieron que defenderse públicamente de los efectos que provocaban sus llagas y sus “yayas”.

Uno de ellos, Manuel José Ossandón, senador de la república, desnudó el verdadero currículo de Sebastián Piñera al dejar entrever implícitamente que había sido un ‘ladrón’ (quiebra del Banco de Talca) recordándole que en esos años fue declarado reo por la justicia y requerido policialmente por el mismo hecho (“note declararon reopor lindo”, le dijo). Junto con ello –involuntariamente, pues no creo que siquiera lo hubiese pensado- Ossandón demostró cuán canalla, servil y cómplice ha sido la prensa ‘oficial’ chilena que escondió durante décadas estos ilícitos del señor Piñera Echeñique.

Lo peor, respecto de este asunto de “matones y bravucones” en el país de los pusilánimes y desinformados, ocurrió precisamente días antes del mentado debate. Sebastián Piñera, que trata de vestirse tardíamente con ropajes de patriotismo- publicó un tweet atacando al presidente de Bolivia, Evo Morales, diciéndole “Pdte. Morales: los 9 funcionarios boliv fueron detenidos por violar la ley chilena. Mejor que se calle, deje de mentir y cumpla Tratado de 1904” (sic).

La réplica no se hizo esperar. El jefe de estado boliviano le respondió enviándole un misil que ha sido recogido por toda la prensa mundial, dejando establecida una gravísima acusación. El tweet del mandatario paceño dice: “Un presidente indígena jamás callará ante el jefe de la oligarquía pinochetista que usa el poder público para negocio privado”,  y Piñera, así como todos los medios de prensa que él maneja y/o aquellos que le prenden velas por instrucciones de los dueños del país, ha guardado cómplice silencio ante tan grave –gravísima en verdad- acusación explicitada por un jefe de estado de manera pública para que el planeta entero se informase respecto de la calidad de ciudadano que es el actual candidato derechista a la primera magistratura de la nación chilena.

Obviamente, aquella prensa que hemos catalogado de “canalla” tampoco ha hecho oportuna referencia al tweet del presidente Morales, temerosa quizás  porque podría despertar en contra de su candidato una ola de acusaciones provenientes de ignotos lugares en los que el especulador financiero y su servidumbre carecen de poder para obligarles al silencio, como lo hacen en Chile.

En otro tweet, Evo Morales vuelve a acusar  a Piñera, esta vez por  “responder a monarquías, jerarquías y oligarquías”, cuestión que fue ratificada días después por otro candidato –también derechista- Felipe Kast, quien en el comentado debate televisivo enrostró a Sebastián Piñera el haberse saltado gravemente la institucionalidad durante su gobierno en el caso ‘Barrancones’, y haber actuado como “monarca”. A confesión de parte, relevo de pruebas.

Lo dicho, matones y bravucones abusan del débil, de aquel que no dispone de dinero ni de medios para defenderse. Lo explotan, lo engañan, lo ningunean e incluso se burlan de él. Sin embargo, no bien aparece en lontananza un igual, un poderoso como ellos, dispuesto a desmentirlos, guardan silencio y rehúyen el diálogo… escapan porque se saben pecadores severos, se saben prepotentes, pero no valientes ni honestos. Y así quieren gobernar.

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