Noviembre 16, 2024

El Plan Chino para transformarse en el nuevo Hegemón mundial

China no cree para nada en la idea occidental de que la democracia liberal, con su división de poderes, su estado de derecho y el multipartidismo, es el feliz destino final de la evolución política del planeta. La verdad es que para los chinos, el Estado neoliberal, con sus corruptas instituciones, está muy lejos de ser el fin de la historia. Los chinos tampoco creen que un mundo basado en el Estado-nación y la moderna diplomacia puedan resolver los actualmente gravísimos problemas internacionales del mundo.

 

 

 

Para los académicos chinos, el sistema internacional impuesto en los últimos años, es un mundo fallido que sólo produce guerras interminables y catástrofes humanitarias. El modelo neoliberal asume que todos los Estados naciones son iguales y que tienen los mismos derechos y obligaciones. Pero esto es sólo una fantasía inventada por occidente para justificar su dominación. El sistema capitalista corrupto ha creado Estados hegemónicos que siempre han tratado de crear imperios aplastando a los Estados más débiles del sistema. Por otro lado, la famosa democracia neoliberal ignora las necesidades y derechos de la inmensa mayoría de pobres, los derechos de los extranjeros y los derechos de los que aún no han nacido. La lucha por la sobrevivencia entre Estados, es darwiniana y permanente y si este sistema continúa, en pocas décadas más, el mundo perecerá en una catastrófica confrontación nuclear que acabará con la vida humana en el planeta. (i)

 

 

Los actuales filósofos chinos señalan con fuerza que el actual sistema internacional, es muy parecido al sistema que existía en China durante la edad media de esa nación. Es decir, antes de la unificación china, que fue hecha por el primer emperador Qin en el año 221 antes de Cristo. La edad media de China, fue una terrible época que duró cientos de años y donde la guerra entre los señores feudales que se mataban unos a otros, en una cadena de tragedias interminables, provocó una miseria generalizada en todo el territorio de la China primitiva.

 

 

Afortunadamente para China, este nefasto sistema político feudal, terminó cuando el duque de Zhou, logró convencer a los otros señores feudales que el caos tenía que terminar. La política exterior del duque de Zhou se llamaba “Tianxia” que quiere decir “todos bajo un mismo cielo”. Esta nueva política estaba basada en la filosofía china clásica de Confucio, Mencius y Laozi. Estos filósofos eran totalmente contrarios a la tragedia producida por el periodo llamado el de los “Estados guerreros”. La nueva política Tianxia se entiende por algunos, como un mundo unificado por un gran país llamado “el reino del medio”. A este reino, sus numerosos vecinos lo veían como un líder que pacíficamente ofrecía sabias políticas y por esto se le otorgaba gran respeto y gustosamente se le pagaba tributos.

 

No obstante, en el siglo XXI, de acuerdo con el filósofo Zhoo Ting Yang, Tianxia es en verdad un concepto basado en la antigua visión del duque de Zhou. En aquellos años, el duque se daba cuenta que su Estado era incapaz de dominar por la fuerza a los otros numerosos Estados que componían el sistema feudal chino. Por lo tanto, este legendario líder, trató con mucha inteligencia de conseguir apoyo para su idea de unificación basándose en su alta moralidad, ética y ejemplo político. Tianxia es así una visión utópica y pacífica de armonía universal. Esta maravillosa idea, eventualmente triunfó y así el duque de Zhou fue nombrado emperador por el resto de los señores feudales, y este fue el primer emperador Qin.

 

Según el doctor Zhao esta misma gran idea (Tianxia) se puede utilizar para unificar todo el planeta en los próximos 200 años, donde toda la población mundial finalmente opta por un sólo sistema de gobierno planetario. El doctor Zhao, señala que hoy día hay necesidad tal como aquella que existía en los días del duque de Zhou y esta idea se concreta en un super Estado dominante. El doctor Zhao, no está proponiendo un nuevo orden mundial dirigido por China. Muy por el contrario, propone un sistema internacional igualitario donde no hay compulsión alguna. La nueva Tianxia, si ella llega a nacer, será por elección voluntaria. Por lo tanto, esta utópica política es un sueño distante y no es un manifiesto para implantar una política coercitiva por parte del actual Estado chino.

 

 

No obstante las ideas del doctor Zhao, los líderes actuales del partido comunista chino, piensan de otra manera. Ellos han decidido transformar Tianxia en una política concreta y real. Hu Jintao, el anterior líder supremo del partido comunista, decidió que China debe luchar por crear y dirigir una “sociedad armónica” a nivel global. Por su parte la famosa película titulada “Hero” un film épico donde se exaltan las artes marciales, usa el periodo de la gloriosa unificación Qin como un gran ejemplo a seguir para todo el planeta. Este film, se estrenó en el año 2002 y fue un gran éxito en China. La idea de Tianxia fue también usada en las olimpiadas de Beijín y el tema central de ellas fue “Un mundo un sueño”. Es así como algunos académicos occidentales piensan que la idea de Tianxia ha servido para delinear una hoja de ruta para que pronto China cree y dirija un nuevo orden mundial que reemplace el actual orden dirigido por los Estados Unidos.

 

 

En los últimos años, se han escrito numerosos libros sobre este tema y ellos han recibido una masiva aceptación popular en China y en otras partes de Asia. Uno de los más importantes libros de este tipo se titula “El Nacimiento del Estado Civilizacional” y su autor es el doctor Zhang Weiwei. El doctor Zhang argumenta que China es un país único en el mundo. Es el único Estado del planeta que amalgama y junta una antiquísima civilización con un gigantesco y poderoso país moderno. Aquí hay 8 mil años de civilización que obligan a los ciudadanos chinos a volver a sus propias raíces e historia y esto da inspiración para sus actuales normas y estándares de conducta; y este ejemplo es válido tanto para China como para todo el planeta. Un libro parecido al anterior es el del doctor Yan Xuetong. Este académico es profesor de la universidad Tsinghua de Beijing. El libro se titula “Antiguo Pensamiento Chino y Moderno Poder Chino”. En este libro se concluye que no es posible crear una nueva teoría china de las relaciones internacionales, pero sí piensa que los enormes problemas políticos del mundo chino en los años pre Qin, pudieran enriquecer la actual teoría de las relaciones internacionales. Un destacado académico británico, señaló que el doctor Yang era un neo comunista encubierto, algo parecido a los neo conservadores en Estados Unidos. Es decir, se alega que el doctor Yang es un fervoroso nacionalista chino dedicado vehementemente a destruir la actual hegemonía estadounidense. El profesor Daniel Bell, también prestigioso académico de Tsinghua, argumenta que estas críticas mal interpretan las teorías del doctor Yang. Señala que deliberadamente se ignora el enorme énfasis que se da (al igual que los filósofos del periodo pre Qin) a la importancia de la ética y de la estricta moralidad en la política. El doctor Bell concluye, que el doctor Yang sólo desea enfatizar que China es una superpotencia que trata de alcanzar un nivel de autoridad humana superior. (ii)

 

 

El mundo ve con asombro, cómo las discusiones académicas de hace sólo seis años atrás, se están empezando a concretizar en gigantescos programas específicos del actual gobierno chino. La iniciativa titulada en inglés “Belt and road initiative” o también llamada las nuevas rutas de la seda, es un primer programa destinado a crear las bases económicas de un nuevo sistema internacional dirigido por China. Hay un trabajo que muestra las graves preocupaciones de un académico estadounidense, especializado en la disciplina de las relaciones internacionales. El trabajo en referencia fue escrito por el profesor Z. Haider y se titula ¿Pueden los Estados Unidos preocuparse nuevamente de Asia? Cómo Trump debe responder a la nueva ruta de la seda.

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La iniciativa cinturón y camino (belt and road initiative) significa revivir la antiquísima ruta de la seda que unió a Asia y Europa durante muchos siglos. Esta iniciativa se ha transformado en un nuevo símbolo visible de las crecientes ambiciones chinas. Desafortunadamente, todo esto contrasta con la catastrófica decisión del presidente Trump de abandonar la Alianza Transpacífica TTP. Esta decisión significa que Trump también abandonará la oportunidad de establecer gran parte de las futuras reglas del comercio internacional. Ante todo esto, está más que claro que China ha decidido asumir el manto de liderazgo y señalar el curso y dirección de la futura economía global.

 

 

En el primer foro organizado por los chinos sobre la nueva ruta de la seda, el presidente Xi Jinping señala que era necesario construir una plataforma abierta de cooperación para mantener y desarrollar una economía global pujante. Esto mismo lo dijo en Davos, Suiza el pasado mes de enero. Irónicamente todo esto ocurrió algunos días después de que Trump decidió retirarse del tratado transpacífico. Durante dos días en Beijing, se reunieron 29 jefes de Estado y 1200 delegados de cien gobiernos participantes. Además asistieron líderes globales tales como el secretario general de la ONU, Antonio Guterres y el presidente del banco mundial, Jim Yong Kim. Todas estas personalidades mundiales discutieron y analizaron lo que el presidente Xi llamó “el gran proyecto del siglo”. Los estados Unidos fueron representados por una delegación dirigida por un funcionario menor del departamento de Estado.

 

La iniciativa, nueva ruta de la seda, es un proyecto enorme. China inicialmente piensa invertir un trillón de dólares y esta inversión financiará proyectos de infraestructura en 65 países. Cuando este gran proyecto sea terminado, el incluirá una masiva y extensa malla de carreteras y ferrocarriles de alta velocidad que unirán a China con Asia central, el medio oriente y Europa. El proyecto también incluye una serie de rutas marítimas y puertos adicionales que unirán al sureste de Asia con Europa. También se planea una ruta para unir África con Europa y otra ruta para unir América del Sur con el Caribe. 68 naciones y organizaciones internacionales ya han confirmado su participación y así han firmado acuerdos de cooperación con China. 18 países, incluyendo el Reino Unido, han decidido también cooperar en acuerdos de financiación relacionado con proyectos de este mega programa.

 

 

Naturalmente esta gigantesca empresa tiene un altísimo nivel de apoyo en Beijing. La idea es dirigida personalmente por el presidente Xi, y es coordinada por una fuerza de tarea dirigida por uno de los siete miembros del comité central del partido comunista chino. Este politburó constituye el órgano de decisiones superiores del gobierno chino. También se está implementando una gigantesca política de relaciones públicas para promover la iniciativa. Centros de pensamiento (think tanks) estatales, ya están realizando decenas de conferencias sobre el proyecto en distintas partes del mundo. Aquí la idea central es promover la cooperación con el proyecto. Esto se ha hecho en cooperación con importantes centros de pensamiento estadounidenses y esto le ha agregado una gran legitimidad al proyecto en distintos centros del poder mundial. Las intenciones finales de China son naturalmente crear una enorme área de influencia, comercio e inversiones a lo largo de Asia, África, América Latina, y Europa.

 

 

Naturalmente esto ha alarmado a académicos estadounidenses y estos con fuerza señalan que Estados Unidos debe oponerse a estas ideas chinas. Se insiste que Estados Unidos debe negar un área de influencia a China, pero al mismo tiempo Estados Unidos debería participar en el proyecto ruta de la seda sólo en aquellos aspectos que favorecen los intereses norteamericanos. Los que naturalmente son sumamente escasos. Se sugiere así una estrategia de contención y cooperación, Estados Unidos debe reaccionar antes que sea demasiado tarde. El país debe hacer sus propias inversiones en infraestructura de Asia. Esto creará puestos de trabajo en Estados Unidos y fortalecerá las alianzas con los países asiáticos amigos. Esto es crucial, pues los aliados asiáticos ya se están organizando para consolidar la alianza transpacífica sin los Estados Unidos. Se señala además que la administración Trump, por fuerza tiene que revivir la alianza transpacífica. Este es sólo un primer paso para tratar de mantener el poco control global que Estados Unidos aún tiene. Todos los aliados de los Estados Unidos en Asia han criticado severamente la absurda decisión de Trump. Norteamérica, debe también, agresivamente, promover nuevas inversiones en Asia y también transferir alta tecnología. Para esto el departamento de Estado, debería organizar giras de divulgación científica en varios países claves. También se debe conseguir un mejor acceso a Asia de parte de empresas estadounidenses. La administración Trump debería aumentar considerablemente su apoyo hacia las empresas estadounidenses ocupadas en proyectos de infraestructura y conectividad. De igual forma, se debe entrar en alianza con Japón para participar en la construcción de la infraestructura asiática. Se señala que las empresas occidentales son superiores a las chinas en calidad y competencia técnica. Todo esto ya lo está haciendo Japón con su nueva iniciativa de construcción de la infraestructura asiática alternativa. Esta idea fue financiada por Japón con 110 billones de dólares y recientemente esto se ha aumentado a 200 billones para ayudar con alta tecnología a países en desarrollo en todo el mundo. Estados Unidos debería seguir inmediatamente el ejemplo japonés.

 

 

Los Estados Unidos también deben, selectivamente y con mucho cuidado, cooperar con China en sus nuevas rutas de la seda. Se clarifica que Asia necesita inversiones en infraestructura de más de 26 trillones de dólares para el año 2030. Se argumenta que ningún país por sí solo puede emprender esta gigantesca tarea. Por lo tanto Trump no debe cortar los fondos para el desarrollo, pero desgraciadamente ya lo está haciendo y ello constituirá un verdadero suicidio estratégico. Los fondos para el desarrollo del gobierno estadounidense en los últimos años han creado grandes oportunidades para las empresas estadounidenses y esto debe seguir. Estados Unidos debe con sumo cuidado cooperar con China particularmente en Paquistán. Esto facilitará la estabilidad de ese país y esto es un objetivo muy importante para Estados Unidos. Se insiste que Estados Unidos no se puede quedar quieto mientras China pacíficamente inicia su tarea de conquistar el mundo. Se concluye señalando que Estados Unidos debe participar en la iniciativa china con suma astucia, inteligencia y cuidado. Si no actúa de esta manera Estados Unidos será relegado al margen del poder mundial y con ellos se acabarán 500 años de dominación occidental del planeta.

 

 

Es bastante poco probable que las recomendaciones del profesor Haider sean consideradas por el presidente Trump. Ya está claro que el presidente sólo se preocupa de satisfacer las necesidades de sus votantes o sea el 50% del electorado. Sus votantes son principalmente ciudadanos blancos que viven

 

 

principalmente en ciudades pequeñas y comunidades rurales. Para estos ciudadanos blancos de clase media, lo que más les interesa es recuperar la capacidad industrial de los Estados Unidos y también recuperar el estándar de vida perdido con las políticas neoliberales de los últimos 40 años. Todo esto significa reconstruir en gran parte el cinturón de fábricas y ciudades en ruinas que se extienden por el medio oeste del país. Para estos votantes, el país está primero (America first) y por lo tanto tienden a tener poderosas tendencias nacionalistas y aislacionistas. Es preciso señalar con fuerza que toda esta gran problemática relacionada con la reconstrucción de la infraestructura del país, es primera prioridad para los votantes de Trump. Todas estas enormes necesidades seguramente harán que el presidente tenga muy poco interés en participar en la gran iniciativa china. Trump sabe que si no aumenta rápida y significativamente el ingreso y el estándar de vida de la clase media blanca, seguramente no será reelecto para un segundo periodo presidencial. El país está enormemente endeudado y por lo tanto todos los ingresos disponibles tratarán de ser invertidos en reconstruir la infraestructura nacional. Este será un enorme proyecto que mantendrá la preocupación de los gobernantes estadounidenses en los próximos años. En conclusión, la férrea y determinada política de “Estados Unidos primero”, seguramente determinará que los Estados Unidos no participen en las gigantescas inversiones chinas.

 

 

Por otro lado es necesario señalar otro grave problema estadounidense. La enorme concentración de la riqueza y el ingreso nacional en una pequeñísima elite y el descontento de las masas populares están produciendo una gravísima destrucción del tejido social de los Estados Unidos. La asociatividad voluntaria y pacífica, la cohesión social y el espíritu de comunidad, se está evaporando rápidamente. La lucha ideológica entre demócratas y republicanos se ha gradualmente transformado en una lucha física donde ambos grupos ya han empezado a discutir a balazos. Todo esto quiere decir que la gravísima lucha económica entre ricos y pobres ya está empezando a pasar a una fase violenta. Si esta lucha política entre grupos opositores empeora y se transforma en lucha armada, esto cambiará radicalmente el panorama político en los Estados Unidos. Las marchas, disturbios, protestas y peleas a balazos entre ciudadanos, es la antesala o inicio de las condiciones subjetivas para un cambio social violento. De estas profundas grietas sociales entre ciudadanos de un mismo país, eventualmente nacen las revoluciones y las guerras civiles.

 

 

 

 

Es así como es crucial y vital el trabajo de zurcir el tejido social estadounidense y así recobrar mínimos niveles de solidaridad, cohesión social y verdadero espíritu de comunidad. Esta es una tarea vital que obligaría a cualquier presidente a dedicar todos sus esfuerzos y recursos para resolver este crucial y peligrosísimo problema. El presidente Trump fue electo precisamente para mejorar el estándar de vida de la clase media y remendar el tejido social con cuerdas y lazos indestructibles. América primero es un crucial grito político más importante que todo lo que ocurre en el planeta, es debido a esto que sin duda Trump tratará de dedicar todos sus esfuerzos para recuperar un mínimo de cohesión social. Cuando esta gigantesca tarea termine, la solidaridad, la cohesión social y el espíritu de comunidad, formarán una poderosa represa y esto controlará y conducirá el turbulento caudal por cursos de agua pacíficas. Cuando las grietas en la represa no se reparan, la tragedia se hace imparable y la represa colapsa. Es de esta forma como el más importante trabajo de infraestructura del presidente Trump no son los puentes, carreteras y puertos; sino que la tarea más importante e indispensable es reparar la débil y maltratada represa social. Es a esta tarea que el presidente y sus sucesores deberán dedicar sus mejores energías. Para cuando Estados Unidos termine con la reparación de su infraestructura comunitaria, las rutas de la seda, serán obras en pleno desarrollo. Para esa fecha ya será demasiado tarde para destronar a China de su nuevo rol de hegemón mundial.

 

 

 

 

F. Duque Ph.D .

Cientista Político

 

Puerto Montt

 

19 de junio de 2017

 

 

 

 

 

 

i      Para entender con claridad la decadencia de la civilización occidental, es preciso hacer un poco de historia del pensamiento socioeconómico y político de occidente. Adam Smith escribiendo en sus dos tratados más importantes (La Riqueza de las Naciones y la Teoría de los Sentimientos Morales) señala que en la evolución del Estado moderno existen tres fases muy marcadas. Primero la fase del Estado “Progresivo”, segundo la fase del Estado “estacionario” y finalmente, la fase del Estado “decadente”. La fuerza más importante que mueve la evolución del Estado de una fase a otra es la teoría de la oferta y la demanda. En el Estado progresivo, el sistema socioeconómico y político es sano y basado en una poderosa ética ciudadana. Esto quiere decir que los salarios de las masas trabajadoras son adecuados para crear una constante demanda de los bienes y servicios producidos. Los modernos empresarios siguen al pie de la letra los principios éticos y morales que señalan que los ingresos de las grandes mayorías deben ser suficiente para mantener un estándar de vida digno y adecuado para todos. Esta demanda constante es la que se transforma en un poderoso motor de desarrollo y expansión económica que beneficia a todos los sectores de la sociedad. Smith señala textualmente: “El Estado en que parece ser más feliz y soportable la condición del trabajador y la mayor parte del común del pueblo, es aquel que se llama progresivo, o aquel en que la sociedad no cesa de adelantar; siendo éste más ventajoso que aquel (Estado) que ya ha adquirido la plenitud de su riqueza. La condición del pobre es muy dura en el Estado estacionario, o en que ni adelanta y retrasa la nación. La condición del pobre es miserable en el Estado decadente. El Estado progresivo es en realidad el próspero, el alegre, el deseado por todas las clases del pueblo. El estacionario es triste; el decadente, mustio y melancólico” Ver A. Smith, The Wealth of Nations Introduction by Robert Reich. Modern Library, New York 2000, pg. 93. Luego Smith más adelante agrega las características más importantes del Estado estacionario. Señala textualmente: “Aunque el rico que posee gruesos capitales goce de la mayor seguridad, apenas sobrevive seguro el pobre y el que sólo ha podido granjear un caudal escaso, estando expuesto siempre a ser insultados con el pretexto de la justicia, por el pillaje, el robo, la estafa de los mandarines subalternos (…) En todos aquellos la opresión del pobre no puede menos de ocasionar el monopolio y la riqueza del rico, el cual engrosándose con una especie de tráfico exclusivo, podía hacer cada vez mayores ganancias” Ver Smith, ob.cit. pg. 109. A fines del siglo XIX, occidente entró en una gran crisis de degeneración ética, y ella fue llamada la época gilded. Así occidente pasó del Estado progresivo al Estado estacionario. La falta de demanda de las grandes masas populares, creó la gran crisis económica de 1910 a 1913. Y todo esto a su vez creó las condiciones suficientes y necesarias para desatar la primera guerra mundial de 1914. Entre 1918 y 1928 occidente se recuperó económicamente y curó bastante sus heridas, pero la crisis ética continuó, y los ricos una vez más se apoderaron de la

 

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mayor parte de la riqueza y este fenómeno desató la gran depresión de 1929. Algunos países como Alemania, Italia, España y Portugal, cayeron en el nivel de Estado decadente y ello produjo eventualmente el fenómeno del fascismo. En Estados Unidos gracias al liderazgo del presidente F.D. Roosevelt el país salió gradualmente de su nivel de Estado estacionario y avanzó nuevamente al nivel de Estado progresivo. Las medidas económicas del “nuevo trato” y la creación de un potente Estado de Bienestar, con su fuerte intervención en la economía, son las causas principales de esta milagrosa recuperación. Sin embargo, el fascismo europeo y japonés desataron la catastrófica segunda guerra mundial en 1939 y esto sin duda, fue el peor periodo de la historia del mundo. Más de 100 millones de personas murieron en Europa y Asia y cientos de ciudades fueron transformadas en polvo. En 1945, fin de la guerra, el mundo entero entró en la condición de Estado progresivo, ya que había que reconstruir el planeta. Por varias décadas, hasta los años 70 del siglo XX, Estados Unidos fue un vibrante Estado progresivo. No obstante, con la llegada de Nixon y Kissinger al poder, las cosas empezaron a cambiar gradualmente. Los super ricos estadounidenses, cansados de pagar impuestos, se las arreglaron para financiar generosamente universidades y centros de investigación (think tank) que se comprometieran a diseñar una alternativa tanto al comunismo como al socialismo implícito en el Estado de bienestar, impuesto por el partido demócrata desde 1933. En prestigiosos centros académicos como la Universidad de Chicago, la Universidad de California (Los Ángeles) y la Rand Corporation de Santa Mónica; se creó un nuevo modelo de gobernanza y una nueva estructura estatal llamada Estado subsidiario. De aquí nació el posteriormente llamado “Concensus de Washington” que en pocas palabras significaba la creación de un Estado neoliberal pequeño, donde el sector privado se apoderaba de las empresas estatales. Este proyecto incluía además la destrucción de las organizaciones sindicales y todas aquellas instituciones relacionadas con el modelo del Estado de bienestar. De esta forma se comenzó con una enorme transferencia de recursos de los pobres hacia los ricos. El país utilizado como conejillo de Indias para este experimento fue Chile, y luego este catastrófico modelo se trató de expandir a todo el mundo subdesarrollado. A partir de 1973, gran parte de los países en desarrollo, cayeron en el nivel de Estado decadente y así la pobreza se expandió por América Latina, África, y el sur de Asia. La Unión Soviética fue finalmente derrotada en 1990 y de esta forma Rusia, Asia central, el medio oriente y el este de Europa, también cayeron en la condición de Estado decadente. La falta de consumo y demanda de parte de las grandes masas populares del planeta crearon las condiciones para la gran recesión del año 2007 en occidente. Esta gigantesca crisis económica (de la cual aún no se sale) volvió a crear el Estado estacionario en occidente y simultáneamente creó el caos, la guerra y el terrorismo en gran parte del tercer mundo, particularmente en América Latina, África, el medio oriente, los Balcanes y el Asia central. Gradualmente, la gravísima enfermedad del sur, empezó a penetrar en el norte y ahora el terrorismo se ha expandido por Europa occidental y también los Estados Unidos. Este fenómeno de estagnación económica y terrorismo, ha creado un poderoso movimiento populista que ya se ha apoderado de Estados Unidos y amenaza con mucha fuerza a Europa occidental. Toda esta breve pero terrible historia occidental del siglo XX y primeros años del siglo XXI, es lo que ha provocado a la intelectualidad china, y ella ha producido un nuevo modelo económico político y social que piensa imponer al mundo en las próximas décadas.

 

ii      Para un buen resumen de la teoría Tianxia sírvase ver Banjan “Nothing New Under Heaven”. The Economist, June 18th. 2011, pg. 50.

 

iii     Ver Ziad Haider y su trabajo sobre China publicado en Foreign Affairs Snapshot del 23 de mayo de 2017

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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