Noviembre 16, 2024

Trump anunciará cambios en la política de Estados Unidos hacia Cuba

El presidente Donald Trump anunciará su nueva política hacia Cuba este viernes en Miami, por la que modificará varias regulaciones sobre viajes e interacciones de negocio promovidas por el gobierno de Barack Obama, pero no anulará la apertura diplomática ni cerrará todas las avenidas de inversión.

 

 

Aunque hubo preocupación de que Trump estuviera considerando revertir y posiblemente anular la iniciativa de Obama la cual había llamado un “acuerdo malo”, un intenso cabildeo del sector privado, gobernadores, y hasta agrupaciones cubanoestadunidenses a favor de la apertura ha logrado aparentemente frenar los cambios más radicales promovidos por el sector ultraconservador de Miami y políticos como el senador Marco Rubio y el representante federal Mario Díaz Balart.

Según altos funcionarios de la Casa Blanca, el enfoque es “un reajuste” para evitar enriquecer al sector militar y de inteligencia del régimen cubano, ya que “Trump desea que los beneficios le lleguen solo al pueblo cubano”.

Las medidas, explicaron, tienen el propósito de “limitar el flujo a los elementos opresores del régimen cubano”. Subrayaron que intención de Trump nunca fue anular el acuerdo, sino más bien “mejorar un acuerdo malo”.

Pero los funcionarios, en comentarios este jueves a reporteros, resaltaron el lado político interno para esta decisión. “En septiembre de 2016, Trump prometió en Miami que reajustaría la política” de lo que calificó como un “acuerdo malo…. Con esto esta cumpliendo su promesa”.

Recordaron que en esas fechas, la Organización de Veteranos de Bahía de Cochinos le otorgaron su apoyo como candidato presidencial, algo que Trump consideró “un honor”, ya que ellos se habían dedicado a “restaurar libertad y justicia” en Cuba .

De hecho, se espera que Trump anunciará y firmará su nueva política en el Teatro Manuel Artime, nombrado en honor a uno de los líderes de la Brigada 2506 que intentó invadir Cuba con el apoyo clandestino de Estados Unidos en 1961.

Nadie fuera del universo ultraconservador de Miami favorece un retorno a las políticas más severas del embargo, sino más bien todo lo contrario. En las encuestas nacionales, y hasta entre la propia comunidad cubano-estadunidense, amplias mayorías apoyan la apertura diplomática y comercial entre los dos países. La Cámara de Comercio y otras poderosas asociaciones del sector privado, las principales organizaciones de derechos humanos, organizaciones de latinos y hasta no pocos grupos de cubanoestaunidenses, ex altos funcionarios diplomáticos y militares estadunidenses entre otras poderosas fuerzas dentro de este país, no solo han aplaudido la apertura sino abogan por levantar el embargo.

Por lo tanto, el gobierno de Trump no cuenta con un amplio apoyo para revertir la histórica apertura lograda por Obama y Raúl Castro, y tal vez por eso lo define solo como un “mejoramiento” del acuerdo que es parte del legado de su antecesor.

Sin embargo, el impacto podría ser severo, pues las medidas están dedicadas a prohibir todo negocio con entidades del gobierno, sobre todo del sector militar.

GAESA, el conglomerado de empresas administrado por las fuerzas armadas, controla -según algunos expertos- un 60 por ciento de la economía formal, incluyendo el sector de turismo donde se ha concentrado buena parte de las inversiones de empresas estadunidenses en los dos años de la apertura.

Las modificaciones tienen el objetivo de fortalecer el sector privado, imponer mayor presión sobre el gobierno para ampliarlo, e impondrá mayores restricciones al turismo (el turismo está prohibido por el embargo, pero Obama había “relajado” las restricciones), reportó el Miami Herald que obtuvo un borrador de la iniciativa.

Las medidas no afectarán el embargo, no impondrán límites anteriores sobre viajes o remesas enviadas por cubanoestadunidenses, ni tampoco hay un regreso a la política migratoria anulada de “pies mojados, pies secos” que durante años permitía a inmigrantes cubanos que lograban llegar a este país, permanecer y legalizarse, reportó el rotativo esta tarde.

Se mantendrán las 12 categorías para permitir viajes de estadunidenses a la isla, pero según los altos funcionarios, individuos ya no podrán viajar sin tener que comprobar que lo hacen de manera autorizada.

Bajo las nuevas regulaciones, viajeros podrán ser sujetos a un auditoría del Departamento de Tesoro para asegurar que viajaron bajo la categorías correctas y que se apegaron a las restricciones, incluyendo no haber gastado dinero en entidades del gobierno (lo cual incluye casi todos los grandes hoteles, muchos restaurantes y foros culturales y educativos).

Se continuarán permitiendo los vuelos comerciales y los viajes por crucero.

De acuerdo con algunos expertos, las nuevas condiciones y la amenaza de auditorías podrían deprimir el turismo y también desincentivar nueva inversión de empresas estadunidenses, aun si son en actividades autorizadas.

También podrá tener un impacto negativo en turistas -en 2016 el número de visitantes estadunidenses que no son de origen cubano se dispararon un 74 por ciento (de los 4 millones de visitantes a la isla ese año, 615 mil llegaron de Estados Unidos, la mitad cubanoestadunidenses).

Más aún, la nueva directiva presidencial ordenará que el gobierno retome su posición anterior de oponerse a toda medida que llame por anular el embargo sobre Cuba en organizaciones multilaterales como Naciones Unidas.

El senador Rubio jugó un papel clave en la elaboración de la nueva política, según los funcionarios de la Casa Blanca y versiones en varios medios, junto don Díaz-Balart. De hecho, algunos observadores señalaron que solo la semana pasada, Rubio defendió a su viejo antagonista Trump en las audiencias sobre la investigación de la mano rusa en las elecciones y esfuerzos de obstrucción de esa investigación.

Trump y Rubio tuvieron encuentros hostiles durante la campaña electoral, donde el candidato le puso el apodo de “little Marco”, pero ahora parece que están unidos a nombre de los derechos humanos (en algunos países).

La política hacia Cuba -la normalización de relaciones diplomáticas y más- fue impulsada por Obama a través de órdenes ejecutivas, y por lo tanto, puede ser modificada o revertida de la misma manera. El embargo es una ley, y sólo el Congreso tiene el poder de levantarlo.

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