En el modo de producción capitalista, las clases sociales jamás actúan por sí mismas sino a través de representantes que lo hacen dentro de una escena política tanto nacional como regional e, incluso, mundial. Esos representantes —que, por el hecho de actuar en dicha escena se denominan ‘actores políticos’— pueden ser personas naturales (ministros, parlamentarios y, en general, personalidades del mundo social actuando políticamente) o jurídicas (partidos o alianzas políticas, legalmente constituidas) y personas individualmente consideradas (un sujeto particular) o personas colectivas (un movimiento social que puede o no estar organizado legalmente).
La única condición para considerarlos ‘actores políticos’ es que actúen dentro de la escena política nacional, regional o mundial, en su caso. Y representen a una clase o a una de las fracciones de las clases sociales. Lo que nos lleva a referirnos brevemente al estatuto teórico de las clases sociales[1].
BREVE RESEÑA DEL ESTATUTO TEÓRICO DE LAS CLASES SOCIALES
1. Clases y fracciones de clase sociales.
Las clases sociales dentro del modo de producción capitalista son, principalmente, dos: aquellos que tienen dinero para comprar a otro su capacidad de trabajar para él y quienes no teniendo dicha capacidad se ven obligados a vender su energía corporal para el sustento tanto propio como de su familia a otro que sí tiene el dinero para hacerlo. Por eso unos se llaman compradores de fuerza o capacidad de trabajo, en tanto los otros vendedores de esa mercancía. Porque dentro del modo de producción capitalista es el contrato de compraventa la forma de relación humana por excelencia. No cabe, en esta distinción, la separación entre ‘izquierda’ y ‘derecha’ que tanto le agrada a Norberto Bobbio.
En la rotación del capital, sin embargo, esas dos clases se fraccionan. Y puesto que la rotación del capital crea verdaderos ‘nichos’ de pertenencia o ‘nichos’ de especialidad, las clases se fraccionan cuando se radican en esos nichos. Nos explicamos. El capital rota: el dinero que se emplea para producir se transforma en ‘producto’; ese producto, cuando se entrega al comerciante para su venta, cambia de nombre y se denomina ‘mercancía’ que, una vez vendida, se convierte en ‘dinero’ que es guardado en la banca para ser entregado, nuevamente, al productor que lo transforma en producto, lo envía a otro para que sea ‘mercancía’, se transforma en ‘dinero’, y así sucesivamente. Se crean, de esa manera, especialidades dentro de la rotación del capital, porque quien fabrica un producto se denomina ‘productor’ o, también, ‘industrial’; el que vende el producto convertido en ‘mercancía’ se denomina ‘mercader’ aunque, después se le llama ‘comerciante’: finalmente, el que recibe el dinero y lo facilita, nuevamente, al productor es el ‘prestamista’ que, por otras circunstancias, adquiere el nombre de ‘banquero’ y, más tarde, ‘financista’. Así, de esa forma, la clase de los compradores de fuerza o capacidad de trabajo se separa en las tres grandes fracciones que caracterizan a ese estamento: industriales, comerciantes y banqueros. Pero este fraccionamiento no es sólo propio de aquella clase; también la clase de los vendedores de fuerza o capacidad de trabajo se separa en esas fracciones puesto que trabajan para patrones que se han dividido según sus ocupaciones. Se organizan, de ese modo, trabajadores que son de la industria, del comercio y de la banca.
En estricta teoría, cada uno de esos segmentos defiende sus intereses de clase. Repetimos: en estricta teoría. Porque las clases, así consideradas, han sido separadas ‘estructuralmente’, es decir, sólo para los efectos de determinar sus tipos e intereses; la defensa de los intereses de esas clases y/o fracciones de clase sólo se realiza por quienes toman su representación en la escena política de la nación, defensa que no siempre coincide con el interés que revela la separación estructural que hemos visto.
En efecto, las clases sociales que existen dentro del modo de producción capitalista son agrupaciones humanas con intereses contrapuestos. El interés del vendedor de fuerza o capacidad de trabajo es terminar con su condición de tal y poder gozar de su libertad para dedicarse a lo que quiere que es la protección de sí y de su familia; el interés del comprador de fuerza o capacidad de trabajo es continuar comprando la mercancía que le vende su trabajador que es la que le permite continuar con sus actividades. Hay, por consiguiente, una contradicción de intereses entre ambos actores sociales que necesariamente ha de resolverse al interior de la formación social respectiva a favor o en contra de algunos de los actores.
El problema se origina en relación a la forma de dirimirse los conflictos al interior de esa formación social porque en el modo de producción capitalista ello ocurre, como lo hemos adelantado, cuando tales intereses se enfrentan dentro de una escena política nacional, campo en el que cobran relevancia los partidos políticos.
2. Intereses de clase y ‘prácticas’ de clase
Los partidos políticos no nacen, como vulgarmente se cree, por la simple voluntad de un grupo de personas sino lo hacen para asumir la defensa de determinados intereses de clase o, más específicamente, de fracciones de clase. Cuando se organiza un partido que no responde a estos parámetros, esa estructura tiende a desaparecer con rapidez, con celeridad y son pocos los que alcanzan a explicarse tan efímera o fugaz existencia. Y es que los partidos son actores políticos, como lo son los parlamentarios, ministros de Estado y altos jefes de la burocracia estatal. Todos ellos no se encuentran en los sitiales que ocupan por simple coincidencia o simpatía sino porque representan intereses de clases y/o fracciones de clase. En uno de nuestros documentos anteriores señalábamos, al respecto:
“Los partidos no son estructuras que operan en el aire, libres, sin relación con la realidad social. Por el contrario: constituyen y representan intereses de clase y fracciones de clase que los analistas deben examinar con antelación antes de emitir sus juicios acerca de los movimientos que dichas organizaciones realizan dentro de la escena política de la nación”[2].
Por ello es que no siempre el discurso de una organización política revela el interés de clase o fracción de clase que está defendiendo su dirección y su propia militancia. Por el contrario: normalmente, existe un abismo inconmensurable entre el ‘discurso’ que está impreso en la declaración de principios de la organización, y su ‘práctica’ política o, más bien, la práctica política de su dirección y de sus agentes. Porque los actores políticos pueden decir y alegar que defienden determinados intereses de clase o fracciones de clase y, en la práctica que realizan a diario, hacer exactamente lo contrario e, incluso, renegar de su propio discurso sin jamás decirlo.
De acuerdo a lo expresado, el interés de clase de un partido u organización política e, incluso, de sus dirigentes o agentes, puede ser un interés definido estructuralmente; para los efectos de un análisis, se trata solamente de un interés teórico. El verdadero interés de clase se plasma en la ‘práctica’ política. De manera que una organización que dice defender el interés de una clase o fracción de clase puede estar, en la práctica política, haciendo exactamente lo contrario a lo que dice; en ese caso, no sólo se encuentra realizando el interés de su adversario sino traicionando su propio discurso.
3. Defensa de intereses de clases y lucha de clases
Las clases y fracciones de clase sociales defienden, pues, intereses que les son propios enfrentándose a otras clases y fracciones de clase en una disputa que para determinados sectores adquiere el carácter de una ‘lucha de clases’, denominación resistida vivamente por muchas personas que la denuestan considerándola de origen marxista. En verdad, poco interesa la terminología en estos casos. Lo único cierto es que el fenómeno existe con prescindencia de cómo quiera o no denominársele e, incluso, ignorársele. Los intereses de clase y de fracciones de clase (o grupos sociales) es lo que se manifiesta en las organizaciones que surgen a diario en cada formación social. Y, en especial, de los partidos.
En efecto, si bien los partidos se organizan para asumir la defensa de uno de los intereses sociales en pugna, experimentan, igualmente, fuertes contradicciones internas por razones que pueden derivarse de la extracción de clase de su propia militancia o por simples cuestiones de cultura. Queremos decir, aquí, con absoluta propiedad, que los partidos políticos también experimentan en su interior las contradicciones de clase propias del sistema capitalista. Digámoslo con otras palabras: en los partidos políticos hay lucha de clases como la hay en toda la sociedad. Esta lucha se manifiesta en la aparición de tendencias que se organizan para disputar la conducción en conjunto de la organización. No sucede de manera diferente a como ocurre en una sociedad con el Bloque en el Poder en donde las distintas fracciones de la clase de los compradores de fuerza o capacidad disputan la hegemonía de esa estructura a fin de conducir al conjunto social. Los partidos, como estructura propia de los estados capitalistas, tienden a reproducir las formas de organización y funcionamiento que emplean los sectores dominantes. Muchas de esas contradicciones se resuelven en los cambios de directivas y de línea política.
CANDIDATOS, PARTIDOS Y ALIANZAS
Puede suceder que un partido o una alianza de partidos presente o determine presentar un candidato a la presidencia como ha ocurrido en los casos de las alianzas ‘Chile Vamos’, ‘Nueva Mayoría’ y ‘Frente Amplio’. En esos casos, menester es analizar qué representa la alianza en conjunto.
Pero puede suceder, igualmente, que esa alianza no refleje los reales intereses de las clases o fracciones de clase que representan los demás partidos de la misma y algunos de éstos determinen presentar sus propios candidatos; también en esos casos es conveniente analizar cuál es el interés de clase que defiende el candidato separatista o ‘independiente’.
Para analizar esos casos vamos a considerar a cada uno de los candidatos que han manifestado su voluntad de competir en las justas electorales de 2017.
INTERESES QUE REPRESENTAN LOS CANDIDATOS DE LA ALIANZA ‘CHILE VAMOS’
La alianza ‘Chile Vamos’ está constituida por los partidos ‘Unión Demócrata Independiente’ UDI, ‘Renovación Nacional’ RN, ‘Partido Regionalista Independiente’ PRI y ‘Evópoli’. Se presentan, en esta coalición, tres candidatos: Sebastián Piñera, Manuel José Ossandón y Felipe Kast que han de enfrentarse en elecciones primarias. Veamos qué representan.
Sebastián Piñera. Fue proclamado por la UDI y, seguidamente, por RN. Representa, por ello, principalmente, los intereses de la fracción hegemónica del Bloque en el Poder, es decir, la banca, el poder financiero, el capital circulando libremente por la estratósfera del planeta. Las inversiones que realiza Sebastián Piñera jamás van a la industria, vale decir, a financiar la producción de objetos materiales, de productos físicos, que son los que generan plusvalor, sino al mercado de capitales. Por eso, el candidato de ‘Chile Vamos’ representa con extrema fidelidad la apropiación de plusvalor a través de los mecanismos del mercado, es decir, del agiotismo y de la transferencia a sus arcas a través del cobro de intereses, comisiones, diferencias de precios, especulación y maniobras similares. Su negocio central ha sido el de las tarjetas de crédito que constituyen la manifestación por excelencia de una forma de acumulación que se apodera del plusvalor sin realizar el mínimo esfuerzo por producirlo: la empresa más importante que posee es Bancard y algunas inmobiliarias[3]. Es, en consecuencia, también, el prototipo del sujeto que vive del trabajo de los demás, el individuo zángano, el elemento parasitario. Por lo mismo, se presenta como un sujeto contrario al pensamiento del pensamiento del actual presidente de Estados Unidos Donald Trump que representa los intereses de los sectores industriales de ese país dañados por la aplicación del neoliberalismo y cuyo ejemplo más elocuente lo representa la ciudad de Detroit. Pero representa Piñera, además, al financista internacional, al banquero internacional, al usurero planetario cuyo lema establece que el dinero no tiene patria; por eso, defenderá siempre a la banca internacional, al Banco Santander, al Banco de Boston, al BBVA, al Itaú, al Internacional, al Scotiabank.
Manuel José Ossandón. Es un candidato independiente. Renunció a RN para ir directamente a primera vuelta y competir con Piñera la presidencia del país. Representa exactamente lo que Piñera es incapaz de representar, es decir, el interés de los industriales chilenos grandes y medianos que, haciendo producir plusvalor a sus trabajadores, dependen de los vaivenes del dólar y, en consecuencia, de las comisiones bancarias y del retorno de la moneda. La defensa de esos intereses lo acerca a aquellos que defiende la DC por lo que no es posible considerar entre el candidato y los sectores nostágicos de Frei Montalva un tipo de relación más cercana, aunque éstos, prácticos por excelencia, prefieran votar por Piñera ‘para no perder el voto’. Ossandón representa a la verdadera oligarquía chilena, aquella que Piñera en modo alguno puede representar.
Felipe Kast. Pertenece a la alianza que hay entre ‘Amplitud’ y ‘Evópoli’, estructuras políticas que se organizaron fundamentalmente para defender los intereses de los empresarios medianos y pequeños y, principalmente, los intereses de los contratistas y distribuidores, que adquirieron un gran desarrollo con la aplicación del modelo económico pinochetista. Kast representa a los importadores y exportadores, actividades que adquirieron enorme importancia luego del reordenamiento que la dictadura pinochetista hizo de la industria nacional. Porque la determinación de orientar la actividad económica hacia el desarrollo de los sectores con ventajas comparativas provocó el cierre de gran cantidad de industrias nacionales cuyos productos debieron ser reemplazados por aquellos producidos en el exterior que resultaban más baratos quen los producidos en Chile. Eso provocó un drástico crecimiento de las empresas importadoras que hoy dependen también de los vaivenes de la moneda. Por eso, podemos afirmar que Kast representa a los sectores medios de la fracción comercial e industrial de la clase de los compradores de fuerza o capacidad de trabajo
Estas tres candidaturas expresan, in situ, las contradicciones principales que afectan al sector de los compradores de fuerza o capacidad de trabajo, la lucha de fracciones d clase que existe en su interior. Y la lucha es por la conducción hegemónica dentro del Bloque en el Poder; en suma, quién de aquellas dirige a la sociedad en su conjunto.
UNA CANDIDATURA FALLIDA
Puede considerarse como una candidatura ‘fallida’ la del ex ministro de Hacienda de Michelle Bachelet Andrés Velasco, que encabezara un nuevo partido (‘Ciudadanos’); junto con el partido ‘Amplitud’ que dirige la senadora Lily Pérez pretendían presentar la candidatura del primero a Presidente de la República. La resolución del SERVEL que negó la existencia del partido ‘Ciudadanos’ ha puesto fin a esa aventura; al menos, por el momento.
La representación que esa nueva coalición pretendía asumir, que era la de los grandes y medianos industriales, la hace hermanarse con la de Manuel José Ossandón. Y, tal vez, aquí ha de encontrarse la razón por la cual esta candidatura ha ‘fallado’: porque no se necesitaba otra candidatura que, teniendo objetivos más o menos similares a la de Manuel José Ossandón pudiese amenazar aquella. Constituía una expresión de la representación política que tomaba la defensa de los intereses de la fracción industrial de los compradores de fuerza o capacidad de trabajo; y ese nicho estaba ya ocupado.
INTERESES QUE REPRESENTA EL CANDIDATO DE ‘NUEVA MAYORIA’
- Cuestión previa
Una cuestión previa y que resulta necesario dilucidar es si ‘Nueva Mayoría’ existe o no realmente hoy. Porque no es desconocido el hecho que tanto la Izquierda Ciudadana IC (ex Izquierda Cristiana) como el Movimiento Amplio Social MAS, el partido Socialista PS, el partido Comunista PC, el partido Por la Democracia PPD y el partido Radical Social Demócrata PRSD han planteado la posibilidad de crear una nueva coalición que, bajo el nombre de ‘Alianza Progresista’ reemplace a la vieja ‘Nueva Mayoría’[4].
A nuestro entender, la coalición si bien formalmente sigue existiendo, su permanencia en el tiempo se encuentra supeditada a una serie de variables que solamente el transcurso del tiempo puede resolver. Y es que en el transcurso del tiempo debe suceder una serie de hechos cuya ocurrencia puede acarrear cambios en la escena política de la nación.
- Los hechos que han sucedido y que marcan un cambio de época.
Para entender lo que sucede al interior de este conglomerado no podemos dejar de considerar un conjunto de circunstancias que pueden resumirse en lo acontecido con el partido Socialista la elección de cuya nueva directiva puso en fuga al sector más conservador de esa colectividad más conocido como ‘viudas de Lagos’ e imposibilitó la proclamación del ex presidente por parte de esa tienda política.
Y es que la política no siempre se manifiesta con extrema transparencia sino hace creer o suponer otros alcances.
“En política no hay lugar para las ingenuidades. No se cambia la directiva de una organización política para continuar una línea de acción que había trazado la anterior sino para corregirla o abrogarla”,
hemos señalado nosotros en una de nuestras obras[5].
Porque hubo, hay y continúa habiendo al interior del PS una intensa lucha de clases, una poderosa lucha de clases en contra de la llamada ‘clase política’ que gobernó esa coalición desde antes del término de la dictadura. Y ello explica, en gran medida, lo que sucede en la escena política de la nación.
José Joaquín Brunner se refiere a este hecho que llama ‘recomposición del cuadro político’ aunque lo mira desde un ángulo un tanto diferente pues, tomando las ideas de Macpherson, prefiere no contaminarse con el concepto de lucha de clases —que se libra al interior de cada colectividad y dentro de la sociedad misma— y hablar de ‘disputas entre sensibilidades más liberales y conservadoras,posturas más cosmopolitas y nacionalistas, y orientaciones más proclives al individualismo posesivo o al comunitarismo’.
Señala, al respecto, el ex Mapu OC:
“A esta altura hay pocas dudas ya de que se ha puesto en marcha una recomposición del cuadro político. La progresiva disolución de la Nueva Mayoría (NM) es el síntoma más evidente, con la conformación de dos polos; un progresismo laico con reivindicaciones de izquierda tradicional y la emergencia de una corriente de centroizquierda impulsada por la DC. El surgimiento de un frente político-social de izquierda que comienza a hacer su tránsito desde la calle hacia las instituciones —del carisma profético a las rutinas burocráticas— es una siguiente señal. La disputa por las posiciones, ideologías y electores del centro agrega un tercer elemento. Finalmente, el espacio de la derecha se encuentra en disputa entre sensibilidades más liberales y conservadoras, posturas más cosmopolitas y nacionalistas, y orientaciones más proclives al individualismo posesivo (Macpherson) o al comunitarismo”[6].
- Lo que pudo ser la candidatura de ‘Nueva Mayoría’
Así, la candidatura de ‘Nueva Mayoría’ pudo ser lo que hasta el momento no sólo cree posible el Frente Amplio sino muchas otras personas: una candidatura que disputa a la representación política de las clases dominantes su derecho a administrar con mayor eficiencia el modelo heredado de la dictadura a como lo harían aquellas. En palabras más directas, a administrar el Estado como hasta ahora lo hizo esa alianza bajo el gobierno de Bachelet. Porque ‘Nueva Mayoría’ representó, en su práctica política, los intereses del gran capital, circunstancia que siempre habrá de reprochársele.
Los hechos de hoy, sin embargo, muestran algo diferente. La coalición ya no es la misma. La lucha de clases al interior no sólo del partido socialista sino de las demás colectividades que integran la alianza comienza a rendir frutos. Ha contribuido a ello la emergencia de un movimiento poderoso como lo es el Frente Amplio; pero, por sobre todo, la presencia de un candidato que recuerda los viejos valores que la coalición había olvidado, un candidato independiente que, estando dentro de la misma, se niega a aceptar una candidatura como si fuera propia de los partidos que la respaldan. Eso es un nuevo estilo. Y un nuevo estilo que debe primar en el futuro[7].
- Representación de clase y fracciones de clase sociales de la candidatura de Alejandro Guillier.
Nueva Mayoría NM aún no ha desaparecido, como ya lo señaláramos; aunque puede derivar en otra coalición (la ‘Alianza Progresista’). Y eso quiere decir que los intereses de clase que pretendía defender y para lo cual se había organizado no han cambiado. Esos intereses continúan vigentes. Por el momento. Pero pueden cambiar, no hacia una mayor defensa de los intereses empresariales sino para radicalizarse más aún. Lo que nos permite señalar que la situación de su candidato no es muy distinta a la que describiéramos en un documento anterior:
“Sin lugar a dudas, Alejandro Guillier representa la ‘Nueva Mayoría’, aunque no la misma que ha sido desprestigiada por su propia militancia y dirigencia. Guillier representa el proyecto primitivo mismo, desvirtuado por la dirigencia concertacionista en los 27 años de democracia post dictatorial. Por consiguiente, desde el punto de vista del interés de las clases sociales, dicho candidato representaría, en principio, el interés de los sectores industriales y comerciantes medios y pequeños, segmentos sociales intermedios que representan, a su vez, la DC, el PR y el PPD; luego, también, el de vastos contingentes de trabajadores tanto activos como pasivos que militan en el PS y en el PC”[8].
La diferencia con la situación anterior radica en que, al menos, dentro del partido Socialista, la lucha de clases sigue resolviéndose en contra de los sectores más reaccionarios, lucha que se extiende a la militancia de otros partidos de la coalición que se reagrupan en lo que ha dado en denominarse ‘las viudas de Lagos’ y que integran militantes de varios partidos de la NM cuyos nombres no parece necesario consignar aquí. Contrarios a la candidatura de Guillier, dominados por fuertes pasiones, parecieran estar reagrupándose en una estructura que busca ‘bajar’ la candidatura del senador de la manera que sea, intentando alianzas, incluso, con el diablo. El periódico ‘El Mercurio’ y el diario digital ‘El Libero’, que representan con fidelidad los intereses de la clase de los compradores de fuerza o capacidad de trabajo, han sido paladines de estas lides[9]. Si antes criticaban que Guillier se alzó como candidato solamente por la magia de las encuestas señalan hoy, paradojalmente, que su candidatura se está desplomando ¡porque las encuestas les son desfavorables! El argumento de las encuestas sirve, en este caso, sólo para denostar al adversario. Digamos nosotros, sin embargo, que
“La candidatura de Guillier presenta, sin embargo, una notoria diferencia con las que, anteriormente, tuvo ese conglomerado: el senador es un independiente, no milita en partido alguno manteniéndose fiel a ese principio. Lo cual le da amplia libertad de acción para adoptar sus decisiones, cualidad que ha aprovechado en cuanto a dar a conocer no sólo su pensamiento sino la voluntad que tiene de alterar ciertas prácticas nefastas dentro de ‘Nueva Mayoría’ […] Ha sido el campeón de la regionalización, materia que es muy importante para la determinación de los niveles de igualdad y desigualdad en el país; también, ha sido enfático en señalar la necesidad de realizar cambios con la activa presencia de los actores sociales involucrados en los temas más candentes, posición que lo coloca hoy como uno de los escasos defensores de la ‘participación popular’. Está consciente de la necesidad de dar un rumbo diferente a la economía dando un fuerte impulso a la industrialización, incluso fuera de las áreas que ofrecen ventajas comparativas como lo impone el modelo y ha sido honesto en reconocer que, en cuatro años, las grandes transformaciones que el país necesita y que han sido planteadas por los distintos movimientos sociales, no podrían ser realizadas en su generalidad, por lo que caracteriza a su posible Gobierno como el instrumento que abrirá el camino para aquel que, en definitiva, las hará posibles.[10]”
INTERESES QUE REPRESENTA LA CANDIDATURA DE CAROLINA GOIC
La candidatura de Carolina Goic representa, sin lugar a dudas, la los intereses que defiende la Democracia Cristiana DC que era (y es) parte del pacto ‘Nueva Mayoría’ y que, sin embargo, por razones derivadas de la resolución del PS de apoyar la candidatura de Alejandro Guillier y rechazar la de Ricardo Lagos, tomó la resolución de ir directamente a la primera vuelta presidencial. Ante el temor de ser vencida en una primaria en forma indecorosa, ha preferido optar por ir derechamente a la primera vuelta presidencial con lo que ha obligado a Guillier a recolectar firmas para asegurar su candidatura.
¿Qué hay detrás de todo eso?
En primer lugar un problema de defensa de intereses de clases y fracciones de clase sociales. La DC representa hoy no solamente a un vasto sector de profesionales, empleados y obreros —como antaño lo hacía, cuando le disputaba la CUT al partido Comunista—, sino a grandes empresarios e industriales como lo son las pesqueras, el negocio inmobiliario, las forestales y el negocio de la educación. No por algo le daba una personalidad, como la del ex presidente Lagos, suficientes garantías de tranquilidad en el sentido de proteger sus inversiones y negocios. En primer lugar.
Sin embargo, en segundo lugar, porque al igual que varios partidos de la NM, también la DC debía cuidar los cargos de Gobierno que estaba usufructuando; el ex presidente le daba esa seguridad, no así un posible gobierno de Alejandro Guillier cuyas promesas en el sentido de dar inicio a un nuevo estilo de Gobierno era visto como una velada amenaza a sus intereses. Ante ese eventual riesgo, no debía sorprender que la DC optase por el camino propio.
Pero el camino no le fue fácil. Para acometer esa tarea, hubo necesidad de doblegar la voluntad de su presidenta y luego convencerla acerca de la necesidad de adoptar esa vía. Como lo explica Max Colodro:
“Forzado por sus socios a someterse a una primaria en la que está derrotado de antemano, ahora un sector de la propia DC también dejó en claro que no está dispuesto a correr riesgos, dando inicio al sacrificio público de Carolina Goic. Así, sin eufemismos ni sutilezas la declararon en ‘interdicción’ para participar en las tratativas presidenciales y parlamentarias del oficialismo, una degradación sin precedentes que operó como crudo anticipo de lo que ese sector del partido considera ya la única opción: el apoyo a la candidatura de Alejandro Guillier”[11].
Así, la DC y Carolina Goic no representan hoy en día sino una variante de lo que también representa en el conglomerado ‘Chile Vamos’ Manuel José Ossandón. La DC hace tiempo que dejó de ser un partido representativo de parte de los vastos sectores dominados; hoy representa a un sector importante del empresariado industrial.
INTERESES QUE REPRESENTAN LOS CANDIDATOS DEL ‘FRENTE AMPLIO’.
El ‘Frente Amplio’ es una agrupación de partidos y movimientos. Son:
- Partido Ecologista Verde
- Partido Poder Ciudadano
- Partido Humanista
- Partido Igualdad
- Partido Liberal
- Izquierda Autónoma
- Izquierda Libertaria
- Revolución Democrática
- Nueva Democracia
- Movimiento Autonomista
- Movimiento Democrático Progresista
Esta colectividad presenta una rica diversidad de orígenes pues hay partidos organizados como tales para luchar por establecer un tipo de sociedad determinado como lo han manifestado el partido Humanista y el Ecologista Verde. No se plantean, sin embargo, la defensa de interés de clase alguno sino dicho interés hay que suponerlo: en realidad, muchos de estos partidos, si bien aceptan la existencia de las clases sociales, desconocen la importancia de las mismas y en algunos casos, la propia lucha de clases. En otros, la defensa del interés de alguna clase o fracción de clase se desprende del discurso de algunos de sus dirigentes; pero, por regla general, prefieren manifestarse como movimientos políticos organizados a la manera de partidos para participar en los comicios. La razón es que el concepto de ‘clase social’ es frecuentemente asociado por algunas personas como categoría marxista; dado el profundo antimarxismo que existe en la sociedad, no es extraño que la generalidad de las declaraciones de principio de algunas colectividades eluda tal expresión.
Otro hecho que colabora en esa dirección es que algunos partidos de esa coalición nacieron de la expresión limitada y específica de movimientos sociales. Porque, repitámoslo una vez más, los movimientos sociales tienen objetivos específicos e inmediatos; por lo mismo, de por sí constituyen organizaciones efímeras.
Hay manifestaciones en los partidos y movimientos que integran el Frente Amplio en torno a la idea de sustituir la sociedad actual, pero no se indica la forma de hacerlo ni cuál sería la proposición definitiva. Puede suponerse que habrá grandes reformas que podrán encontrarse en alguna parte con las que emprenda el candidato de NM, pero no es seguro.
En suma, no están claros los intereses de clase o fracciones de clase que representaría esta coalición considerada en su calidad de tal. Porque no basta decir que se pretende cambiar una constitución para dar por resuelta esa interrogante. Ni que se va a abolir el CAE o que se dará educación gratuita para todos los alumnos. Se trata de determinar qué intereses de clase o fracción de clase dominada quieren o desean representar en forma específica.
Personalmente estimo que si es en la práctica política donde se determinan verdaderamente que tipo de clases o fracciones sociales las organizaciones representan, sin lugar a dudas, el Frente Amplio representará, en sus reivindicaciones y demandas, el interés político de las clases dominadas por lo que debería ser aliado natural de los sectores que integran hoy la NM. Gústele o no a la militancia (y dirigencia) de esa colectividad. Porque es difícil que así lo estimen: los prejuicios que existen en torno a una posible alianza son, a menudo (como en este caso) más poderosos que las estimaciones. Y es que dicha alianza está hegemonizada por Revolución Democrática RD y el Movimiento Autonomista MA, partidos cuya dirigencia tiene ciertos prejuicios que no vacila en exteriorizarlos aún cuando constituyan juicios temerarios. Y es que,
“Tanto RD como MA son, fundamentalmente, estructuras cuya militancia está compuesta de estudiantes universitarios y jóvenes profesionales unidos por el descontento y la protesta social. No es casualidad que algunos analistas hayan querido hacer una analogía de esas organizaciones con lo que fue el antiguo Movimiento de Acción Popular Unitaria MAPU. Sin embargo, en estos dos casos no hay una propuesta de nueva sociedad sino más bien una reacción a los vicios de la actual, lo que no debe resultar extraño pues de esa manera nace la generalidad de las organizaciones sociales (y políticas); y por eso han querido organizarse a la manera tradicional”[12].
Faltan definiciones aún, lo que no quiere decir que no las vaya a haber en el futuro. Faltan hoy, y eso no sólo puede ser una desventaja sino la puerta de entrada para que intereses ajenos desvirtúen los objetivos que esa alianza persiguió en un determinado momento histórico. Como sucediese con gran parte de la dirigencia del MAPU y de algunos miembros del MIR.
INTERESES QUE REPRESENTA LA CANDIDATURA DE ROXANA MIRANDA
Roxana Miranda representa políticamente al partido ANDHA (Asociación Nacional de Deudores Hipotecarios). Se trata de una organización, como otras, nacida al calor de las protestas por reivindicaciones específicas; en este caso se trataba de poner fin al escandaloso problema que existió con los deudores habitacionales y las medidas tomadas por la Concertación.
Sin duda que la candidata representa un aspecto importante del interés de las clases dominadas, pero estrechamente vinculado al problema habitacional, por lo que esa circunstancia (aún cuando así no lo fuese) le resta apoyo a su candidatura, limitando su acción a la problemática de las deudas habitacionales. No hay una propuesta de sociedad, sino la reacción a un problema que nadie puede desconocer y que es necesario resolver como muchos otros que agobian a la sociedad chilena.
INTERESES QUE REPRESENTA LA CANDIDATURA DE CAROLA CANELO
Carola Canelo es una abogada independiente que ha querido participar, igualmente, en el proceso eleccionario chileno e intenta reunir las firmas necesarias para presentar su candidatura.
Pertenece a la llamada ‘clase media’ y representa exactamente al sector del cual proviene, por lo que, en términos teóricos, podríamos sindicarla como representante del interés del sector de los vendedores de fuerza o capacidad de trabajo muchos de ellos provenientes de los sectores universitarios y profesionales; incluso, algunos de ellos establecidos como empresarios por cuenta propia. Los sectores más tradicionales de la llamada ‘izquierda’ podrían calificarla de candidatura de la pequeña burguesía.
INTERESES QUE REPRESENTA LA CANDIDATURA DE FRANCO PARISI
Franco Parisi es un caso raro. Se presenta por segunda vez a la contienda electoral y, en esa oportunidad, se le acusó de estar involucrado en oscuros manejos financieros que, finalmente, terminaron con su candidatura. Representa sectores sociales similares a los de Carola Canelo, aunque esta vez ha querido involucrarse en la defensa de intereses de determinado credo religioso pues ha hecho pacto con sectores del protestantismo chileno. Parisi, sin embargo, tiene un comportamiento diferente a los demás candidatos porque, representando estructuralmente a un sector social determinado, su práctica política (la que ha mostrado desde su anterior candidatura a la fecha) le hace ponerse de lado de los sectores sociales dominantes. No es porque sí que ha tomado la defensa de los intereses de los sectores religiosos más conservadores del país. Los credos protestantes se han mostrado como los sectores más reticentes a aceptar el matrimonio de homosexuales, la propia homosexualidad, el aborto y demás políticas relacionadas con la familia. Parisi toma esa representación lo que lo acerca al Sebastián Piñera de hoy y su prédica fundamentalista.
INTERESES QUE REPRESENTA LA CANDIDATURA DE ALEJANDRO NAVARRO
Alejandro Navarro es senador y formó, hace algún tiempo atrás, el Movimiento de Acción Social MAS con el cual tuvo serias disputas, emigrando del mismo para fundar el PAIS, movimiento al que hoy pertenece.
Navarro es un fervoroso chavista y, sin lugar a dudas, le interesa representar a parte del sector de las clases y fracciones de clase dominadas del país. Se le puede asimilar —con sus debidas licencias— al movimiento de Marco Enríquez-Ominami y a los intereses de clase o fracción de clase social que éste ha buscado representar.
Su actitud, al mando de la nueva colectividad que ha creado, lo retrata más como un caudillo que dirigente político. En esa situación se encuentran varios dirigentes políticos de hoy que han organizado sus propias colectividades de las que se han transformado en representantes obligados.
INTERESES QUE REPRESENTA LA CANDIDATURA DE MARCO ENRÍQUEZ-OMINAMI
Marco Enríquez-Ominami pertenece a una familia de antiguos políticos. No representa la línea política que defendió su padre que era la insurrección armada sino ha elegido la vía electoral como forma de realizar las grandes transformaciones que Chile necesita. Representa (y desea representar) los intereses de los sectores desprotegidos de la sociedad para los cuales reclama protagonismo. Creó un partido, el partido Progresista PRO, que lo apoya en sus luchas políticas. Es, en este sentido, un candidato similar a Alejandro Navarro que también organizó un partido que lo postula como candidato. Enríquez-Ominami y Navarro se hermanan en esta forma de hacer política que más de alguien ha calificado como de ‘caudillaje’ y ambos se hermanan con Gabriel Boric y su Movimiento Autonomista que nació de la ruptura del partido Democracia Autónoma que creara junto a Andrés Fielbaum.
Su candidatura es, por ende, aliada natural de la de Nueva Mayoría, de la del Frente Amplio y de las que representan o dicen representar no solamente los intereses de los sectores más desprotegidos de la sociedad sino a la olvidada ‘clase media’.
Santiago, junio de 2017
[1]Esta materia la hemos tocado en varios de nuestros documentos. Sin embargo, dada la importancia del tema creemos conveniente profundizar en algunos de sus aspectos.
[2]Acuña Asenjo, Manuel: “Estrategia para las próximas justas electorales”, documento de abril de 2017.
[3]Nombremos aquí algunas de las empresas del ex presidente. Sus nombres revelan el tipo de actividades que desarrollan: Inversiones Futuro; Inversiones Esperanza; Inversiones y Asesorías Milenio; Agrícola y Ganadera Los Corrales; Inversora San Juan; Inmobiliaria Arenas Blancas; Hotelera Lago Ranco; Inmobiliaria El Canelo; Inmobiliaria El Mañío y Diptel, Inmobiliaria El Boldo y Vox Populi, Inversiones Totoralillo, Participaciones Futuro y Transportes Ícaro, entre otras.
[4]Redacción: “Alianza Progresista: el nombre que tienta a los partidos que respaldan a Guillier”, ‘La Tercera’, domingo 28 de mayo de 2017, pág. 16.
[5]Acuña Asenjo, Manuel: “Rol de la Democracia Cristiana en la gestación, establecimiento y consumación del Golpe Militar de 1972”, Editorial Senda/Senda Förlag i Stockholm, 2016, pág. 46.
[6]Brunner, José Joaquín: “La recomposición del cuadro político”, ‘El Líbero’, 17 de mayo de 2017.
[7]A Alejandro Guillier es el único candidato a quien se le representa su condición de independiente. Nadie lo ha hecho con Manuel José Ossandón, con Franco Parisi, con Carola Canelo, ni con el propio Sebastián Piñera. La calidad de ‘independiente’ tiene, al parecer, una grave connotación solamente en la persona del senador.
[8]Acuña Asenjo, Manuel: Id. (2).
[9]Véase el art. de Carmen Novoa “¿Y si se baja Guillier?”, publicado en ‘El Líbero’, de 25.05.17.
[10]Acuña Asenjo, Manuel: Id. (2).
[11]Colodro, Max: “Funeral anticipado”, ‘La Tercera’, domingo 23 de abril de 2017, pág. 10.
[12]Acuña Asenjo, Manuel: Id. (2).