Noviembre 16, 2024

El mal humor de Guillier y la reconstitución del Frente Amplio

Que entre Beatriz Sánchez y Alberto Mayol no se encontraron siete diferencias parece ser la noticia. En rigor no fue un intercambio de ideas, sino más bien de pensamientos complementarios. Pero ese hecho esperable no es lo trascendente.

 

Lo relevante es que esas ideas tuvieron un espacio de común vedado para zurdos, contestatarios y reclamones. Beatriz y Alberto no son los mejores exponentes de esa fauna, mejor habrían sido personas elegidas por la gente, pero algo es algo.

 

Interesante también es saber que este espacio no estará disponible para la Nueva Mayoría.

 

Y, más aún, que el candidato de la desaparecida Nueva Mayoría estará masticando todas sus broncas contra quienes lo han llevado a ser un fantasma malhumorado, torpedeado por  los que debieran ser sus incondicionales soportes en un escenario en que, como nunca, se necesita de un despliegue tan fuerte como que sea capaz de aminorar el efecto del fracasado gobierno que termina, en su candidatura.

 

Alejandro Guillier no llega a agosto. Por más que los desprestigiados partidos que lo apoyan hagan esfuerzos que más parecen muecas desesperadas que risas honestas y optimistas, no llega.

 

Y por más que se devanen los sesos tratando de juntar  las firmas necesarias para la inscripción del periodista que por tratar de no parecer político, ya no parece nada.  

 

De alcanzarse la cifra de adherentes, va a ser en medio de dificultades que no pasarán inadvertidas.

 

La guerra civil que carcome a los despojos flotantes de lo que fue la Nueva Mayoría,  se verá agudizada contra más se instale la idea en el comando de Guillier, de existir, que los verdaderos riesgos de esa cuasi candidatura están en el Frente Amplio.

 

En las bases electorales de lo que fue la Nueva Mayoría habrá una corrida hacia el Frente Amplio. Si hay un hecho indesmentible, es que un triunfo del FA en esta pasada tiene que ver con el desplome del apoyo electoral que hasta este momento ha tenido la Nueva Mayoría.

 

Así, aunque la izquierda dura tome palco tanto por las indefiniciones de Beatriz, como por sus definiciones, gran parte de los votos necesarios para llegar a competir con verdaderas opciones de ganar, van a salir del electorado, de la gente común y esperanzada de la Nueva Mayoría, que debería abandonar el barco contribuyendo a su definitivo naufragio.

 

Y contra más avance el tiempo, más se acercará la hora en que los más desesperados acudan a la carta bajo la manga: Ricardo Lagos. Y es posible que acudamos a una nominación con rasgos de canonización del ex presidente, ante el alborozo comprensible de los empresarios, los milicos y el Departamento de Estado.

 

El desplome de la Nueva Mayoría acelerado por el mal humor sombrío y pesimista de Guillier, el suicidio de Goic, y el fracaso de Bachelet, podrían llevar las cosas a que Beatriz Sánchez se alce como competidora de Piñera y de Ricardo Lagos.

 

Ese escenario debería abrir una discusión en el Frente Amplio.

 

O profundizar la discusión que ya existe:  recuperar el tiempo pedido y dar un giro estratégico en el Frente y sus candidaturas, intentando en poco tiempo hacer suyos la propuesta de los movimientos sociales y abrir un espacio para que un gran número de dirigentes gremiales, sindicales, estudiantiles, culturales, se erijan como candidatos al congreso.  Y dejar de imponer figuras a dedo.

 

Es que al Frente Amplio le faltó este paso que va a comenzar a penarle en breve. Porque no es tal la afirmación de Mayol en el sentido que este Frente nació de los movimientos sociales.

 

Nació con ocasión de la eclosión de grandes muestras de descontento, pero no del seno de esas manifestaciones ni de las organizaciones sociales ni de sus dirigentes, que mal o bien, por lo menos tuvieron las agallas de salir a las calles. Tal es que no hay entre sus más significativos voceros o candidatos, dirigentes sociales, legítimos, genuinos y prestigiados.

 

Por eso hace falta que el Frente Amplio se ofrezca y se re constituya como el brazo político electoral de la gente, de las organizaciones sociales, del Movimiento No + AFP, de los profesores y de los estudiantes.

 

Y que pueda lucir entre sus propuestas electorales a dirigentes en ejercicio, reconocidos, honestos y peleadores.

 

Hace rato que la gente común  necesita ser protagonista de lo que sucede y no el receptor pasivo de lo que decidan en otros albergues. Por muy habilosas y novedosas que sean sus figuras.

 

Y por mucho que el aburrimiento del fantasma de Guillier haga sospechar que muy pronto se va a diluir para volver a ser no se sabe muy bien qué.

 

 

 

 

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