Noviembre 16, 2024

Piñera, el PS y el Espíritu Santo

Según Piñera, Piñera no tuvo nada que ver con su compra de acciones de Exalmar (pesquera peruana) cuando era Presidente. Tampoco tuvieron que ver sus hijos, ya grandecitos y dedicados, con harta plata, a los mismos negocios que su papá. Pero Exalmar se compró y ellos lo aceptaron sin chistar… hasta ahora, 16 años después.

 

¿San Gabriel, el arcángel, no les dijo nada? Porque el importante suceso histórico viene hoy a ser muy similar a algunos de la historia sagrada que se le han adjudicado al Espíritu Santo y que éste -Dios- ha aceptado.

El Presidente del PS, un hombre normalmente serio, ha declarado que ni él ni el Partido, o sea las direcciones de los últimos años, han tenido algo que ver con las grandes operaciones económicas de carácter especulativo, muy parecidas a las de Piñera, que por varios millones se realizaron con muchas de las más importantes super empresas de este país. Que la responsabilidad ha sido de entes que ni siquiera les informa. Misterioso suceso también adjudicado, por gente atea o agnóstica, al oportuno Espíritu Santo.

En ambos casos, el divino Espíritu produjo muy buenas ganancias y siguió operando hasta que alguien descubrió el negocio y ambos beneficiados -sin devolver la plata- reconocieron el desconocimiento y “el error”.

Piñera ha afirmado que si él hubiera tenido que intervenir no habría hecho el negocio.

Como otras personas muy normales yo, hace décadas, dejé de creer en el Espíritu Santo y en otros dioses inventados por el hombre.

Creo en otras cosas.

Creo que desde el entuerto del Banco de Talca hasta hoy, los negocios y las inversiones de Sebastián Piñera, sin o con fideicomiso ciego, hechas aquí o en paraísos fiscales, y que le han significado un ingreso de unos 2.500 millones de dólares, han sido poco claras, legalmente discutibles y éticamente (aunque no ideológicamente) repudiables.

Y creo que las inversiones del Partido Socialista (llevadas adelante por “economistas” como Óscar Guillermo Garretón), sean cuales sean las ganancias (cuantiosas: unas 700 veces menos que la fortuna de Piñera), han sido en secreto para su militancia; en secreto para la ciudadanía, mandante del poder político; ideológica y políticamente repudiables, y éticamente suicidas.

Como es sabido, la inmensa mayoría de los piñeristas aceptan y aplauden las gracias financieras de su líder, de tal manera que en ese mundo las reacciones no serán negativas y las adhesiones deben continuar más o menos igual.

En el PS sin embargo las cosas van a ser muy distintas.

A pesar de su centrismo de los últimos años, de sus decisiones direccionales típicas del lumpen político, de su desfachatez ideológica, hay no pocos que creen que es el partido de Salvador Allende, de Carlos Lorca y la mayor cantidad de víctimas de la dictadura, y escuchan o cantan incluso la vieja Marsellesa, puño en alto y con fervor antioligárquico e incluso antiimperialista. Es gente de izquierda cuya dirección blandengue confió en “economistas” hace mucho tiempo identificados con lo que antes se llamaba con razón la derecha económica. Y más: “economistas” que gozan de su asociación vomitiva con el yerno de Pinochet, que se hizo rico asociado con quienes persiguieron, torturaron y mataron a sus compañeros.

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