Con la convocatoria a una Asamblea Nacional Constituyente (ANC), el presidente Nicolás Maduro ha dado un paso de gran audacia estratégica. Si resulta, colocará a la revolución bolivariana en una sólida posición ofensiva que le permitirá derrotar contundentemente la extrema violencia golpista fraguada por Washington y la derecha local.
Romperá con la deriva hacia el caos, la efusión de sangre y el derrocamiento de la revolución planificados en la operación Venezuela Freedom 2 del Comando Sur yanqui. Abrirá la puerta grande para que un torrente popular y democrático irrumpa en un revolucionario replanteo institucional. Ampliará la Constitución, como se previó por Chávez en el Plan de la Patria y en su discurso Golpe de Timón, para delinear el nuevo modelo económico pospetrolero, incorporar las grandes misiones sociales de educación, salud, vivienda, comunas y nuevos derechos, como los de la juventud.
El miércoles 3, día de la Cruz de Mayo, de enorme significado en la cultura popular venezolana desde hace dos siglos, Maduro entregó a Tibisay Lucena, presidenta del Consejo Nacional Electoral, el decreto que convoca a la Constituyente, y luego pronunció un discurso ante una multitud fervorosa de jóvenes en la Plaza Caracas que merece ser considerado de histórico por su valioso y medular contenido. Juzgue el lector.
Maduro dijo que el pueblo con su voto directo, secreto y universal decidirá el futuro de la patria en unas elecciones que se celebrarán en las próximas semanas para elegir a los representantes de la ANG. Les entrego el poder a ustedes para que decidan cuál será el destino de la patria
y agregó que el pueblo debe decir si quiere guerra o si quiere paz
, si quiere violencia o Constituyente y vida
.
También denunció la existencia de grupos armados insurreccionales opositores, que ha ordenado buscar y detener y retó a la oposición a la disputa por los 500 delegados a la ASG. ¿No querían elecciones? ¿No querían votar?, exclamó. Sin duda, la decisión del presidente ha sorprendido al adversario, que demuestra ya temor y ciega desesperación ante la noticia. Curiosamente, no hace tanto los líderes opositores más radicales exigían la convocatoria a la ANC, que ahora califican de golpe
junto a todas las corporaciones mediáticas neoliberales. Maduro emplazó al chavismo a superar su deficiente desempeño en la anterior elección parlamentaria y a asegurar la victoria de los candidatos populares.
La ANC será un gran diálogo nacional, al que se ha convocado al Congreso de la patria (agrupa a los movimientos sociales históricos), los representantes del poder público y representantes religiosos. Igualmente, a los partidos de oposición y bloques parlamentarios chavista y opositor, a los rectores de las universidades públicas y privadas, a las asociaciones indígenas, a los constituyentes que redactaron la Constitución en 1999, a los gremios empresariales, a las confederaciones y federaciones sindicales legalizadas, a los medios de comunicación social, al bloque nacional de comunas, a las federaciones y demás movimientos del sector estudiantil venezolano.
Al frente de la comisión que encabezará el diálogo con los sectores, Maduro designó al constituyente de 99 y ministro de educación Elías Jaua, experimentado combatiente y líder revolucionario. La comisión está compuesta por varias mujeres y hombres muy destacados del chavismo, en su mayoría también constituyentes.
Uno de ellos, el reconocido abogado constitucionalista Herman Escarrá, explicó que una nueva constituyente lo que busca es darle nuevos horizontes
a la de 1999. “La verdad es que en el proceso (de 99) fuimos muy ingenuos (…) nunca nos detuvimos a pensar que esta Constitución podría ser agredida, eso no pasó por nuestras mentes (…) se nos olvidó que la Constitución podría ser objeto, como ha sido objeto, de golpes de Estado y de agresiones”.
Otros dos movimientos estratégicos fundamentales de Maduro han sido la retirada de Venezuela de la moribunda OEA y reafirmar como escenario diplomático regional a la Celac, creación latino-caribeña donde hay diversidad de opiniones pero no están Estados Unidos ni Canadá y predomina el espíritu constructivo, como se constató el martes 2 en la conferencia de cancilleres de El Salvador. En la OEA era bochornoso convivir con el ambiente irrespetuoso e intervencionista prevaleciente, expresó la brillante canciller venezolana Delcy Rodríguez.
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