El ministro en visita de la Corte de Apelaciones de Santiago, Leopoldo Llanos, condenó a once agentes de la Dina por su responsabilidad en el secuestro y desaparición de dos jóvenes de 21 años, María Inés Alvarado Börgel, secretaria y Martín Elgueta Pinto, estudiante de ingeniería comercial de la Universidad de Chile.
Ambos estuvieron detenidos en Londres 38, un recinto secreto de detención y tortura ubicado en el centro de Santiago. Funcionó desde fines de 1973 hasta aproximadamente los últimos días de agosto de 1974. Llegó a tener unos sesenta detenidos que permanecían con la vista vendada, las manos amarradas, reunidos en una amplia sala desde donde eran llevados a otras dependencias “para ser interrogados y torturados con diferentes tipos de flagelación”, determinó el magistrado.
Los hechos se iniciaron en la comuna de Providencia el 15 de julio de 1974, en el departamento de Antonio Varas 240, hogar del médico veterinario de 29 años Juan Chacón Olivares (detenido desaparecido), quien vivía con su esposa Verónica Martínez y su hija Camila. Allí acogieron a Martín Elgueta y María Inés Alvarado que se habían conocido como alumnos del Liceo Manuel de Salas. Martín Elgueta, hijo del ex diputado del Partido Socialista Belarmino Elgueta había ingresado al MIR cuando era estudiante secundario y al momento de su detención era miembro del comité central. María Inés Alvarado actuaba como enlace de ese partido(1).
Ese día María Inés, Verónica y su hija Camila “salieron a comprar y como a los veinte minutos Verónica con Camila vuelven y cuentan que habían sido interceptadas por dos camionetas Chevrolet C10 cuando cruzaban Providencia y que ella había alcanzado a escapar mientras María Inés era detenida”, dijo al tribunal Antonio Osorio Olivares, sobrino del dueño de casa.
BRUTALMENTE TORTURADOS
En la tarde, dos hombres trajeron al departamento, “en andas, a María Inés. No se encontraba en condiciones físicas para caminar. Tocaron el timbre, al abrir la puerta ingresaron cerca de diez a quince personas, entre hombres y mujeres, todos armados, los que buscaban armas y dólares (…) A María Inés la dejaron sentada en la escala y pude ver que sangraba”, precisó Osorio durante la investigación.
“Cerca de las 19:30 horas, llegó al departamento Martín, yo abrí la puerta y él fue detenido inmediatamente. Después de unas horas junto a mi tío (Juan Chacón) fuimos sacados desde el departamento, quedando Verónica y Martín”, detalló. “Nos condujeron al recinto de detención ubicado detrás de la Iglesia de San Francisco. Habían unas treinta personas; al rato llegaron Verónica, Martín y mi tío Juan Chacón. Los más brutalmente torturados fueron Juan Chacón, Martín Elgueta y María Inés Alvarado”, añadió. Después de algunos días a Osorio lo llevaron a Cuatro Alamos. “En Londres 38 quedó Martín Elgueta y María Inés”, indicó.
Rafael Alvarado Börgel, hermano de María Inés, señaló que su hermana fue “llevada a la casa de su padre en Dublé Almeyda 3469, Ñuñoa, donde vivían junto a su madre Clara Börgel”. Llegó “junto a cuatro sujetos de civil que se movilizaban en una camioneta Chevrolet C10 color rojo; diciendo que su hermana estaba detenida, ingresan a su pieza a sacar ropa”, puntualizó. “Le costaba caminar y tenía sangre reseca a un costado de la boca, y se veía preocupada y asustada por la situación”, recordó. Entre quienes la llevaban reconoció al torturador Osvaldo Romo.
QUEMADA EN LA FRENTE
Al día siguiente volvieron a traer a María Inés los mismos agentes, quedando ella en la casa acompañada por dos agentes. “Los sujetos pasaron la noche en la casa y al día siguiente en la mañana vuelve Romo a buscar a María Inés, llevándola donde su hermana Ana Verónica”. Fue la última vez que la vio con vida. Estaba “muy mal físicamente, se encontraba deteriorada, y tenía una especie de mancha de quemadura en la frente”. Reconoció a Miguel Krassnoff como uno de los agentes que fue con su hermana por primera vez a la casa”, detalló Rafael. Su hermana Ana Verónica, la vio por última vez el 26 de julio. “Presentaba diversas secuelas que daban cuenta de las torturas a la que era sometida”. Entre los agentes que acompañaban a su hermana reconoció a Basclay Zapata.
Silvia Rosa Vergara Rifo fue detenida por la Dina el 20 de julio de 1974 y trasladada a Londres 38. Allí vio a María Inés. “Le decían Rayito porque tenía tintura en el pelo. La hacían lavar la loza que los guardias usaban”, aseveró Vergara.
CAMION DE LA PESQUERA ARAUCO
El testimonio judicial de Silvia Vergara fue corroborado por el conscripto Rafael de Jesús Riveros Frost, quien cumplió servicios de guardia de Londres 38 en 1974. “Los detenidos eran dejados en el primer piso vendados y sentados, había hombres y mujeres; los que llevaban más tiempo en ese lugar se ofrecían a servir comida y lavar loza”, aseguró a la justicia. “Una detenida a la que llamaban Rayito de Sol por los reflejos (tintura) que tenía en su cabello se ofreció a lavar la loza en algunas oportunidades en que yo me encontraba de turno de custodia. Esta labor no le correspondía a ellos, pero nosotros por sacarlos de la rutina que allí tenían y de las condiciones en las que se encontraban, sentados en sillas todo el día, los autorizábamos a realizar esta labor”, precisó.
Cristián Esteban van Yurick Altamirano, detenido el 12 de julio de 1974, y cuyo hermano Edwin está desaparecido, conoció a Martín y María Inés en el Liceo Manuel de Salas. Conversó con Martín, aunque “no teníamos vinculación orgánica dentro del partido, nunca trabajamos juntos”, explicó a la justicia.
Jorge Antonio Lepileo Barrios, funcionario de ejército, fue destinado al cuartel de Londres 38 como guardia. Dijo a la justicia que “los detenidos eran llevados a las oficinas que tenía cada agrupación en el segundo piso, donde eran interrogados por los mismos agentes que los traían y también intervenía (Marcelo) Moren en algunas oportunidades. Muchas veces yo los escuché gritar cuando estaban interrogando a los detenidos (…) Eran colgados de las manos y los pies -añadió- se les aplicaba electricidad. Los detenidos eran retirados por los mismos grupos operativos, quienes al parecer hacían diligencias con ellos. Había oportunidades en que llegaba al cuartel un camión de la Pesquera Arauco. Y para eso venía con una lista que le proporcionaba el Cuartel General y que se la exhibía al jefe de la parte operativa que era Marcelo Moren y este disponía a los oficiales o a los más antiguos que sacaran a los detenidos que estaban en la lista”, testimonió Lepileo.
María Cristina Olivares Castro fue detenida el 17 de julio de 1974 y llevada a Londres 38. Durante la noche se percató que “sacaban una camioneta Chevrolet en la que iban cuatro hombres, (Osvaldo) Romo y tres más; en ese momento se llevaban a María Inés”.
María Cristina no pudo constatar si volvió, ya que estuvo dos días detenida. Respecto de Martín Elgueta, lo vio “esa misma noche cuando me ordenaron que sirviera la comida a los demás detenidos, incluso Martín me pidió que le repitiera su porción”. Lo volvió a ver la mañana del 18 de julio.
“He sufrido muchas torturas, pero estoy bien de salud. Por más que me torturen no hablaré, pues nada tengo que decir”, le comentó a Olivares.
El ex dirigente del MIR Hernán Aguiló señaló que “yo estoy vivo gracias al comportamiento heroico de Martín Elgueta, ya que después que él estaba detenido, asistí a los puntos de contacto que habíamos acordado”(2).
MARTIN ELGUETA
EN CUATRO ALAMOS
Raúl Alberto Iturra Muñoz, detenido en enero de 1974 vio a Martín Elgueta en Cuatro Alamos, lugar de la Dina desde donde los detenidos podían pasar a libre plática o desaparecer. Los que sobrevivían, se reponían allí de las torturas, antes de ser reconocidos legalmente como presos políticos. Manuel José Salinas Letelier, detenido el 16 de enero de ese año también lo vio allí.
Graciela Scarlett Mathieu Loguercio fue detenida el 15 de julio de 1974, en horas de la tarde y recordó que “me sacan a la calle, me suben a una camioneta y me ponen “scotch” en los ojos, luego una venda de género. Pude escuchar que la camioneta daba muchas vueltas y en el trayecto subían a más detenidos, que no pude ver, pero con posterioridad los identifiqué como Martín Elgueta Pinto y María Inés Alvarado Börgel”.
En Londres 38 fue interrogada y torturada por Basclay Zapata. Escuchó a “Marcelo Moren Brito, que tenía una voz ronca, y a Miguel Krassnoff Martchenko quien era un agente amable en los interrogatorios, pero en definitiva era el más perverso”. Después de Londres 38 fue trasladada a Cuatro Alamos, antes del 27 de julio de 1974, donde estuvo aproximadamente una semana. “Al tercer o cuarto día que estuvo allí vio a Martín Elgueta cuando solicitó ir al baño. Al caminar a este vio a Martín a través de un ventanal, quien caminaba por un pasillo”, rememoró Mathieu.
Héctor Hernán González Osorio fue detenido el 6 de diciembre de 1974 y trasladado a Villa Grimaldi. Respecto a Martín recordó que “Miguel Krassnoff Martchenko me dijo que había pasado por el lugar. Recuerdo muy bien cuando me lo contó, porque en aquella ocasión Krassnoff me estaba golpeando y me caí al suelo y replicó: ‘Te desinflaste igual que el guatón Renato’”, puntualizó en una declaración. “Renato” era el nombre que sus compañeros daban a Martín Elgueta.
ITURRIAGA NEUMANN Y
MARTIN CIGA EN ARGENTINA
Las víctimas de la Operación Colombo fueron parte del montaje comunicacional que pretendió hacer aparecer como muertos en rencillas internas en el extranjero a 119 detenidos desaparecidos.
La Brigada de DD.HH. de la PDI informó al ministro Llanos que “de acuerdo al análisis realizado a la Operación Colombo, constituye una maniobra de guerra sicológica organizada por la Dirección de Inteligencia Nacional, con la finalidad de encubrir los secuestros de 119 personas, actualmente, detenidas desaparecidas… Esta operación se llevó a cabo en dos fases. En la primera etapa Lautaro Enrique Arancibia Clavel recibió al entonces mayor de ejército Raúl Iturriaga Neumann, agente de la Dirección de Inteligencia Nacional y lo contactó con Martín Ciga Correa, jefe del aparato de seguridad de la Milicia Militar Justicialista, para que este grupo de extrema derecha argentina hiciera aparecer los cadáveres de personas, a la fecha desconocidas, cuyos cuerpos serán utilizados para simular que correspondían a ciudadanos chilenos que habían sido secuestrados en nuestro país, situación que era negada por las autoridades de gobierno de nuestro país”, señaló el reporte de la PDI.
Respecto, al destino final de las víctimas, se incorporó al proceso el informe del subprefecto de la PDI Sandro Gaete, quien manifestó que “en una primera etapa, los prisioneros de Londres 38 eran llevados hasta Tejas Verdes en camionetas pesqueras selladas, esto hasta abril de 1974 más o menos. En una segunda etapa los cuerpos de los prisioneros habrían sido llevados hasta el Aeródromo de Tobalaba para luego ser lanzados al mar”.
LAS CONDENAS
Miguel Krassnoff Martchenko, Basclay Zapata Reyes y Risiere del Prado Altez España: 15 años y un día de presidio, como autores de los delitos reiterados de secuestro calificado y aplicación de tormentos a Alvarado y Elgueta.
César Manríquez Bravo, Nelson Paz Bustamante, José Yévenes Vergara y Osvaldo Pulgar Gallardo, 10 años y un día de presidio, como autores.
Pedro Espinoza Bravo y Orlando Manzo Durán, 7 años de presidio, en calidad de autores del secuestro calificado de Elgueta.
El agente Sergio Castillo González, 5 años y un día de presidio, en calidad de cómplice de ambos secuestros.
Raúl Iturriaga Neumann, 4 años de presidio, como cómplice del secuestro de Martín Elgueta.
CARLOS ANTONIO VERGARA
(1) Lucía Sepúlveda Ruiz. 119 de Nosotros, editorial LOM, Santiago, 2005.
(2) Idem.
Publicado en“Punto Final”, edición Nº 874, 28 de abril 2017.