Noviembre 16, 2024

Vigencia del 1 de mayo

Los derechos que hoy tenemos los trabajadores son conquistas de duras luchas, por las que muchos fueron perseguidos y algunos fueron incluso asesinados. Por esto, para conmemorar y también para movilizarnos con sentido reivindicativo, aunque no sea un día de paro, el próximo lunes no se trabaja. Las máquinas no se echan a andar el día 1o de mayo.

 

 

No olvidamos a los mártires de Chicago de la plaza Haymarket que en 1886 peleaban por el derecho a jornada laboral de 8 horas bajo el lema “ocho horas para el trabajo, ocho horas para el sueño y ocho horas para la casa”, una demanda que recibía el ataque permanente y que era calificaba de “indignante e irrespetuosa” y de “delirio de lunáticos”. En Chicago murieron trabajadores acribillados y luego, otros apresados, enjuiciados injustamente y condenados a muerte. Entre ellos el periodista August Spies de 31 años a quien José Martí, a la sazón corresponsal del diario argentino La Nación, escuchó decir caminando hacia la muerte: “La voz que vais a sofocar será más poderosa en el futuro que cuantas palabras pudiera yo decir ahora”. Tenía toda la razón.

Hoy son muchas las reivindicaciones de los y las trabajadoras chilenas. El reclamo por recuperar lo que nos pertenece se hace presente directamente en las demandas por mejorar las condiciones laborales entre las que se incluye la propuesta de disminuir la jornada laboral de 44 a 40 horas semanales; y también, estas reivindicaciones se expresan en las demandas por reformar el sistema de salud altamente privatizado para que Isapres y clínicas obtengan enormes ganancias mientras que tantos ciudadanos, en el momento de sensible mayor fragilidad, no son atendidos adecuadamente; por tener pensiones dignas y terminar con los abusos de las AFP’s que se apropian mes a mes de una gran parte de nuestros salarios; por recuperar recursos elementales como el agua que en nuestro país, de forma aberrante, está privatizada con graves consecuencia actuales para muchos compatriotas; por desmercantilizar la educación y terminar con los tristemente famosos vouchers, como el CAE, que mantienen endeudadas a tantas familias trabajadoras y jóvenes.

Ha costado avanzar en estas reformas que son tan urgentes. En las semanas recientes hemos presenciado la discusión de la reforma de educación superior y creo que para muchos de nosotros ha sido esperanzadora la convicción y valentía de los jóvenes diputados Boric, Jackson, Mirosevic y Vallejo que lograron que se haga explícito el rechazo inmediato al nefasto CAE. Es así mismo admirable la persistencia de los estudiantes organizados que sostienen la defensa de la educación como un derecho y, en la voz del presidente de la FECH, han propuesto que se condonen las deudas del CAE. Es de toda justicia. Mientras, siguen con fuerzas las presiones por mantener este mecanismo de entrega de grandes cantidades de platas públicas sin rendición de cuenta a grupos de poder que lucran. El CAE es, ni más ni menos que uno de los mecanismos inmorales que recorta el ingreso de los trabajadores y además, los endeuda.

Condonación de deudas estudiantiles, fin a los vouchers en educación, educación gratuita, así como pensiones dignas, sin AFPs, atención de salud para todos, recuperación de recursos  naturales y mejores condiciones laborales son reivindicaciones básicas que se oirán con fuerza este 1o de mayo. Los frenos a avanzar en ellas provienen de los conflictos de interés y del escandaloso cruce de dinero y política que contamina nuestra democracia.

Para este día del trabajo, de los y las trabajadoras, sus derechos, conquistas y reivindicaciones, es muy oportuno recordar y hacer nuestro el llamado que en 1991 nos hiciera el Cardenal Raúl Silva Henríquez. Es Mi sueño de Chile, dice el Cardenal: “Creo que quienes poseen más riquezas deben apoyar y ayudar a quienes menos poseen. Creo que los más fuertes no pueden desentenderse de los más débiles. Y que los más sabios deben responsabilizarse de los que permanecen en la ignorancia. La solidaridad es un imperativo urgente para nosotros. Chile debe desterrar egoísmos y ambiciones para convertirse en una patria más solidaria”.

No se trata de asistencialidad ni de caridad, se trata de derechos sociales.

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