Diciembre 26, 2024

La CIA está de duelo

Este 24 de abril del 2017 se informó que ha fallecido Agustín Edwards, histórico dueño de El Mercurio y su cadena de periódicos, singular personaje que el mismo día del triunfo electoral de Salvador Allende el 4 de septiembre de 1970 solicitó al embajador Korry de los EEUU en Chile que le facilitara un encuentro de alto nivel con el gobierno de Nixon en Washington para lo que viajó muy poco después a los EEUU de Norteamérica.

 

 

Todo funcionó, mal que mal era viejo amigo del aparataje norteamericano y así fue como el 14 de septiembre de ese año, acompañado en las gestiones por su amigo Donald Kendall, vicepresidente de la poderosa e influyente Pepsi Cola, el  empresario chileno  se reunió en el hotel Madison de Washington con el propio Henry Kissinger y con el entonces director de la CIA Richard Helms. Se transformaba así en el único chileno que en toda la historia  se haya reunido con el más alto jefe del siniestro aparato intervencionista.

Este encuentro fue reconocido por el propio Agustín Edwards al carearse con el destacado académico e investigador  norteamericano Peter Kornbluh en el proceso criminal que en su contra  y de otros golpistas se tramita ante el Ministro señor Mario Carroza en la causa rol n° 2442 – 2012 que, junto al recordado colega Alfonso Insunza presentamos por mandato de las principales agrupaciones de familiares de víctimas de la dictadura de nuestros país, la AFDD y la AFEP, de familiares de detenidos desaparecidos y de ejecutados políticos.

Aquel no fue el primer contacto del turbio personaje con la CIA y el gobierno norteamericano. La historia registra el paso de El Mercurio y los Edwards por la maquinaria golpista que en 1954 derrocó al presidente constitucional de Guatemala Jacobo Arbenz. No en vano desde los centros del poder imperial se le ha considerado como  “nuestro hombre en América Latina”        

¿Y a qué viajó tan tempranamente el año 70 este personaje si todavía no se constituía el gobierno de la Unidad Popular? 

Según las propias memorias de Henry Kissinger, jefe de  los confabulados, así como según los documentos desclasificados de la CIA, su viaje fue a reunirse directamente con la máxima jefatura de la CIA y el gobierno de Nixon a fin de ver la posibilidad de impedir la asunción efectiva de la presidencia por Allende y la Unidad Popular.

Hacía años que Edwards se vinculaba con los mandos de las FFAA chilenas por lo que podía entregar valiosos antecedentes de inteligencia a la CIA ; mal que mal dirigía la llamada Cofradía Náutica del Pacífico Sur en compañía de Toribio Merino y otros oficiales de la Armada y empresarios.

Aquel día en el hotel Madison mencionó como eventuales apoyos golpistas al general de ejército Camilo Valenzuela entonces Jefe de Operaciones en Santiago y al capitán Carlos Le May, subjefe del estado mayor de la defensa nacional. Acerca de los políticos se refirió entre otros a Francisco Bulnes y Sergio Onofre Jarpa a la vez que criticó al ex presidente Frei Montalva por considerarlo “vacilante” y más partidario de una salida política que militar. Revelan los documentos hoy conocidos que además aludió a la influencia en Chile del proceso cubano y su presidente Fidel Castro.

Aquel encuentro no trascurrió en vano. En efecto, ya al día siguiente 15 de septiembre de 1970 el entonces presidente de los EEUU, Richard Nixon, reunido con Kissinger y los mandos dela CIA decretaba las operaciones de inteligencia, económicas y militares para impedir que asuma Allende o , para el caso que el elegido por el pueblo lograra asumir, entonces “hacer chillar la economía chilena, para abrir camino a su derrocamiento.  Y, por cierto se aprobó la transferencia del primer millón de dólares para los operadores chilenos de la conspiración.

De los documentos desclasificados  de la CIA, así como de la transcripción de los llamados telefónicos de Henry Kissinger, de las propias memorias del mismo alto funcionario norteamericano al igual que del Informe Church del Senado de los EEUU y del Informe Hirschey y de publicaciones de investigadores norteamericanos de la seriedad de John Dinges y Peter Kornbluh y de libros de autores como el norteamericano Ken Dermota, queda clara la importancia y magnitud del flujo millonario de dólares que favoreció a los partidos reaccionarios de Chile y en primer término a El Mercurio y su cadena de periódicos.

La documentación acredita que específicamente a los medios de Edwards el apoyo financiero se inició con un millón seiscientos mil dólares y que en abril de 1972 la CIA entregó al Mercurio  otros  novecientos sesenta y cinco millones de dólares. El 15 de mayo del mismo año, esta vez a través de la ITT y su ejecutivo Hal Hendrix se depositó otros cien mil dólares al grupo Edwards.

Volvamos al período previo a la asunción del presidente Allende y recordemos la puesta en marcha de la conspiración ; debe registrarse entonces el cobarde asesinato del comandante en jefe del ejército René Schneider quien era, además de demócrata consecuente, un militar culto, algo nada común en ese medio. Surgieron además grupos para militares de corte claramente fascista como “Patria y Libertad” y “Comando Rolando Matus” cuyos crímenes en los años siguientes son sobradamente conocidos y por supuesto impunes.

Se puso igualmente en acción los planes para coordinar con los gremios de camioneros, los grupos empresariales, comerciantes ; es decir todos los que en el decurso del gobierno constitucional de la Unidad Popular promoverían paros prolongados y violentos así como el desabastecimiento de productos básicos.

No se detiene la presencia activa de la CIA y Edwards sólo en la promoción inicial de las acciones golpistas. Ya instalada a sangre y fuego la brutal dictadura militar la cadena de El Mercurio fue parte activa en los operativos criminales.

Recordemos a vía de ejemplo sólo un par de casos. Uno fue el del asesinato de Marta Ugarte destacada dirigente comunista. Cuando su cadáver aparece en una playa arrojada por el mar, fue presentado por la prensa de Edwards como “el suicidio de una hermosa joven despechada ” Un periodista aparece en la foto del diario La Segunda certificando como válida la versión que no era sino parte del operativo criminal. Lo cierto es que Marta Ugarte había estado en manos de la DINA, torturada brutalmente, asesinada y luego atada y subida a un helicóptero desde donde se le arrojó al mar cerca de la playa de los Molles. Según confesó ante tribunales el agente que la ató estaba tan nervioso que amarró mal su cuerpo lo que facilitó que se desatara y llegar hasta la orilla y transformarse así en la primera y dramática prueba de los procedimientos de los militares.

Otro ejemplo es el del llamado caso de los 119 en que el operativo se inicia fingiendo la existencia de falsos medios en Argentina y Brasil a los que El Mercurio y demás medios de Agustín Edwards citan  como “fuente fidedigna” para titular que esas compañeras y compañeros se habían asesinado entre ellos mismos, que era un “ajuste de cuentas”. El fatídico y grosero titular decía que “se mataron como ratones”. Los procesos judiciales posteriores en Chile y Argentina demostraron la absoluta falsedad de tales versiones y, de consiguiente, la clara condición jurídica de cómplices o encubridores de los brutales crímenes que le cabe a Edwards y al personal de sus medios.

Precisamente por estas razones fue que iniciamos el año 2012 la causa rol 2442 ya citada y que se tramita ante el Ministro señor Mario Carroza. La obligación legal que pesa sobre los tribunales es que, a lo menos, los delitos deben ser investigados. Llegará el momento de decidir si se trata o no de delitos de lesa humanidad, si hay condenados o no. Este proceso sigue, no termina con la muerte de Edwards puesto que  los inculpados son muchos. Porque la sociedad chilena necesita conocer toda la verdad y el poder judicial, en deuda por su inicial apoyo a la dictadura, así lo ha entendido al llevar adelante cerca de mil quinientos procesos  logrando algunos avances significativos.

Agustín Edwards no será condenado legalmente pero al menos lo es moralmente por chilenas y chilenos consecuentes aunque no lo sea por aquellos “demócratas” que de modo tan deplorable cedieron a los cantos de sirena de “Paz  Ciudadana” y por fotos en páginas sociales con las que el personaje intentó  blanquear su imagen. Todos sabemos de quienes hablo, están vigentes, ocupan cargos y no han ocultado su abrazo o su apretón de manos con el sujeto.

En estricto rigor, además de su familia y la ultraderecha, es la CIA la que ha perdido a uno de los suyos.

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