Vale lo que dicen las recientes encuestas como la de Criteria Research de este mes. Allí, la mayoría de los encuestados expresa que se debe “continuar y profundizar o hacer una nueva reforma educacional, tributaria y laboral”.
Lo anterior significa que el sentido profundo de las reformas deseadas es avanzar en el sentido de la justicia y la igualdad social. Las preferencias ciudadanas van contra el modelo neoliberal que Piñera promete profundizar en su programa. Tal como lo repite su equipo programático. Aunque la reciente encuesta le otorgue 33% de preferencias ( y a Guillier un 18%).
Un nuevo Gobierno para las mayorías, del Frente Amplio por ejemplo, cuya candidata Beatriz Sánchez obtiene el 11% en apenas un mes de postulación, debe apoyarse en esas expectativas para levantar un Programa de Gobierno claro y convincente. Los deseos contradictorios se disuelven con propuestas que van acompañadas de argumentos simples de comprensión y que al mismo tiempo muestran el lado demagógico o antipopular de las de los rivales.
Si algo hay que restaurar, es el sentido original de las demandas y reformas que las movilizaciones sociales han instalado. Las que las mayorías ciudadanas exigían durante el Gobierno neoliberal de Piñera, que las rechazaba, y que la Nueva Mayoría, después con Bachelet II, fue incapaz de cumplir.
¿Y por qué lo harían ahora? Si no son creíbles ni menos confiables. Guillier retomará el programa de Lagos después que éste fuera rechazado por la ciudadanía, destronado y humillado por el maquiavelismo del juego político de la NM con el Comité Central del PS.
Sin ser confrontacional las actuales campañas dan resultado si la candidata da muestra de mucha convicción y propuestas contundentes. Así se explica el alza vertiginosa del candidato francés de la izquierda social Jean-Luc Mélenchon ante la extrema derecha, las derechas neoliberales y el candidato del PS francés.
El Gobierno de Bachelet se dejó enredar por los ataques internos del ala neoliberal dura de la DC, el PS y el PPD, y por la sempiterna oposición de la derecha piñerista y pinochetista a todo cambio que implique avanzar por mejorar las condiciones de vida del pueblo chileno. Recordemos: los técnicos de Bachelet y Peñailillo (la G90) improvisaron y terminaron por consensuar con la derecha y la DC. Quedaron los neoliberales Valdés y Eyzaguirre para recomponer el consenso neoliberal.
Si la demanda original en educación fue prohibir el lucro, instalar la gratuidad con calidad y que sea pública, esto significa ahora convencer que así se hará; que es técnicamente posible hacerlo y que las platas estarán para ello (*). Y medidas pedagógicas concretas, como dos profesores en las clases de primaria de las escuelas de la red pública pueden aplicarse. Para reforzar a los alumnos/as en dificultad (lo acaba de implementar el Gobierno de Québec en sus escuelas, con alumnos de alto rendimiento en la prueba internacional PISA).
Por su parte, la exigencia tributaria significaba recaudar los dineros necesarios para financiar las políticas públicas y los derechos sociales como el anterior (en educación) y un sistema de salud también público y de primera calidad. Esto implica que un nuevo Gobierno invierta en lo social.
Que en su política fiscal, se haga cargo de una Nueva Reforma Tributaria de claro carácter progresivo:. Cabe repetirlo: los que poseen fortunas, grandes patrimonios, ganan mucho y disponen de cuantiosos montos escondidos en paraísos fiscales deben pagar muchísimo más. Hay que pensar en el desarrollo social del país, en inversión pública, en infraestructura para crear empleos, en innovación tecnológica (universidades, institutos técnicos, investigación académica) y no sólo en el “crecimiento” productivo que, como sabemos, concentra la riqueza en una ínfima minoría.
Por ejemplo, puede aplicarse una escala impositiva de 10 niveles donde los 3 primeros lugares paguen el doble de lo actual y los tres últimos no tributen.
Y la reforma laboral exigida debe garantizar que los trabajadores negocien sus condiciones de trabajo de igual a igual con los empresarios. Equilibrar la balanza que hoy aventaja a los empleadores. Distribuir el poder es darle más poder a los sindicatos para negociar las condiciones de trabajo, hacer realmente efectiva la huelga y reforzar la democracia sindical; que se pueda negociar por rama, en grande y también controlar las cúpulas sindicales corruptas.
Las 40 horas semanales son justas (¿y por qué no 35?). Todos los estudios muestran que se trabaja mejor (productividad) si aumenta el tiempo libre.
A lo que se agrega como demanda un sistema de reparto previsional que ni Piñera ni Guillier harán. La respuesta a un modelo de pensiones dignas la ha dado la coalición NO+AFP.
Y un plebiscito para poder elegir una Asamblea Constituyente que redacte una Nueva Constitución. Que en alguna de sus cláusulas impida la reelección de los parlamentarios para evitar que hagan carrera política, y reducirles los sueldos a la mitad. Así como penalizar la corrupción con cárcel.
La mirada ecológica debe abordar de frente el tema del capitalismo extractivista depredador en este siglo y un nuevo modelo económico con una área de economía solidaria (implementada en algunos países de la OCDE). Hay que romper con el silencio impuesto por el neoliberalismo acerca de estos temas y conceptos.
Las cuestiones de igualdad de género, de combate contra la corrupción y la captura de la política por el dinero, junto con la recuperación del poder ciudadano en iniciativas legales (plebiscitos revocatorios de medio mandato) deben estar presentes en todo debate político pues el futuro de la democracia como forma de gobierno, la humanidad y la paz social lo exigen.
Si el Frente Amplio quiere pasar a segunda vuelta, su candidata o candidato debe ser asertiva/o y convincente con respecto a las expectativas ciudadanasexpresadas en las encuestas y otras más históricas. Así como en estos nuevos temas democráticos y civilizatorios de alta sensibilidad en el milenio.
Por Leopoldo Lavín Mujica
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(*) La educación gratuita es para todos, por eso los ricos deben tributar más. Se trata de aumentar el impuesto a pagar en las sucesiones (herencias) y patrimonio. Sus hijos recibirán en cambio educación pública gratuita y se iniciarían a la cultura democrática de la igualdad social.