Noviembre 15, 2024

Los socialistas: de rabiosos jacobinos a termidorianos lobistas

Marmaduke Grove, fundador del Partido Socialista chileno, amenazaba con colgar a todos los burgueses en los faroles de la capital. Mi abuelo, Rafael Luis Gumucio  Vergara, al referirse a este “peligroso” revolucionario, decía ante el senado, en 1934: “En un banco de la Alameda tomará el sol un anciano de aspecto agradable y bondadoso. Llamará al barquillero y les repartirá barquillos a unos niños que juegan cerca de él. Pasarán dos transeúntes y uno le dirá al otro: ´Ese  viejito es Grove, que antes hacía revolución´”.

 

 

El extinto y ex redactor de El Clarín, Eugenio Lira Massi, autor de La cueva del Senado y los 45 senadores y La Cámara y los 147 a dieta, en estas dos obras describió, a la perfección, a los socialistas: “El militante socialista es generalmente un amargado y le pega a los sentimientos, y le pega también un poco al desaseo” frase que los retrataba muy bien. Más adelante expresaba que “los senadores socialistas eran todos rabiosos y amargados, como si tuvieran molestias en los pies a causa de los zapatos estrechos”.

Sobre los parlamentarios escribía: “Los honorables parlamentarios son gente común y corriente, un poco más solemnes que el resto de los mortales, pero como ellos, necesitan de todos los utensilios y artefactos para llevar una vida placentera (…) Siempre he dicho que las cosas se conocen por baño. Que es la dependencia fundamental de todo hogar y también lo es de la Cámara de Diputados (…) (que) nos revela que estamos en presencia de ´nuevos ricos´(…) Hay por ejemplo una especie de lavatorio sumamente chico donde no caben ni las manos y que no tienen tampoco por qué caber, porque es simplemente para ´enjuagarse la boca´ y hacer gárgaras. Siempre está listo un vasito con un elixir que, según el laboratorio que lo fabrica, es para desinfectar la cavidad bucal, pero que los honorables parlamentarios ocupan preferentemente para borrar los rastros de alguna indigestión alcohólica o, para decirlo más claramente, para disimular la  caña…”

De mi infancia tengo el mejor recuerdo del baño de los parlamentarios: tenía unos bidés a la francesa y se podía orinar democráticamente con oradores que admirábamos en el hemiciclo, (para un niño, los políticos eran unos verdaderos gigantes, como unos Cicerones, unos Julios César, unos Napoleones, en contraste con el mundo actual en que los miramos como mediocres, codiciosos, aprovechadores e infelices).

Volviendo al tema que nos atañe, el Partido Socialista, es cierto que ha resultado privilegiado con la indemnización estatal sobre los locales usurpados por la dictadura de Pinochet y que, a su vez, han logrado el más alto número de re fichajes de militantes, según la ley electoral actual, sin embargo, hace mucho tiempo que dejaron de ser los rabiosos jacobinos comprometidos, que incluso, dificultaron la labor del gobierno de la Unidad Popular con su verborrea ultraizquierdista, hoy se han convertido en caballeros termidorianos, es decir, han pasado de gritones revolucionarios a gente muy moderada, dedicada a los negocios y grandes lobistas. Qué razón tenía el “pelucón” alemán – Karl Marx – cuando decía que la condición económica determinaba la conciencia, cuando un hijo de panadero, como Camilo Escalona, por ejemplo, se convierte en padre conscripto, termina siendo el mejor servidor de la burguesía. Nada peor que los pobres que devienen en millonarios, sobre todo cuando se enriquecen gracias a los dineros fiscales.

Los precandidatos a la presidencia de la república, José Miguel Insulza y Fernando Atria, ingenuamente pensaron que los miembros del Comité Central del Partido Socialista utilizarían como procedimiento para elegir al candidato la consulta a la base del partido, como sería lo lógico en una democracia. Con mucha razón la ex presidenta del conglomerado, Isabel Allende, sostuvo que ninguna de los dos candidatos atraía, ni siquiera, a su familia; así el figurón Insulza quedó con los crespos hechos, pues la directiva tomó la decisión de que sólo el Comité Central elegiría al candidato del Partido.

Hay que ser muy de las chacras para creer que ese Comité Central va a elegir a Alejandro Guillier – candidato que ni siquiera milita en ese Partido – en consecuencia es evidente que toda esta maroma, cuyas víctimas principales han sido Insulza y Atria, está destinada a proclamar al ex Presidente Ricardo Lagos Escobar – mal que mal, tiene doble militancia (PPD-PS) -. Todas estas peripecias son tan ridículas que sólo demuestran la decadencia del socialismo, no sólo en Chile, sino que también en el resto del mundo. De la orgullosa socialdemocracia de comienzos  del siglo XX no queda ningún vestigio; el rezago es un oportunismo termidoriano.

Rafael Luis Gumucio Rivas (El Viejo)

06/04/2017

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