No habrá consulta ciudadana para elegir el candidato presidencial del Partido Socialista de Chile. Métodos abiertamente reñidos con la democracia partidaria se instalaron en el partido de Salvador Allende Gossens. Aunque el PS no puede ufanarse de ser un modelo de prácticas democráticas, su actual Comité Central fue formal: acordó no realizar la consulta del 23 de abril que había sido adoptada el 26 de marzo pasado.
Es así como será el Comité Central del PS, encabezado por una nueva directiva, con Álvaro Elizalde de presidente, el que defina el candidato entre Guillier y Lagos el 8 o 15 de abril.
Elizalde fue el candidato ganador de la tendencia Unidad Socialista. Insulza, el precandidato se acomodó sin problemas a la decisión en nombre de la “obediencia partidaria” y para que la acatara se habló de una senaduría para él. O de un rol protagónico en las futuras carteras.
Los socialistas están preocupados. Temen perder protagonismo en la definición del candidato. Pero un motivo de fondo, y no el menor, es ser desalojados del aparato del Estado por otro gobierno (en la ocurrencia de la ultraderecha o por el Frente Amplio), y perder tantos puestos, privilegios y prebendas ministeriales. Fue la razón por la cual decidieron no realizar una consulta.
El gran perjudicado es Fernando Atria y su corriente; quienes creyeron que era posible confiar en las instancias partidarias. Los partidarios del constitucionalista fueron barridos del escenario interno por la dupla Escalona-Elizalde. Estos serían los “padrinos” del PS según Atria, en clara alusión de éste en twitter a comportamientos mafiosos.
Fernando Atria con razón acusó el golpe y denunció la maniobra en estos términos en comunicado difundido el domingo pasado: “Los lotes que se han apoderado del Partido Socialista han demostrado que desconfían de sus bases; han mostrado su indiferencia frente a las resoluciones del Congreso: han demostrado que la única política es la de la “cocina”, esto es de poner por encima de las ideas y programa la sed de poder”
Atria reconoce coincidencias estratégicas con las posiciones antineoliberales del Frente Amplio en proceso de construcción programática y partidaria. Pero no sabe si la mejor opción de poder sigue siendo la Nueva Mayoría. El camino al infierno está pavimentado de indecisiones.
Por Leopoldo Lavín Mujica