El abogado y ex Juez español estuvo en Chile ofreciendo una conferencia en el enorme y majestuoso salón de Congreso Pleno en Santiago. El jurista Garzón es determinante para entender parte significativa de la historia judicial y política de Chile de 1998 en adelante.
En el seminario organizado por la Comisión Chilena de Derechos Humanos se pudo sentir, Garzón lo dijo explicitamente, la ausencia/presencia del abogado Joan Garcés.
La transición a la democracia chilena, aún inconclusa, se pactó explicita pero secretamente con la dictadura. Los aspectos más impresentables del acuerdo se pudieron colegir de la actitud real de los “demócratas” que habían “sacado” del gobierno a Pinochet o de “lapsus” verbales”.
Patricio Aylwin se fue de lengua con un “justicia en la medida de lo posible”. Lo posible para este ex golpista era muy poco; nada o casi nada.El mensaje se escuchó muy claro en los dóciles y oportunistas tribunales chilenos.
Hasta el viernes 10 de Octubre de 1998 en que Baltazar Garzón despachó la orden de arresto en contra de Pinochet la realidad en Chile estaba cubierta por un manto, de oportunismo y cinismo colosal.
Estábamos en democracia, nuestro país daba lecciones internacionales en el tema pero lo real era que: ningún violador a los DDHH estaba preso, los tribunales civiles mandaban las denuncias a la “justicia militar”, se aplicaba, contra todo derecho, la prescripción a crímenes de lesa humanidad. Los tribunales chilenos amparaban la impunidad total. El gobierno se hacía el leso con rasgos de complicidad.
Pinochet disfrutaba de una cómoda estancia en la sociedad y el 11 de Marzo del mismo año había sumido como senador vitalicio, de por vida y sin ser elegido.El senador Andrés Zaldivar le dió una zalamera bienvenida al congreso en la que no se ocultaba su afán de congraciarse con el ex dictador.
La orden de detención del juez Garzón lo iluminó todo, cada cual tuvo que instalarse en el lugar de su ubicación real en el escenario político chileno.
Pinochet, al momento de su detención . lo relató Garzón – expresó su real percepción de la realidad, cuando exclamó ” Quien se atreve a a detenerme?, ante la respuesta de que era un juez español, exclamó odioso y confundido , ah, el comunista de mierda de Joan Garcés”.
El gobierno de Eduardo Frei cerró filas , sorpresivamente para los ingenuos, con el dictador. El entonces canciller José Miguel Insulza y luego Juan Gabriel Valdés , ambos de los registros de una organización que se autodenomina socialista, intervinieron con vehemencia solicitando la libertad del ex dictador. Lo mismo hizo Sebastián Piñera en encendido discurso callejero, la UDI para que decir.
Ricardo Nuñez a la sazón senador socialista fué humillado públicamente en un programa de televisión por un agresivo Pablo Longueira ( hoy formalizado por fraude al fisco), no tuvo virilidad ni siquiera para defender su honor, que ibamos a esperar que defendiera a los caídos, soportó con el estocismo del mejor yanacona todos los insultos de don Pablo.
Los “socialistas” fueron a Londres a responsabilizar a los socialistas ingleses si la detención de Pinochet perjudicaba la democracia chilena en que ellos se estaban llenado los bolsillos.
La detención de Pinochet duró 503 días, al final los cancilleres socialistas obtuvieron su libertad bajo pretexto de que Pinochet estaba enfermo. El dictador al llegar al aeropuerto de Santiago se burló de esos tilingos de sueldo fiscal levantándose de la silla de rueda en que posaba sus supuestas enfermedades.
Pero judicialmente las cosas cambiaron , cesó la aplicación de la prescripción, los jueces de dedicación exclusiva empezaron lentamente , pero al fin a investigar y las sanciones se han venido dando con el esfuerzo de familiares y abnegados abogados y periodistas.
Nada de eso habría sido posible sin la inteligencia y firmeza jurídica de Baltasar Garzón y Joan Garcés, hombres que honran nuestra profesión.
ROBERTO AVILA TOLEDO
ABOGADO